12. Los Gómez

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Pov Cheiz

— Señor Thompson, veo que mi clase es muy aburrida para su gusto.

El señor Graham me saca del mar de pensamientos que me matan. No de una bonita manera.

— Disculpe, continúe por favor.

— Si tanto le aburre esta clase, que se vaya —dice una no muy linda chica.

— Linda, no me voy de la clase porque alguien debe encargarse de contar tus granos. —cruel o no, si me dejo, estoy frito. No volveré a quedarme callado.

— Eres un boca sucia, Thompson —apareció la amiga de la chica.

— Cariño, boca sucia pero no tan ocupada como la tuya.

Las personas que estaban junto a nosotros se rieron muy fuerte.

El maestro nos terminó sacando a los tres.

Camino hacia el campo de deportes, ambas chicas me siguen, ruedo los ojos y pienso en cómo quitarmelas de encima.

— Mckenner, déjame preguntar.

Me detuve, esbozo una sonrisa y volteó hacia ellas.

— Pregunta.

— ¿Estás molesto por lo que pasó hace años?

Lo que pasó hace años, lo que pasó, ah, lo recuerdo.

— Querida, lo había olvidado. Qué mala has sido siempre. —dije gracioso.

— ¿Entonces por qué me tratas así? Debes odiarme.

— Si empiezas a joder, no esperes que no te jodan. —le veo con desdén— Odiar significa que ocupas algún lugar en mi cabeza, ya quisieras.

Le dejo un guiño y sigo con mi camino.

Me siento en un banca, donde podía ver perfectamente como entrenaban los muchachos de básquetbol. Suspiro, dándome golpes mentales por dejar perturbar mi mente con pensamientos del innombrable.

— Pero qué rayos pasa conmigo. Le odio tanto que no puedo sacarlo de mi cabeza.

Ve el lado positivo.
¿Hay un lado positivo?
¿Acaso no percibes ese vaivén de aromas?
Touché.

No me han tocado desde hace seis años, prácticamente soy virgen de nuevo.

¿Podré al fin tener una relación estable? Ojalá.

Giro mi rostro al escuchar un ruido nada discreto.

— Sé que estás ahí, sal. —no se quién sea.

— Me has pillado algo tarde.

— Raúl, veo que te saltas las clases casualmente igual que yo.

— Que hermosa casualidad —ahora que mi sentido está activo puedo identificar con facilidad a las personas— ¿Cómo has estado Cheiz?

Raúl, aunque por ser beta no posea un olor fuerte puedo identificarle. Huele a rosas, es poco perceptible.

— Me ha molido el viaje, tenía que ponerme al día así que por ello vine hoy.

— ¿Algo nuevo pasó en México? —toma lugar en la banca, muy cerca a mí.

— Me casé con un mexicano.

— ¡¿Qué?! No, no.

Mi risa no tardó en escucharse, los chicos que entrenaban cerca se quedaron viéndome y uno que otro sonreía.

Return [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora