CAPITULO 51 DEVASTACIÓN

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Sarah nunca supo manejar bien las situaciones complicadas, cuando sus padres se divorciaron ella simplemente se encerró en si misma, para luego pasar por una etapa de rebeldía, tenia 14 años, sus notas decayeron, y empezó a juntarse con personas no muy buenas, que la indujeron por primera vez a tomar alcohol y consumir droga, esto ultimo solo fue una vez pero sin duda fue la punta el iceberg, que inicio todo.

Pero como siempre fue David quien intervino, su hermano mayor, su gran apoyo, quien la amaba más que a nada en el mundo y que representaba la gran mentira de su vida.

Descubrir a los 17 también que toda su vida había sido una farsa la lleno de resentimiento contra la vida, y por eso quiso alejarse de ellos, de su familia, especialmente de David.

No es tanto que la fama la hubiera afectado era toda esa rabia que llevaba por dentro, pero ella era Sarah Rochester quien siempre había sido buena, perfecta, inocente, pero un día todo eso cambio y ya no quiso ser mas Sarah Rochester, ya no era quien había reído, ya no era Sarah Rochester.

Conoció a aquel fotógrafo que la llevo a reencontrarse de nuevo el mundo de las drogas y se dejo envolver en ese torbellino de falsa realidad, donde nada le afectaba, donde el dolor no existía por periodos efímeros donde su realidad cambiaba a la fantasías de un mundo perfecto.

Luego vino todo lo demás, el secuestro, ser vendida posteriormente, embarazarse y el miedo fue mas grande, tuvo tanto miedo de no saber ser madre que una noche como hoy llevada por sus inseguridades, sus miedos, sus fantasmas, el no sentirse apta ni merecedora de recibir amor los fantasmas de la adicción volvieron y consumió de nuevo, y eso fue el detonante donde no pudo parar, y decidió entregar a su hija a una pareja que no podía tener hijos, pero cuando volvió le habían dicho que había muerto y les creyó, solo Ramsés jamás se dio por vencido, le había explicado recién, investigo, supo que la pareja había viajado de Paris a Italia y que efectivamente una niña viajo con ellos pero cuando pudo encontrarlo, la pareja de esposo había tenido un accidente automovilístico y muerto y la niña jamás fue encontrada sin embargo el jamás dejo de buscarla, a el le debía que otra vez estuviera con su hija, ahora su vida se reducía a Ramsés y su hija Gianna, e inevitablemente en ese proceso debería dejar a Andreas de lado, excluirlo de su vida para siempre, aunque por segunda vez estaría cometiendo un pecado imperdonable.

Todo eso estaba haciendo mella en su sistema nervioso, solo pensar que podía ver morirá su hija y las ansias dormidas de consumir volvieron, los fantasmas y antes de sucumbir de nuevo a ese mundo oscuro decidió salir del apartamento e ir al único lugar donde pudiera encontrar paz, su hogar, su amor, su felicidad imposible.

Llego a la casa de Andreas, le vio en la sal a través de los cristales que daban a al piscina, como ese día cuando estaba hablando con su padre, pudo notar que se le veía demacrado, el pelo desprolijo, barba de días, un mirada oscura, y una copa a en su mano. Pero esta vez no huiría, había venido porque lo necesitaba y el también la estaba necesitando a ella porque sin duda era el encuentro con su ex esposa que lo tenia tan afectado, la conversación con su padre, ¿eran asuntos de negocios u otros secretos que ella desconocía? No lo sabia, solo que los dos esa noche se necesitaban uno al otro.

Ella entro y el se giro como si presintiera su presencia, una mirada extraña, dura la arropo, y entendió que estaba muy mal.

— Has venido finalmente- suelta con cuestionamiento.

Ella ahora entiende lo que pasa, esta molesto por lo de la fiesta, porque en estos dos días no haya ido a la empresa ni llamado.

Avanza unos pasos hacia el y pasa sus manos por su cuello, mientras siente que el después de luchar contra su orgullo herido, la ciñe de la cintura pegándola con firmeza a su cuerpo.

ANASTASIA II PELIGROSA OBSESIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora