Compartiendo un mismo cielo

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Las chicas en la puerta se despedían de Javo habían pasado una noche espectacular. Jazmín de caminó a casa en el taxi le expresaba una flor que tenía una sonrisa de satisfacción, cuán bien le hacía ver a su amigo tan bien  rodeado, y con aquéllos ojos esos ojos que ella conocía bien esos de cuando era realmente feliz.
En este verano curiosamente se había colado un día algo frío, la noche traía un aire que hacía que ambas jugarán con sus pies,acariciándose unos a otros con aquéllos pares de medias bordo y verdes.
Jazmín se reía con el roce de las medias verdes de Flor que le hacían cosquillas, la pelirroja era bastante sensible a estas,pero aún así le seguía el juego a ella qué sonreía gigantemente.
Sus finos pantalones de dormir le daban calor a los otros, la sábana suavecita qué sentían sobre sus brazos descubiertos por las remeras de manga corta.
La pelirroja le daba prácticamente un abrazo de oso a Flor que daba la espalda rodeándole aquéllos brazos que la mantenían sin frío, la bajita tenía sus ojos cerrados pero no dormía jugaba con los dedos de la más alta qué le daba besos en el cuello,en su cachete y sentía sus labios besarla con dulzura y la suavidad que desprendían los dedos de la de pelo naranja.
dormir rodeada por la de ojos verdes le daba tanta paz que al otro día se levantaba ligera en armonía.
En ese precioso silencio disfrutando de la piel de Febrero, la de labios gruesos pensaba con entusiasmo que dentro de cuatro días la bajita cumplía años,quería hacerla feliz y se moría por sorprenderla, Florencia sin embargo no tenía ni la más remota idea de que su novia estaba pensando en ese día.
Veinticiete años era la edad que iba a cumplir la de rulos, la pelirroja pensaba en esa cifra y entonces la acurrucaba más hacía ella cómo diciéndole sin decirle en realidad, lo contenta que la ponía pensar en poder pasar y celebrar ese día importante con ella.
La noche de verano las invitó a pasear por la ciudad, una cosa llevó a la otra y terminaron en aquél concurrido parqué acostadas en el pasto fresco, que sus acalorados cuerpos necesitaban.
Los rulos y el cabello naranja desordenados pausados en el suelo, en medio de ellas sus manos que se juntaban.
Flor tenía su brazo derecho por debajo de su cabeza.
La pelirroja tranquila dejó su mano izquierda sobre su estómago, tenían la vista más bonita un cielo qué poquito a poquito iba colmando de puntitos brillantes, los ojos grandes de la más bajita miraban sin perderse detallé,mirando los pedazos vacíos del cielo con la ilusión de que sus ojos fueran testigos de ese momento sublime en el qué apareciera una nueva.
Jazmín le contaba a ella con un tono qué acompañaba tal situación que desde pequeña sentía especial curiosidad por las estrellas, la más bajita escucho su relató uniendo estrellas con sus ojos como formando figuras , actividad que interrumpía cuándo no quería perderse los gestos qué hacía Jaz mientras hablaba.
El brilló de ellas era hermoso pero ningún brillo podía competir con el de los ojos chinos, cuándo recordaba momentos importantes, la más bajita murió de amor cuándo vió el cuerpo de la pelirroja moverse para apoyar su cabeza en su pecho,juntando sus largas piernas a las de ella, su cuerpo más grande se cobijaba en el más pequeño, y sonrió pensando qué por lo general era la de cabello largo la que prestaba su pecho, sus brazos, su cuerpo para que Flor aterrizaba en ella.
  Los ojos verdes dejaron de ver el cielo para dirigir su mirada a cualquier dirección, mientras pestañaba varías veces siendo consciente de cada caricia, de ese recorrido que hacían los dedos de Florencia en el cabello aún húmedo, en ese largo qué la de ojos cafés podría deslizarse por horas, cuándo llegaba a las puntas le gustaba llevar a su nariz el aroma de aquél sedoso naranja.
  Los ojos de Flor iban y venían desde el inicio de una frase hasta su final, mientras leía se llebaba la uña a la boca y le pegaba  mordiscones cuándo algún párrafo le provocaba intriga o curiosidad.
  Aprovechaba a leer unas líneas mientras Jaz se bañaba.
   Mientras la pelirroja se cambiaba hablaba con la bajita desde el baño mientras está se  pasaba crema de peinar en sus rulos, y una vez más se quejaba de que no se los armaba bien.
   La alta viendo la inquietud de su novia...
   Jaz- Gorda te propongo algo, déjame que está vez yo elija la nueva crema de peinar y si te funciona me tenés que regalar muchos besos.
F- tan fácil? así te tengo que agradecer? sonrío mientras miraba a Jaz qué pegó su cara en el marco de la puerta del baño mmm... bueno vamos a ver si no se me ocurre algo más, despegó su cara y fue hacía Flor apoyando su pera en el hombro de la de rulos  haciéndole caras divertidas en el espejo.

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