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15. Carlos

Pov Carlitos

Llevamos tres días aquí, Dorian se ve más relajado que nunca, quizás el cambio de ambiente era necesario; cierro mis ojos para abrir paso en mis pensamientos acerca de cómo celebraré el cumpleaños de Dorian, pero nunca he estado aquí por más de un mes, no conozco nada y tendría que partirme en dos para arreglar la fiesta de Dorian y cumplir mi labor en la empresa.

Debo buscar a alguien.

Tampoco tengo amigos aquí, y ni de broma buscaría a los antiguos amigos de Dorian, la única persona que se viene a mi cabeza es aquel bebecito que conocí hace seis años y no le veo el problema, al final quedamos en buenos términos.

Eso es, Cheiz me ayudará sí o sí.

Espero.

🥝

Pantalonetas grises, camisilla blanca y chanclas negras, cabello despeinado y ojos entrecerrados, creo que no fue muy oportuno llegar tan temprano.

— ¿Qué se te ofrece, amigo? —adormilado Cheiz apenas y puede abrir un ojo.

Carraspeo un poco con mi garganta para que pueda verme a la cara, apenas lo hace abre sus ojos para luego sonreír, burlándose de la situación.

— Buen día, Cheizu. —dije pero en el fondo tenía algo de duda si el apodo le molestase.

— Que agradable para la vista te volviste, pasa, pasa —me dió paso para ingresar.

— Has crecido un poquito, mira tus cejas —me acerqué a su rostro un poco— están pobladas y listas para que las arreglen.

Él se aleja, sonríe inocente y rueda sus ojos.

Vamos a la cocina, él se dispone a prepararme un café con leche.

— Qué milagro que visites a los pobres, Carlitos.

— Ups, ya extrañaba esos ojitos —dije para entrar en confianza.

— Sí, claro —alarga la "a".

— Me alegra ver que estás radiante —dije viéndole y un sonrojo adorable quedó ante mi— aún y cuando estás recién levantado, sin cepillar y con la ropa mal acomodada —bromeé.

— Siempre estoy radiante —dijo pasándome la taza caliente.

Se ve lleno de confianza y vida, como la última vez que lo ví, su sonrisa es cautivadora y sincera.

(...)

Mientras Cheiz se arregla me encuentro sentado frente al televisor, es raro que estén transmitiendo un capítulo de Skins, pero me encanta.

Lo escucho caminar por el segundo piso, creo que no demora en bajar.

La puerta se abre dejándome ver a un rubio con porte elegante, éste debe ser el hermano.

— Buen día —ofrece su mano formalmente, la cual tomó presentándome.

— Soy Carlos Torres, un gusto.

— Louis Thompson, un gusto —sus ojos se achinan en confianza— Me eres familiar.

Me reí entre dientes.

— Me acabo de mudar, creo que me viste en algún periódico —dije orgulloso.

— A ver —se quedó estático, se notaba que lo pensaba bien— ¡Lo tengo! Te mudaste con Dorian, cómo no saberlo, Julieta está que te come vivo.