Cómo Entrenar A Tu Dragón: Elección Decisiva

Capítulo siete: viaje sin rumbo hacia islas desconocidas

Narra Hiccup

Llevábamos casi todo el día volando los dragones y yo desde que nos escapamos de Berk, dejando mi antiguo hogar atrás, los dragones ya estaban cansados y hambrientos, yo en cambio pensaba qué hacer ahora sabiendo que no podía regresar a Berk y que tampoco tenia mi canasta que iba a usar desde un principio para escapar, y con ello, mi mapa con las islas del archipiélago, pensaba en parar en alguna isla por algunos días para poder descansar y poder cazar algo para el viaje, pero quería asegurarme de que estábamos lo suficientemente lejos para evitar ser vistos por alguien.

Tenemos que seguir adelante, solo por un rato más--le dije para que resistieran un poco más, forzaba la vista para ver si en alguna de la isla no hubiera señales de barcos que no seria ya la primera vez que nos encontramos con algunos, lo bueno es que nos escondimos en las nubes para evitar que nos vean.

Miren ahí--les señale a los dragones una isla a poco kilómetros de nuestro sitió--esa si parece estar desierta, hay que aterrizar ahí.

Los dragones sacaron un poco más de fuerza para volar más rápido y poder aterrizar para descansar, lo primero que quería hacer al llegar es conseguir una cueva, comida y esperaba también conseguir materiales para hacerle una nueva cola a Chimuelo. Estamos ya aterrizando en esa isla y si parecía desierta, no había señales de que hubiera señales de vikingos y de dragones, al menos estaremos tranquilos.

esta vez nos quedaremos aquí hasta mañana, tiempo suficiente para descansar y conseguir comida--les dije a los dragones quienes me miraban y parecían comprender.

Estuvimos horas en esa isla y ya teníamos una cueva para poder pasar la noche y comida que ya se estaba cocinado para mí, pero aun no conseguía un material lo suficientemente resistente como para la cola de Chimuelo. Él se encontraba en la entrada de la cueva mirando la luna con cierta nostalgia.

Tranquilo Chimuelo, te haré otra cola nueva, pero sólo te pido paciencia ahora ya que no tengo ni como hacer un horno ni tampoco para hacer hierro--dije mirándolo, pero este se metió adentro y se recostó con los demás dragones--tendré que acercarme a un barco y así por lo menos tener algo de metal.

Me quede afuera mirando la luna como lo hacia mi dragón hace un momento, me quede mirándola por un rato más y perdidos en mis pensamientos, volví a entrar al sentir la fría brisa de la noche y como no tenía donde acostarme, fui hacia donde Chimuelo y me acosté usándolo como almohada, quien reacciono y me cubrió con sus alas.

Gracias, amigo--dije poniéndome ya cómodo y quedándome dormido--descansa...

Al día siguiente sentí más frío de lo normal y me levante con cuidado para no despertar a Chimuelo ni a los demás dragones, me acerque hacia la salida y me sorprendió ver el cielo oscuro por nubes negras con un ambiente helado.

Genial, lo que necesitábamos--dije y volví a la cueva para despertar a los dragones--oigan despierten ya Tenemos que irnos.

Los dragones se despertaron sin la necesidad de gritarles y ya estando todos de pie, recogí algunos pescados y lo coloque en la manta donde esta Chimuelo para transportarlo junto con la poca comida que pudimos recolectar.

Esta vez si llegaremos a una isla que éste habitable para buscar los materiales para hacer una cola para Chimuelo--dije estando sobre el Pesadilla Monstruosa y los demás dragones volvían a estar en sus posiciones para llevarse a Chimuelo--solo esperemos llegar antes de que esta tormenta comience.

Despegamos y sentía el aire húmedo, me empecé a preocupar creyendo que no llegaríamos ni a la siguiente isla, pero no nos detendría. Después de unas dos horas empezó a caer las gotas de agua.