Pruebas de vestidos, medidas, visitas a un lado y al otro.
Ajustes de detalles, modificaciones.
Miranda acompañó a Florencia en la semana para que le tomarán las medidas.
Y Dulce fue la invitada especial de Jazmín en ello.
Ambas por separado habían reservado hora en distintos días, el único lugar donde no querían cruzarse por nada del mundo era en el momento en que estuvieran en el proceso en que poco a poco dentro de ese mes, el vestido fuese tomando forma.
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La chica le diseñó un boceto de lo que sería finalizado o al menos si la morocha no decidía cambiarle nada, y se los mostró.
F- y qué me decís hermana?
M- ohh!! Me encanta! Te lo imagino perfecto puesto.
F- si? Ami me encanta así! Quizás varíe algún mínimo detalle!
M- jajaja mínimo? Con lo impredecible que sos no dudo que al final hagas un cambio radical.
F- jaja
La chica las miraba divertida.
M- Mirando a la muchacha...
No te quiero asustar pero quizás la próxima cambie más de una cosa jaja.
Chica- No se preocupen es normal nunca es definitivo de primera, y de última ya estoy más que acostumbrada.
F- ufff menos mal, le dijo juntando sus manos.
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En la semana habían estado comiendo en la casa de la abuela de la pelirroja, Dulce les mostró fotos de su casamiento, fotos que estaban bastante desgastadas pero que aún se dejaban ver.
Cada detalle de la conversación cómo le brillaban los ojitos al recordar a su esposo, ese encanto particular para hablar que tenía esa mujer, hicieron que ambas pudieran adentrarse con facilidad en aquél día como si pudiesen visualizarlo a pesar de no haberlo presenciado, la pelirroja había escuchado muchas veces hablar a su abuela de su vida pero cada vez que volvía a contarlo se maravillaba con algún detalle nuevo, nunca se aburririas de aquellos recuerdos y ambas se sorprendían con la memoria tan clara que conservaba de esa época.
También habían compartido cena en casa de los papás de la bajita.
A la pelirroja se le pasaba volando el tiempo en aquella casa, se divertían todos juntos hasta las tantas de la madrugada.
Cada vez ese mes se hacía menos mes y se transformaba en días en escasos días y algunas cosas todavía no estaban del todo resueltas.
Intentaban no agobiarse para disfrutar cada instante al máximo.
Ambas chicas ya habían salido de su trabajo y esta vez decidieron ir a recorrer la ciudad que en la tardecita ya comenzaba a adornarse de luces.
Cerca de allí había un lago pequeño, donde siempre se llenaba de gente que iba a sentarse por las tardes a tomar mate o en la noche a disfrutar de un cielo estrellado viendo ese mismo lago iluminarse con los faroles de alrededor.
Las dos se acomodaron en el pasto.
F- Jaz decís que llegamos con todo?
Jaz- SII!! Estoy segura que si!
F- No Sé tal vez deberíamos haber sacado fecha en dos meses, creo que un mes nos queda muy corto.
Jazmín quedó pensativa y luego de unos segundos contesto..
Jaz- Si tal vez no contamos con que los preparativos fueran a ser tantos para un mes pero se que vamos a llegar!
F- Ojalá, sino que hacemos?
Jaz- Yo me caso igual te voy avisando, le dijo riéndose y peinandole el mechón a la de ojos cafés.
F- Obviamente yo no tengo dudas pero si nos queda todo por la mitad.
La de ojos verdes se levantó de su lugar y se colocó detrás de la de rulos rodeándola con las piernas y los brazos.
Jaz- tranquila amor vamos a llegar.
La pelirroja sentía que Flor había quedado preocupada su silencio era diferente al de siempre, inclinó un poco su cara hacia la derecha y la miró de costado tocando sutilmente la punta de su nariz.
Volvió entonces a levantarse haciendo que la bajita la observará y se colocó a su lado como al principio, tomó una piedrita en su costado y la lanzó al lago, miró a la bajita con una sonrisa.
Jaz- Haber si me ganas!!! Haber quien llega más lejos.
Enseguida Flor busco una piedra.
Jaz-Flor- Contaron al mismo tiempo
Uno,dos,tres.
F- Ehhh!!! Te gané!
Jaz- ok está bien! Pero yo también lo hice!
F- Cállate!!! Le decía codeandola y riendo, yo más bien creo que vos perdistes.
Jaz- Perdí en este juego pero gane algo infinidades de veces más importante!!!
F- Que??? Le pregunto riendo.
Jaz- Esa belleza que se dibuja justo ahí cuando te reís, le señaló su boca.
La sonrisa de Florencia creció más.
Jaz- No hay nada que me guste más que verte sonreír, reír si sos feliz yo soy feliz.
La bajita roto el movimiento hacia su izquierda para quedar sentada mirando a la de cabello naranja.
No borro aquella sonrisa la mantuvo mientras estudiaba por millonésima vez sus ojos verdes.
Cada vez que la bajita se disponía a hacer aquello la pelirroja se tomaba el tiempo también de dedicarle la mirada para que la de rizos los observará cuanto quisiera y porque era la oportunidad para ella también de mirarlos y siempre encontraba en sus ojos cafés miles de encantos más y pensaba cómo era posible que la belleza de sus ojos fuera tan infinita.
