CAPITULO 74 EN LA CUEVA DEL LOBO

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Anastasia se ha dejado guiar a la habitación, no ha protestado.

Tampoco lo ha hecho cuando el la ha despojado de su blusa y ha seguido con su falda, baja el cierre dejándola solo en ropa intima.

Cuando ha cubierto su boca con la suya, plantándole un beso urgente y hambriento que le roba la cordura.

No ha protestado cuando la ha arrojado sobre la cama y se detiene un rato para recorrerla con la vista, generándole mas deseo, la cubre con su cuerpo y va dejando reguero de besos que van desde su cuello, descendiendo por sus senos aun cubiertos con su brassiere hasta alojarse en su vientre. Para luego subir haciendo el mismo recorrido a la inversa, lame ahora su cuello y llega de nuevo a sus labios, deteniéndose alli.

Ella no se ha negado

Pero cuando su mirada se encuentra con la suya nota que la de el no es la misma mirada dulce, llena de amor, cuando sabe que hay algo que esta muy mal y cuando va en pos de su boca interpone sus manos en su pecho y le dice.

— No David, ¿Qué te pasa? Hay algo tan extraño en ti, en tu forma de tratarme, de mirarme.

David deja escapar un suspiro y su mirada atormentada se convierte en una llena de dolor

— No preguntes nada Anastasia-le suplica- solo déjame perderme en tu cuerpo, demuéstrame que me amas.

— No tengo que probarte nada-niega con firme- No David así no es como lo soñé, como creo que debe pasar- sale de la cama y lo confronta- prometiste me respetarías

David también sale de la cama, se para frente a ella y no oculta la furia que se ha apoderado de el.

— Pero solo yo debo respetar eso-cuestiono ahora taladrándola con la mirada.

— ¿De que hablas?

— De la noche que pasaste en casa de Ramsés Masseratti.

La vio palidecer y eso fue toda la confirmación que necesitaba, su corazón se partió literalmente en dos.

— ¿Cómo lo sabes?

— Lo confirmas, no quería creerlo, pero tu misma lo has corroborado.

— ¿Crees que me acosté con el?-pregunto con su corazon hecho girones.

— Lo hiciste, y la razón por la que no quieres acostarte conmigo es porque no quieres que descubras que ya no eres la chica virginal que pregonas- le solto con desprecio.

— Lo soy.

Toma su movil y le muestra ahora las fotos de ella durmiendo abrazada a Ramsés.

Ahora entiende todo, alguien le ha enviado esas fotos que ha envenenado su corazón

— No paso nada, solo dormí en su casa- se defendio.

— ¡En sus brazos! Anastasia no me creas tan idiota para creer que solo dormiste-la toma del brazo con brusquedad-Tuviste sexo con el, acéptalo y quizás sea más fácil tratar de arreglar esto.

Anastasia se suelta de su agarre y ahora deja que dos lagrimas corran cuando la impotencia por no poder demostrar su inocencia es igual al dolor que siente porque es tan fácil para el pensar lo peor de ella, dudar de su amor.

— Hablas de nuestra relación, quieres que admita algo que no paso-ahora es la rabia por la decepción que habla por ella- solo porque tu te convertiste en mi juez y verdugo, acepto que fue un error quedarme en su casa, pero lo hice buscando el apoyo de un amigo, yo creía que tu me habías engañado con Eliem.

ANASTASIA II PELIGROSA OBSESIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora