Beso en traslado

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La magia de sus ojos chinos siempre estaba, en cada momento en cada hora, nunca se perdía y siempre la miraba de esa manera especial, y la mirada de Flor enternecia a la persona de enfrente, persona pelirroja que tocaba el mechón delantero con suavidad, esa suavidad tenía la velocidad casi nula, propia de la tranquilidad que le daba mirar sus ojos amarronados.
Esa mirada que para Jazmín la bajita podía convertirla en lo que quisiera, habían momentos que miraba con la nobleza de una niña, a veces cuando se miraban a los ojos en alguna situación sentía que en ellos dos todo era simple, y sin embargo estaba segura que estaban llenos de cosas, de información.
Pero miraba de manera simple.
No es que la alta las viera de manera irreal, pero apostaba con la seguridad más grande que ese pestañeo que la de rulos hacía ventilaba por el aire toda la magia de sus ojos.

Era la tienda más llena de cosas de bebes que había visto, y claro se dijo a sí misma y se rió mirando a la pelirroja aunque ella no supiera porque se estaba riendo.

Pero la alta le sonrió, el hecho de que viera a Flor hacerlo le contagiaba una sonrisa a ella.

Iban a comprar aquellas cosas de bebés que fuera tanto para nena como nene.

Le peino hacia arriba el cerquillo y le dio una caricia en la frente, su cara se estaba haciendo brillosa con el calor, le soplo despacio y volvió a bajarlo.

El cerquillo que llevaba antes Jazmín ya no era cerquillo, cuando comenzó a crecer decidió llevarlo para los costados, entonces Florencia llevo cada costado de estos hacia atrás, sus manos le agarraron la cabeza cerca de sus sienes, fue acercándose despacito demasiado despacito, tan sutil que la pelirroja comenzaba a sonreír por su juego, pero la espero, se divertía cuando hacía eso, la de rulos encontró estacionamiento en sus labios, con un beso genero energía y cosquillas.

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Entre las personas que amaban llegaba el brindis con las copas arriba, una niña era quien iba a llegar a sus vidas.

Merecía la pena el festejo improvisado.

Las sonrisas iluminaban, la alegría de cada uno, generaba una felicidad acumulada.

Las futuras mamás brindaron agarradas de la mano, y se prepararon para un espectaculo de abrazos. 

Souphi y Miranda tenían abrazo de a dos, haciendo reír a las muchachas.

El lado espontáneo de Javo no tenia porque faltar, como todo fue de apuro se encargó en la cocina de su amiga de cocinar algo.
Entre charla y charla la pelirroja se iba para la cocina por si  su amigo necesitaba ayuda.
Entrar a la cocina era reafirmar que su amigo era un chef increíble, y sonreía detrás de el.
Jaz- necesitas una mano?
J- Cacho voy bien, gracias!
Jaz- Nunca te lo dije y no se si te diste cuenta ya, pero a veces en la cocina del bar o en la ocacion que estes  cocinando me paro para ver a mi amigo en la cocina y me recorre un orgullo querido! le dijo agregándole color a la última palabra.
El alto abrió los ojos grandes y infló los cachetes.
J- Epa, que lindo saber eso, no lo había notado, fuistes sutil porque nunca me di cuenta.
La pelirroja le hizo un gesto presumido.
J- Te quiero Cacho eterno!
Jaz- Lo quiero Chef!!
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Se fue ese grupo de personas que se encargaron de llenarlas de amor.
Flor cerró la puerta, la alta que estaba parada en el medio del living  estiró los brazos y cuando Florencia llego la subió a upa, una rodeaba con las piernas, y los brazos de la otra que se unian por y para abrazarla.
La frente de Jazmín era una fuente de amor porque cada vez que sentía a la pelirroja arrimar la suya se llenaba de calma.
Era tarde y ese espacio con dos almohadas las esperaba, pero habían besos de esos que querían propagarse en la casa, dos que se trasladaban y visitaban cada lugar como si no conocieran su casa.
Cerca de una nueva mesada de madera de la cocina, daban pausa al beso viajero.
Jazmín ya no tenía más el pelo atado, a la alta le daba gracia saber que nunca terminaba como comenzaba, la bajita tenía encanto por liberar su pelo y le encantaba separarse y entre caras rosadas mirarla.
Y como le iba a dar esa sonrisa después de un beso? con que almohada iba a querer ir si su pelo largo y su sonrisa no le daban ganas de dormir.











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