Terminaban de comer las cuatro y seguían charlando, Flor se reía tanto que le dio hipo, lo quería frenar pero seguía tentada.
Miranda se reía agarrándose a la mano de su hermana sobre la mesa.
Se quedaron más rato, estaban tan entretenidas, no había ganas de mirar el reloj.
.
.
Caminaron hacia los autos hablando sobre las ganas de repetir momentos así infinitas veces.
Miranda abrazo a su hermana antes de irse con Souphi que hasta último momento las hacía sonreír.
Ellas se subieron, la pelirroja abrió la puerta del lado de Flor, miró hacia ambos lados que no pasaran autos, abrió la puerta y subió, ambas se pusieron los cinturones, la radio no estaba encendida y el sonido del hipo de la bajita hacía sonreír a Jazmín que no arranco el auto sin darle un beso.
Desabrocharon los cinturones, la alta apago el auto, el calor esta noche no volvia, seguía fresco.
Se sentaron un rato en el sillón, la más alta la acomodó junto a ella y le llenó la nariz de besos, la de la pelirroja también se llenó de ellos, cerro sus ojos verdes.
La mas alta sintió como los besos frenaron y enseguida sus labios sentían los de ella.
El calor de las manos de la de rulos en sus cachetes le sacudían el corazón, un abrazo más antes de ir a dormir, un abrazo de Florencia y podía quedarse dormida ahí.
.
.
Día de trabajo cumplido, las dos en aprontes para el cumpleaños de Miranda, la bajita que llegó más temprano comenzó a arreglarse, la pelirroja abrió la puerta con su mochila colgada.
Sus ojos con es brillitos encontraron a la más baja sentada frente al espejo de pie redondo apoyado en la mesa y sus productos para el pelo.
La de ojos marrones se paró para saludarla.
A veces el abrazo que recibía de Florencia se lo llevaba también la mochila.
Una de las cosas que Jazmín siempre le pedía a su esposa que le dejara hacer era armarle los rulos.
Ella le dijo que no se preocupara y se aprontara, pero la pelirroja amaba hacerlo.
Y la cara de la alta cuando la miraba para ver cómo había quedado su cabello moldeado?
Esa cara era algo que a Flor siempre le daba ternura.
La de cabello largo se iba a aprontar dejándola como si le hubiera maquillado los cachetes con rubor rosado. Era rubor natural que se activaba con los piropos y miradas de una Jaz con la que no había caso, no había forma de que a la alta le faltará tiempo para dejarle piropos.
Venían del cumpleaños de su hermana, después de media hora la pelirroja ya tenía su pijama puesto, con los días de calor se ataba de forma ligera el pelo, pero está vez lo dejo caer porque estaba frío.
Entre las dos pusieron algo más abrigado en la cama.
Entro Flor a la cama, la pelirroja de abrazo a la bajita que se reía con la forma de acurrucar su cuerpo al de ella.
Jazmín empezó a cantar bajito, la de rulos que tenía los ojos cerrados le dio principal importancia a uno de sus cinco sentidos.
Sus oídos la escuchaban sin interrupción de ningún otro sonido que de su voz.
Su esposa cantaba de la nada, donde estuviese.
La noche, el frío, el abrazo.
A veces cantaba con una razón y otras no.
Pero sentirse abrigada en los brazos de ella le daban ganas de cantar.
Los ojos marrones se iban adormilado despacio mientras el corazón acelerado con su voz se iba calmando, sentía la mano entrelazada de su esposa a la suya y con la mano derecha cuyo brazo iba debajo de la espalda de la alta, movía el cabello naranja, le cantaba una canción que le pareció haberla escuchado una vez y descubría la letra que con Jazmin que le daba la melodía con su toque, y sintió el beso que le dio a la altura donde la boca de la de ojos verdes estaba, casi por los hombros de la bajita.
Las piernas mas cortitas de la de rulos tocaban un poco más de la rodilla de la pelirroja hasta que enrrollo sus piernas hacia arriba dejando sus pies a la altura de los de ella.
.
.
Jazmín entraba más tarde al bar, acompaño a su esposa a su trabajo, saludo a la bebé que iba haciendo que cada vez se le notará la forma redondita de la panza de Flor.
Jaz- Mis dos princesas!
F- Te ama y te amo!
Jaz- Mi amor por las dos es infinito!
..
Los meses pasaban algunos despacio y otros enloquecidos.
El tiempo les presentaba a las dos el quinto mes para Florencia.
La pelirroja moría de amor cada mes que llegaba.
Estaban con Dulce viendo la ropa de bebe que les iba faltando.
Dulce miraba a la bajita con el mismo amor que a su nieta, las quería por igual, Flor ya era su familia y la cuidaba tanto como a la pelirroja, la de ojos verdes se desmoronaba de ternura cuando las veía abrazarse porque sí, cuando la de ojos marrones se preocupaba por su abuela o cuando la miraba y mirarla le daban ganas de dejarle un beso en el cachete.
No podía no prestarle atención a aquellos detalles.
Después de andar por la ciudad, fueron para la casa de Dulce, la pelirroja con la ayuda de la bajita iban a cocinarle.
Dulce quería cocinarle a ellas pero Jazmín quiso cocinarles a las dos.
Pero se sumaron a ayudarla, era un placer tener la ayuda de las dos.
Su abuela cuando era niña le cocinaba cosas maravillosas.
Eran las nueve de la noche, las tres estaban sentadas afuera, la noche se volvía a reacomodar ya no estaba fresco como la noche anterior, el cielo se dejaba ver en uno de sus estados más lindos, sus colores se destacaban las estrellas, el cielo gigante, se sentaron en el césped.
Dulce en el medio se abrazaba a sus hombros, una de cada lado, la mano izquierda de la pelirroja se apoyaba ligera en la pierna de su abuela, la derecha de la enrrulada estaba distendida en su pecho, su cabeza apoyada cerca de ella, la espalda de la mayor estaba sostenida y cuidada por los brazos de ellas dos y sus manos que se entrelazaban por detrás.
ESTÁS LEYENDO
La magia de encontrarte
Любовные романыDos chicas llenas de vida e ilusiones que tienen que encontrarse para descubrir cosas que no conocían y hacer de sus vidas la mejor aventura