Lo simple cuando estoy con vos ❤️

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Todo el l montonero de niños y maestras se regresaban en el tren que los dejaría nuevamente en la escuela.
Tenían previsto llegar masomenos a las ocho de la noche.
Los demás maestros y flor se habían repartido para ir por los pasillos y quedarse tranquilos de que todos estuvieran en su lugar, ya era la segunda vez que pasaban lista y saber que todos estaban dentro del tren.
Flor no podía evitar sentir ese palpitar en el corazón aunque ya la lista fue pasada con éxito, aún así se ponía nerviosa de que se le hubiese pasado algún nombre la vez anterior.
Luego de que la tranquilidad para todo el grupo de maestros llegará, se volvía a ir la calma cuando algún travieso o traviesa se ponía de pie imitando el andar de alguno de los grandes que tenían a cargo.
A través de las ventanas se podía ver cada vez más oscuro.
El resto del viaje envolvió a todos en canciones, griterío, juegos algún que otro llamado de atención.
Bastó con que uno sacara la linterna de su mochila de campamento, para que el resto comenzarán a alumbrar las caras de los demás.
Los maestros se miraban entre ellos y a pesar de mantener el orden no había nada más lindo que la energía tan vivaz de los chicos que alegraban cualquier situación.
F- Chicos las linternas en los ojos no porfavor!
La bajita se tapó la cara con las manos y se rió bajito, para que no la vieran, sino su autoridad no le serviría para nada.
El ruido característico de las ruedas sobre los rieles se escuchaba bajito entre los distintos volúmenes de las voces de los alumnos.
Jazmín salía del bar-café a la misma hora que su esposa llegaría a la escuela, al menos eso creía la bajita, asique debía salir directo para la escuela.
El tren se detuvo y la larga fila comenzaba a dar marcha por la salida del mismo.
Desde allí debían tomar el ómnibus que los dejaría en el lugar de donde habían partido, su colegio.
La preocupación volvía otra vez, nunca era tarea fácil manejar a tantos dentro de un ómnibus, al menos eran siete maestros y maestras.
Medio ómnibus se paró para dejar sentar a la mayoría asique tenían que estar atentos a los que iban sentados, y aún más a los que iban parados en medio del pasillo.
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Jazmín ya estaba estacionada.
En la entrada se reunían varios padres.
La pelirroja salió del auto y se unió al montón de gente.
Se reía con sus manos en los bolsillos de jean, porque se sentía nerviosa.
Tal cual como cuando pasaba por su edificio para salir juntas.
Una multitud llegaba, uff sus ojos verdes registraron a esa mujer bajita.
Que hermosa mujer!
Se mordió el labio inferior.
Y quitó las manos del pantalón.
En completa atención aún en los niños, subió la mirada hacia la entrada mientras cruzaban aquella banda con mucho cuidado la calle.
Su presencia era tan hermosa y luminosa, su pelo largo y su manera de estar, si era sencillo tan sencillo pero a Florencia le gustaba hasta la simple manera de estar en un lugar de Jaz.
Se abrazaron fuerte fuerte, se dieron un beso lo mejor que pudieron ya que había que entregar a cada niño con su familia, la más alta se abrazó a la mochila de Flor, y se limitó a esperar el proceso.
Alguien en este momento estaría tan feliz como ella?
La pelirroja aguanto como una campeona hasta que no quedará ni un niño sin sus padres, además de que la bajita inevitablemente tenía que cruzar palabras con los adultos para informar sobre las cosas que le preguntaban, y mientras tanto la alta recibía la llama de su madre.
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Con la misma sonrisa con la que había llegado, recibía a Florencia que venía a pasos, para irse.
Una sonrisa sumamente contagiosa.
La de ojos verdes se colgó la mochila en sus ombros y le dio el beso que tenia ganas de darle desde que había llegado por ella.
A la de ojos grandes y marroncitos le dio más amor aún Jazmín con la mochila en su espalda y besándola.
F- mmm... Sabes me parece que sería una buena boy scout! Le dijo a milímetros de la cara de la pelirroja, en ese beso que aún no había terminado.
Jaz- No lo dudo ni por un segundo! La abrazó y se amacaron como dos nenas, ellas y aquél bulto de tela lleno de cosas detrás de  la más alta.
Ya en casa, la de rulos estaba abrazada de pijama sobre la de cabello naranja, y con felicidad extra porque su esposa había preparado aquél pollo gratinado que tanto le gustaba.
Se divertía escuchando la experiencia de aquel primer campamento, sus ojos verdes se agrandaban y se achinaban.
Y le daban ganas de morfarla a besos cada vez que hablaba, sus gestos eran tan entusiastas y su tono de voz pasaba por distintos tonos, dulce, divertido alto, y todo en aquella conversación la dejaba enamorada y se lo decía, le decía y le demostraba cuanto pudiera, intentaba no guardarse nunca nada.
Hablaron del  trabajo de Jaz, le gustaba el tono apasionado con el que hablaba de las cosas que pasaban en aquella cocina.
A veces las dos copaban el baño, una se secaba los rulos, y la otra cepillaba sus dientes, con espuma de la pasta desparramada le daba guiños a la bajita y está apretaba su labio con los dientes contenta, la cara de jazmín consistía en unos cachetes inflados por tener el cepillo en su boca y por la sonrisa que le provocaba ver a Flor poniendo esas caras cuando recibía aquellos guiños.
Esos cachetes inflados mientras paseaba el agua de un lado a otro y le coqueteaba a centimetros era enloquecedor para ella, lo que le dio el impulso de apagar un momento el secador dejarlo apoyado y ir a besar sus cachetes de prisa.
Le dió un besote en su cachete izquierdo luego el derecho, los disfrutó a su antojo y la pelirroja se reía feliz, ella también se detuvo en sus cachetitos más pequeños, el ruido de esos besos que sonaban y la alta qué sacudía la cabeza mordiéndose ahora ella el labio, aquellos gestos los hacia para expresar que moría de ternura, bastaba que estuvieran en un mismo lugar para que fueran dinamita.
Juntas se divertían, siempre tenían la risa a mano.
Salían del baño abrazadas, se metieron a la cama, está noche el calor no se apiadaba de nadie, pero a ninguna de las dos les importaba achicharrarse por dormir abrazdas, entonces se pusieron juntitas y era lo más hermoso, al cabo de unos minutos seguía siendo hermoso pero el calor era terrible, el ventilador casi no estaba sirviendo de mucho, pusieron el aire a una temperatura media pero debían esperar unos minutos a que refrescara el cuarto, mientras tanto Jaz sabía lo que su esposa sufría el calor entonces para no sofocarla aunque la bajita amara dormir de costado sobre la de ojos achinados y ella indudablemente también, se pusieron de frente y la alta entrelazó su mano a la de Flor, la de cabello castaño entrelazó su pierna a la de cabello largo eso sí no podía faltar, en su nariz recibió un beso para tener bonitos sueños,
Y la de ojos marrones deseo que ella nunca dejará de desearle buenas noches de esa forma.
La pelirroja acercó la mano de Florencia junto a la suya cerca de sus labios y así se durmió.










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