Es un gusto!

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Octavo mes! Los paseos iban siendo más despacitos, pasos más pequeños, la dulzura de Jazmín acompañaba cada paso de Flor.

Los movimientos de la bajita no eran tan ágiles en este periodo, la pelirroja sostenía sus dos manos para ayudarla a salir del auto.

 Dieron un pequeño impulso, la bajita se reía, porque al primer intento casi nunca lograba salir, la de cabello largo soltaba muy apenas casi imperceptiblemente sus manos para agarrarla con otra firmeza y que el impulso para ayudarla no fuera bruto.

Cuando sus pies ya estaban fuera, su cuerpo comenzó a subir hacia arriba encontrándose a la de ondas largas sonriendo, en sus cachetes sintió las manos de su esposa y un beso que le daba.

Jazmin cerró la puerta del lado que había bajado Florencia, la bajita se bajó la camisa que se tendía a subir y acortar por el volumen de su panza.

La pelirroja dentro del teatro hacía cola, mientras la de cabello marrón esperaba en un sillón.

En el anteúltimo mes sus pies se hinchaban y necesitaba recostar un poco su cuerpo.

La alta le tiraba besos con su mano y la bajita mordía su labio inferior moviendo su cara en movimientos cortitos pero seguidos, en gesto de que le gustaban sus besos que iban desde la fila hacia ella.

Al ver que ya la sala se preparaba a dejar pasar a la larga fila de personas, la de rulos se levantó y la de pelo naranja fue rápido a ayudarla y regresaron juntas a colocarse en el mismo lugar.

La función transcurría con sus miradas que se deslizaban del actor a la actriz, y de los actores a la ambientación de la escena, los cambios de momentos y los distintos estados que vivian los personajes las sorprendían con continuidad.

Pero la sorpresa inimaginable para ellas y seguramente para los demás era que hablaban en ucraniano, no podían comprender lo que decían, pero sus movimientos y lo que expresaban les permitía deducir, y acercarse a lo que estaban comunicando.

La obra hablada en otro idioma no perdía emoción ni importancia por no ser un idioma manejable para la mayoría de los que la miraban.

Iban avanzando despacio por la cantidad de personas que salían por los pasillos de los costados de las butacas.

Lo primero que le dijo Flor a Jazmín cuando salieron a la sala de espera del teatro fue que nunca creyó que el arte en otro idioma pudiera llegarle tanto al corazón.

En la segunda plaza central de la avenida compartían helado y seguían hablando de lo generado por la obra.

La de ojos marrones movía con la cucharita de plástico amarilla el sector de chocolate con almendras, estaba conmovida por la delicadeza que tuvieron en las escenas, las dos coincidieron en el encanto de ambos, tanto como para lograr hacerles creer cada circunstancia representada en el escenario, un escenario que dejaba de ser escenario para convertirse en el terreno que ellos quisieran.

Sus ojos marrones se emocionaron, dejó la cuchara entre el helado y le dijo que vio en ellos un poco de lo que eran las dos.

La pelirroja sostuvo con su mano derecha el recipiente de espuma plast ,dejo muchos besos en su frente y la abrazo.  

El recipiente volvió a su falda, paso al sabor de chocolate, y en coincidencia de colores marrones los miraba a ellos, su boca sentía el gusto del helado que perdía importancia al lado del gusto de mirarla.

Se fueron con el recipiente tapado que no habian terminado, la de ojos verdes le entrelazo su mano y hubo tanta calidez cuando los dedos de las dos unieron sus manos que Florencia dejó de sentir la sensación fría que le había dejado los dos helados.

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Que bueno que algunas cosas no necesiten explicación, porque sino se se hubiese sentido frustrada de no poder encontrar palabras que se pusieran a la altura de lo que sentía con la manera en que la ondulada colocaba su mano derecha en su cuello y la izquierda en su espalda y la abrazaba dejándola en un silencio que hablaba.












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