Su sonrisa desaparecía para darle paso a aquel gestó de quién mira aquello que l da paz, Jazmín conocía bien esa cara y la ternura la recorría, ese pestañear de la morocha que se relentizaba tenía sus ojos bien abiertos no quería perderse un solo gesto, su respiración era tan calma.
Y el instante era tan suave y la noche las rodeaba.
Esa certeza compartida de que esas dos almas se entendian, no se comprendían sólo en sus largas conversaciones, estaban conectadas, podían correr la vuelta entera al reloj sólo divagando en la otra y siempre surgía nueva información.
Y esa sensación como si fuera de nervios en la panza de sentir que su conexión era interminable, honesta, mágica.
La bajita se las arregló para desenroscar sus piernas acomodadas y se trasladó hacía ella, que viendo su movimiento dejó espacio entre sus piernas largas y la espero con los brazos llenos de ansias por atraparla con dulzura.
Mínimos movimientos y ya la de rulos se encontraba cobijada entre la de ojos verdes que daba caricias a su espalda pequeña y sostenía su cabeza.
La noche era cálida no hacía frío y sin embargo Florencia se abrigaba más en ella, aquél calor jamás estaba demás.
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Los días habían transcurrido como agua, tanto así que dieron la bienvenida a aquel día tan especial aquél que dos corazones esperaban con tantas ganas como jamás habían esperado algo.
Flor despertaba a las siete en punto en casa de sus papás y Jazmín en cada de Dulce podría haberlo hecho también en casa de sus padres pero esa gigante debilidad que sentía por su abuela no la hizo dudar en su elección.
La pelirroja había despertado treinta minutos antes de las siete.
Trato de descansar como pudo en un sueño entrecortado como si fuese un bebé que se despierta cada cierto tiempo.
Imaginaba, imaginaba y aunque quisiera su cabeza estaba tan despierta como nunca mentiría si dijera que se sentía cansada, está mañana se había levantado de un solo salto, enérgica, había recogido su largo pelo naranja y se lo entrevero en un moño sin ninguna coleta, antes de pasar al cuarto de baño bajo a las corridas a desayunar, fue al cuarto de Dulce porque no vio movimiento en la casa y efectivamente su abuela aún dormía, su intención en un principio había sido despertarla como cuando era niña y se desparramaba hundiendo el colchón con su cuerpo para que aquella la sintiera.
Pero mejor decidió preparar el desayuno para las dos, aunque sabía que su abuela muy probablemente iba a despertar lamentada por no haber sido ella quién la despertara con todo pronto por este día.
A Flor la despertaron sus padres junto con Miranda que había decidido quedarse en la casa para estar con su hermana para lo que necesitara, por si acaso se le ocurría dormirse la conocían bien y sabían que a la mínima oportunidad que tuviera la bajita de dormir un poco más sacaría partido.
Pero en un día como hoy que le costó conciliar el sueño y podría haber despertado tarde por esto mismo agradeció tener a toda su familia como despertador.
Desayunaron cada una por su lado con varios minutos de diferencia, las dos teniendo en mente a la otra.
Envueltas en una mañana como ninguna otra, a las corridas entre horarios de peluquería, hora pautada bastante antes por si hubiese que arreglar algo de sus vestidos para el civil, las dos miraban cada cierto tiempo sus celulares con todas las ganas de llamarse, pero tenían que hacer un esfuerzo era tan solo por hoy.
El civil sería a las cinco y media por lo que estaban en un acelere, a la bajita le tocaba peluquería a las tres donde se encargarían de su cabello, uñas y demás y la alta debía estar a las cuatro y cuarto.
Cómo el civil sería sencillo la de ojos marrones pidió que mantuvieran sus rulos, tenía varios ruleros en la cabeza un tanto más pequeños que los normales para que le quedarán bucles muy grandes.
Allí estaba sentada en la silla rotable frente al espejo mientras la muchacha se encargaría de traer el maquillaje necesario para encargarse de su rostro.
Tenía su cara en primera plana frente a aquel espejo largo recorrió su cara con la mirada y se quedó en sus ojos, se miró como si mirará a otra persona en intentará ver algo más en esa mirada, se veían justo como creía, reflejaban exacto lo que sentía por dentro.
Veía tantas cosas lindas, veía a una mujer orgullosa de sí misma por haberse permitido entrar en aquél mundo de emociones que para ella fue diferente en un principio por todo lo que conllevaba.
Y se sonrió a sí misma, bajo la mirada jugó con sus dedos y volvió al espejo, y todas las otras cosas que veía en ellos la hicieron suspirar.La chica finalmente volvió con el nécessaire repleto de cosas y con amabilidad le iba explicando cuál era la idea para el maquillaje y le consultó entonces a la bajita si quería o le parecía cambiar algo de él.
Flor dio el ok, porque aquel estilo le parecía el correcto para este momento.
La pelirroja se movía en frente al espejo de la tienda, viendo cada detalle del vestido que era bastante básico comparado con el que usaría en el casamiento.
Sonrió porque vérselo puesto le generaba muchas cosas, se dio vuelta para que entonces sus padres y su abuela pudieran verla bien.
Los tres la miraban con amor, para ellos no podia estar mas hermosa y así era!
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La magia de encontrarte
RomantikDos chicas llenas de vida e ilusiones que tienen que encontrarse para descubrir cosas que no conocían y hacer de sus vidas la mejor aventura