Hacia vos ♥

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Flor cazó de su armario un saco color crema muy fino por si refrescaba luego su celular las llaves y salió disparada a buscarla.


Bajó lo más rápido que pudo y sonrió como hace días no lo hacía lo que iba a hacer le hizo sentir sentimientos variados nervios por un lado adrenalina por el otro y alegría por estar atreviéndose a darle oportunidad a aquellas cosas que la hacían feliz más allá de que estuviera bien visto o no se sintió más viva que nunca.


Pasó a las corridas tanto así que saludó a Rulo mientras corrió hacia la puerta él la saludó rápidamente sonriendo con picardía ya pudo imaginarse a dónde iba tan apurada y se alegró de verla con esa chispa otra vez.


Salió tan de prisa que no supo si llegar corriendo a puro pulmón a la casa de la pelirroja, tomarse un taxi un ómnibus lo único que quizo era llegar rápido y no esperar ni un segundo más, decidió tomar entonces un taxi pero para eso tuvo que caminar unas cuadras más hacia el centro de la ciudad porque allí pasaban más taxis, tomó uno se sentó en el asiento trasero, saludó cordialmente al taxista y le dio la dirección, el chófer se puso en marcha, ella movió sus piernas y sus brazos, sintió exactamente los mismos nervios que la primera vez que sus ojos marrones chocaron contra los verdes de Jaz y los mismos que sintió en aquella primera salida, se arregló su cabello suelto un poco a través del espejo retrovisor ya estuvo a punto de llegar.


El taxi la estacionó a unos metros del edificio de la colorada ya estaba oscureciendo, salió del taxi sintiendo nervios en su estómago, se decidió a ir a la recepción del edificio fue hora de enfrentar la situación en lo que su celular sonó, suspiró sacando lo más rápido que pudo su celular del bolsillo del jean y miró rápidamente la pantalla del mismo para saber quién era antes de contestar.


Ahora sus nervios crecieron peor...


F- ¿Abuela? Achicó sus ojos cafés, miró extrañada y atendió.


¿Hola? ¿Abuela?


Abuela- Flor ¿cómo estás? Sé que es tarde pero me gustaría ir a tu apartamento para que hablemos ¿puede ser?


F- ¿Ahora, ahora? Dijo preocupada.


A- Si, ahora ¿podes?


F- Emm... Sí, sí claro dame veinte minutos que salí un momento y estoy para recibirte.


A- Perfecto claro ¡nos vemos!


Cortó con los nervios de punta con su mano izquierda tapó su boca entreabierta no podía ser justo cuando tuvo sus pies dentro del edificio donde vivía la mujer de su vida justo ahora que se había armado de valor, no pudo ser cierto.


Suspiró frustrada pero a pesar de todo recibir la llamada de su abuela al menos fue un buen signo asique salió volando nuevamente hacia la salida la recepcionista la miró sin entender nada ya que Flor entró y así como entró salió corriendo como si alguien la persiguiera de atrás, frenó su trote en la vereda miró para todos lados un nuevo taxi que la dejara antes de que la mujer mayor llegará no fue hasta que subió al próximo taxi que se detuvo a pensar en Jazmín ella tuvo total seguridad que vendría nuevamente mañana a hablar con la pelirroja pero ¿cambiaría de parecer una vez que terminara la conversación con su abuela?


Miró su reloj unas cinco veces de camino a su dirección estaba bien de hora aún tenía la ventaja de quince minutos a favor y el taxi ya llegaba a su destino le pagó al chofer despidiéndose, le agradeció por su amabilidad y subió despavorida hacia su piso, últimamente para Rulo ya se le hizo costumbre verla a las corridas, subió una vez más a su espacio, cerró la puerta y dejó las llaves colgadas en el pequeño percherito que estaba puesto en la pared al costado izquierdo de la puerta, ordenó un poco, guardó los pétalos de su cama la canasta y al tiempo que les buscó un lugar no pudo dejar de pensar en su plan interrumpido, la alta no tuvo señales de la enrulada hoy y la más baja comprendió que ella debería estar pensando lo peor, que no la quería más o que no valoró su hermoso detalle, buscó rápido su celular para escribirle y decirle algo, dar señales para que supiera que ella también estuvo pensando en ella, que no le dio igual no verla por días el timbre interrumpió su mensaje el cual ni siquiera comenzó a escribir, movió su cabeza y se dijo a sí misma que evidentemente hoy no era su día de suerte hoy la vida no quizo que la viera, suspiró resignada fue hacia la puerta y antes respiró lo más hondo que pudo, se acomodó la camisa que llevaba y le abrió la puerta, la mujer le regaló una mirada que le hizo comprender que la extraño.

La magia de encontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora