Enseñando con amor ❤️💞

126 14 12
                                    

Marcha atrás, marcha adelante estacionar.
Un monton de cosas tenía Flor por aprender sobre conducir un auto.
Estaba sentada esperando su turno, veía coches escuela salir y sabía que en segundos nada más el chico iba a hacerla subir a uno de los autos para comenzar.
Unos minutos antes Jazmín habia hecho una escapadita hacia un costado de la cocina y la había llamado para desearle éxito.
Flor después de terminar la última palabra por celular recordó con amor la cara de Jaz cuando le expresó que quería comenzar con clases de manejo.
Los ojos verdes más ilusionados que los propios marroncitos de la ondulada.
A la pelirroja le hubiese encantado enseñarle, pero no iba a decirselo.
Sería irresponsable de su parte e incorrecto, lo correcto era que su esposa aprendiera con un profesional, de todos modos ella estaría ahí para acompañarla al volante.
.
.
Cocinaba bastante nerviosa, no podía no concentrar o más bien desconcentrar sus pensamientos y no ubicarlos ahí!
en donde estaba ella.
Javo le repetía cuán bien le iba a ir y la pelirroja le sonrió, lo sabía.
No tenía límites para aprender, se activaba en modo esponja.
Porque escuchaba sin fingir hacerlo, escuchaba.
Lo notó desde la primera vez que comenzó a enseñarle las distintas elaboraciónes gastronómicas.
.
.
Domingo de mandar a volar inseguridades.
La de ojos grandes salía de su primer intento, con errores pero también con asombros de ella misma.
Todavía sentía el cosquilleo en las palmas de sus manos al aferrarse a cada costado del volante.
Las sacudió y al mismo tiempo sentía que varias cosas se sacudían en su interior.
.
.
Su segunda clase la había coordinado después del trabajo de la más alta porque quería acompañarla.
La alta pudo observar el proceso desde la salida y solo hasta que Flor doblará, su corazón iba fuerte cuando sintió el motor y termino de rajarse cuando el auto se puso en marcha, estaba siendo eternamente feliz siendo presente de esto.
Cuándo la bajita término de hablar y acomodar los detalles de la siguiente clase, y la pelirroja se la encontró para irse, le comió el corazón a besos.
Sus besos le habían pedido permiso para ser ellos quien le comunicaran lo orgullosa que se sentía.
Era ternura, felicidad y sensibilidad.
La miró de costado mientras caminaban, sintió cosquillas al tiempo que se detuvo en el movimiento suave de sus pestañas y la abrazó de costado.
Flor tenía el volante perfecto para direccionar con el más grande cuidado y amor su corazón.
.
.
Cómo era normal habían cosas que podían no salir al primer instante y a pesar de recibir ánimos y buena calificación del chico que la acompañaba en cada clase, sentía que podía haberse equivocado menos.
Siempre ponía calma a todo, pero hoy no estaba conforme y por alguna razón como pocas veces le pasaba, la calma no pudo llegar antes de que jodiera el enojo.
Aplacó un poco su humor pero su rostro lo reflejaba todo.
Minutos después de cenar Jaz le pidió a Flor sentarse en la vereda con las fotocopias de señales de tránsito y cualquier información que la academia le daba.
Apoyaron los vasos de agua, la pelirroja sostenía los papeles, se acomodó un poco mejor, acarició la frente de Flor con su dedo de un costado hacia el otro, la bajita levanto la mirada de las fotocopias que tenía ella y le sonrió, no estaba enojada y no quería que Jazmín lo pensara.
Estaba desconforme, pero a la pelirroja no tenía que explicarle nada ella comprendía.
Jaz estendio el brazo y la dejo en su cintura.
Leían en voz alta, la de ojos verdes le comentaba sobre cada señal de tránsito y lo que necesitaba saber de cada una, aunque algunas fuesen obvio.
La de rulos leía su parte girando su dedo en el mechón largo de su esposa, la alta miraba la vereda de enfrente con la voz de Flor que se metía en su oído y le daba tranquilidad, y le acotaba algún detalle entre medio a la de ojos marrones.
Así la ayudo a estudiar por media hora, ahora la de ondas se sentía más segura y su humor había vuelto a la normalidad, en realidad había vuelto a la normalidad desde que se sentaron y la pelirroja leyo despacito sus hojas.
No era de encarar la vida con ese humor pero Jazmín le hacía ver qué también era humana, antes de entrar a descansar sentadas en la vereda abrazadas la enrrulada le agradeció su compañía de forma dulce su manera sútil y comprometida de calmar la inseguridad.
La alta se arrinconó más a su cuerpo y le dio un beso en su mano derecha y la dejo con la suya.
Si un día algo no funcionaba en su totalidad ellas se envolvían con amor y así valía tanto la pena!.














La magia de encontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora