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Estaban en el lugar de la casa donde Dulce pintaba, Jazmin tomaba unos mates sosteniéndolo con su mano derecha, su cuerpo se sostenía con la pared, mientras miraba las ultimas laminas que había creado su abuela,Flor estaba sentada a su costado sobre un almohadón naranja, al lado de ella tenia el termo para cebar, la pelirroja la había invitado a que se sentara entre medio de sus piernas y se recostara sobre ella, la bajita trataba de llenar el mate con cuidado de no manchar ninguna pintura.

Dulce estaba en la cocina sacando la torta de limón del horno.

Cortaron y pusieron en un plato verde sobre la mesita del living, cuadraditos de esta, y en un costado Jazmin tenia el estuche de maquillaje, el secador y en el suelo un alargue para enchufarlo.

La alta pintaba sus pestañas que eran cortas pero voluminosas por la cantidad, Flor armaba cada capa de su pelo, dándole ondulación con el cepillo redondo.

Ella se entre dormía con la delicadeza con la que cada una de ellas hacía cada cosa, pero las risas la despertaban de nuevo.

Entre las dos miraban los distintos labiales, había un tono nude que le iba exacto con los tonos del maquillaje.

La más alta pintaba cubriendo bien sus labios, y Florencia observaba sonriendo y observando cada detalle de lo realizado, sus ojos eran lo más resaltante, esos ojos verdes que como siempre decía no podían parecerse tanto a los de su nieta y maquillados quedaban impactantemente más llamativos y igual de dulces.

Se puso su camisa color crema, y un perfume que no era como su nombre, era cítrico.

Unos aros chiquitos, la pelirroja antes había ordenado las pinturas que estaban viendo con Flor, para que cuando llevaran a su abuela, quedaran las cosas ordenadas.

No tenían que traerla de nuevo porque Dulce se quedaba en lo de su amiga como cuando era joven.

A su edad no se ataba a su casa y a sus cosas si había que estar en otro lugar.

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Noche y ciudad, ya hacía días que el calor no tenia mucha fuerza, si hacia un poco de calor en el dia la noche se ponía distinta en temperatura. 

Si salían temprano de casa siempre llevaban cosas abrigadas con ellas.

En sus últimas salidas la bajita venía experimentando lo que era salir de a tres.

Entraron al super, lugar que tenia buena iluminación y su cartel principal tenia de fondo un color verde manzana flúor.

El supermercado en el que tantas veces habian comprado siendo novias.

Agarraron un agua, Florencia amaba ese supermercado por sus colores y porque ahi compro esos caramelos que le gustaban antes de ir a una de sus primeras citas con la pelirroja, ese día creía firmemente que llevarlos en su bolsillo y saborear algunos le iban a dar más tranquilidad.

El  muchacho joven les volvió a entregar el agua y salieron, Flor se fue con esa sensación de recordar algo especial. 

Se lo contó en el camino, a ella que mientras intentaba abrir la tapita verde del agua que estaba bien cerrada se mordió el labio inclinando un poco la cabeza mirándola de manera dulce, Florencia se reía moviendo la cabeza. 

Tomaron un poco de agua cuando la tapa aflojo y pararon en un rincón a mirar la belleza de luces que formaban un techo, la alta se puso por detrás y se detuvo en un abrazo que  respaldaba a la bajita, la de rulos subió sus brazos y se agarró a los de ella, sus ojos grandes eran una mezcla de color marrón y puntitos de colores que eran el reflejo de esa luminosidad que veían.










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