23. Pesadilla

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Pov Dorian

Llamé a la madre de Carlitos, ella sabe perfectamente qué hacer con un borracho, me aconseja comprarle una pastilla especial para omegas, ya que era dulce, además, le preparo un caldo de pollo; inesperadamente estaba muy obediente, no decía una palabra y se dedicaba exclusivamente a comer.

— ¿Te llevo a casa, Cheiz? —pregunto acercándome a su rostro, él parece estar en otro mundo. — ¿Tienes problemas en casa? No llores.

De sus preciosos ojos caían lágrimas finamente delgadas, tal vez no debería llevarlo a su casa, quizás están peleados y esto empeoraría las cosas. ¡Ahg, tampoco tengo el número de Louis!

Decidido, sólo por hoy se quedaría en mi departamento.

Lavo los platos, Cheiz buscó la cama sin problema, se recostó y hace diez minutos se ha quedado dormido. Seco mis manos y corro a buscar dos pijamas, me quito el traje blanco con un poco de pereza y lo tiro no sé donde, me pongo un pantalón azul oscuro ancho como pijama y dejo para Cheiz el de color naranja — Listo —dije en voz alta, felicitándome por poder ponerle el pijama sin pensar en lanzarme sobre su delicado cuerpo.

¡Aghh! —grita haciendo que mi piel se erice, él seguía dormido, pero, su expresión era dolorosa.

— ¿Cheiz? —toco su hombro con cuidado — ¿Eres sonámbulo? —se ceño seguía fruncido, no sabía si debía despertarlo, la verdad, no sabía que mierdas pasaba.

¿Era sonámbulo o es un efecto del alcohol o peor, de las pastillas que le dí?

Abrazo sin permiso su cuerpo -se siente jodidademente bien su calor-, pero no piensen que lo hago más por mí que por él, en verdad me preocupa, y, parece que se ha calmado.


Mi omega.

Ah, no hermano, no jodas.

Despierta, despierta, despierta.

Ni se te ocurra, él debe descansar. Ve a dormir o has una paja mental.



¡Se ha levantado de la cama!

No tiene sus ojos abiertos, corre fuera de la habitación con torpeza, parece una zanahoria alocada, el pijama le queda un poco grande — Cheiz, despierta —pedí.

¡Se ha sonrojado!

Autocontrol, autocontrol, autocontrol.

— ¿Tratas de seducirme, bastardo? —pffft, está armando pelea con mi jirafa de porcelana, está bien pinche borracho. — Pues ni te la dejaré tan fácil, estúpido alfa —es orgulloso hasta en esta situación.

¡Ahora está llorando!

Voy a grabar esto, a la mierda.

— Bésame... bésame, por favor — gruñí al ver como besaba a la puta jirafa. Que envidia.

No podía estar de pie por aguantar tanto mi risa, aún seguía grabando y Cheiz haciendo una escena.

— No te pases de listo —gruñó a la pequeña jirafa mientras la lanzaba al sofá— Porque, te patearé el culo —sonrió orgulloso de lo que decía— Anda, da el primer golpe — retó a la figurilla.

Dejé de grabar, estoy seguro que morirá de la vergüenza, antes de dejar mi teléfono de lado, guardo el vídeo en mi correo, me lo envío a mi mismo por messenger y lo subo a Drive; mejor prevenir, puede que Cheiz me obligue a borrarlo.

Return [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora