Anastasia esta tranquila explorando el mundo, descubriéndose a ella misma como persona, volviéndose independiente, pero al final sabe que su camino y el de David volverá a cruzarse porque las almas que están destinada siempre encontraran el camino...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Esa mañana Emily despertó y Andreas no estaba junto a ella, recordó que el día anterior lo pasaron muy bien, fueron al pueblo por provisiones, siempre agarrados de manos sin el temor de ser descubiertos, luego desayunaron en un pequeño café y efectivamente corroboró que la gente era muy atenta, servicial y cariñosa a jugar por los dueños y algunos lugareños que conocían a Andreas quien le confeso que solía visitar el pueblo por lo menos dos veces al año, porque allí encontraba paz a su vida tan complicada y ajetreada.
Su lugar secreto que solo había compartido con ella, luego fueron a la plaza, a la iglesia a una misa y al salir estuvo mucho tiempo conversando con el cura, mientras ella era acaparada por dos mujeres que la agobiaron a preguntas. Fue todo muy gracioso, allí nadie sabia que Andreas era un hombre millonario, dueño de un imperio de la moda, simplemente era un turista que se había ganado el aprecio de muchos, luego conversando supo que el sin que ellos supieran había aportado mucho dinero para restaurar la iglesia, el parque, dono el colegio con útiles y pupitres.
En la tarde fueron a almorzar con la familia Juarez, unos mexicanos radicados desde hace mucho tiempo alli y dueños de la ferretería del pueblo, que lo invitaron cuando fueron por unos herramientas que necesitaba para arreglar el fregadero, porque OJO para su sorpresa el también le metía a la plomería, es que era todo un estuchito de virtudes por descubrir.
Luego fueron al mercado por baratijas: collares y pulseras elaborados a mano y que ella adquirió a precios mínimos, luego adquirieron frutas y cerraron la tarde comiendo helado gigantesco de Mantecado con fresa picada, chispitas de colores, maní tostado y sirope de fresa.
Esa noche no hicieron el amor, ella se sentía algo cansada y con mucho sueño y el lo entendió así que tan pronto se ducharon cayeron redonditos en la cama en los brazos de Morfeo no sin antes decirse uno al otro que se amaban.
Salió de la cama solo con su braga puesta, porque así le gustaba a Andreas que ella durmiera y claro esta a ella también para sentir piel contra piel, era una sensación deliciosa, se dirigió al baño para vaciar su vejiga, luego se cepillo y se le antojo en vez de ponerse una bata ponerse una camisa de Andreas que le quedaba grande, casi como una bata y decidió bajar
Lo encontró en la mesa de la cocina .
No podía negar que se veía hermoso vestido tan informal con su chándal negro, franelilla, su cabello desprolijo y esos lentes puestos que daba apariencia de ser un hombre serio y mayor, mientras estaba concentrado en su laptop al tiempo que daba un sorbo a su café cargado.
— ¿Trabajo?-pregunto ella-¿Hoy domingo?
Andreas levanto la mirada al tiempo que se quitaba los lentes y le regalo una bella sonrisa.
— No puedo desligarme totalmente de el, hay situaciones que ameritan mi atención, decisiones que tomar-explico.
Ahora reparando en esa seductora mujer que estaba delante de el, con su camisa puesta, los primeros botones abiertos de modo que podía notar que no usaba sostén y esas largas y bien torneadas piernas simplemente simbólicamente subio a lo mas alto del monte Everett y volvió a seguir viviendo su bella realidad, su amor.
