Llegar a casa después del trabajo, dos ukuleles y sus voces, Noa había aprendido a tocar el ukulele con su mamá.
Después de cenar la envolvía ese tipo de magia, aquel dúo mezclando sus voces, cuando su hija cantaba y a veces acompañando a Jazmín con los acordes.
Mirarlas era ver admiración, había confianza en ellas, los ojos marrones de Noa iban atendiendo a los de Jaz y así transitaban las canciones, entendiendo los gestos de la otra, la pelirroja empezó a amar la música todavía más cuando conoció lo que era cantar con su hija.
Noa había pasado de aquellos balbuceos con el instrumento que la alta tocaba a hoy cantar de manera clara.
Ahora que ya era grande y salía con sus amigas y tenía decisiones que ya había tomado y otras que la esperaban seguía saliendo con ellas, noches en la ciudad a las carcajadas, su risa era sincera porque disfrutaba a sus mamás, cuando la risa de a tres bajaba el volumen ella miraba sus caras y sonreía, ellas! distintas, hermosas, dulces, todo eso pensaba cuando caminaba un poco más despacio y que no se dieran cuenta, para quedar atrás y verlas caminar con sus manos juntas.
Ellas le enseñaron a vivir con amor, le enseñaron a soñar y trabajar con calma, paciencia y pasión por quien quería ser.
Se separó en el camino de quienes no respetaban la relación de sus madres.
Y ganó los amigos necesarios para ella, aquellos que amaban a las tres.
Y entender que muchas veces el mundo de amor que había en casa no estaba en todos los lugares de afuera.
Pero podía atraer las cosas lindas siendo simplemente Noa.
Veintitrés años y no había abrazo más hermoso que ese que le daban las dos.
Era un abrazo de doble corazón que se juntaban con el suyo.
Para ella significaban amor simple!
Por separado sus madres tenían escenarios distintos a los que enfrentarse, trabajos distintos y llegaban a casa para compartir sus cosas y se unían en amor.
No le salía compararlas con las parejas de hombres y mujeres de las que fue teniendo conciencia con el tiempo, a ellas les sobraba capacidad para ser y demostrar amor como si mañana no tuvieran la oportunidad de hacerlo, bastaba verles la mirada para sentirse incapaz de buscar diferencias con los demás y comparar.
Dulce había sido más que importante através del tiempo, aquella mujer y su arte, sus ojos, su oído hecho de paciencia, sus risas en la tarde, su casa y su buena onda, el calorcito que la esperaba cuando llegaba a verla y le contaba las cosas que no comprendía y ella le reponía la sonrisa.
Mujeres que rodeaban de manera linda.
Ese universo de amor que tuvieron y cuidaron desde el primer momento, se traslado a su hija, a su casa.
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Sus vidas tenían otros desafíos, Jazmín cerro ciclo en uno de sus lugares favoritos, el Bar-Café para ir por otros caminos en la cocina, nuevos gustos, pero ellas nunca dejaban de gustarse, Flor llevó su amor a nuevas escuelas y grados, un par de días en Buenos Aires...
Veinticinco años de amar sus ojos marrones y lo que era capaz de mirar, de caminar con ella sin querer parar, de sentarse un rato y mirarla más que a los paisajes.
De sus labios que besaban y hablaban con el arte más lindo de todos.
Veinticinco años de subir un poquito su cuerpo para llegar cómoda a los labios de la más alta.
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La magia de encontrarte
RomanceDos chicas llenas de vida e ilusiones que tienen que encontrarse para descubrir cosas que no conocían y hacer de sus vidas la mejor aventura