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22. Adictivo

Pov Carlitos 

Tiene las caderas más fértiles que conozco.

En serio, estoy fascinado con este niño, me ha dejado pidiendo más y más. Ni loco le voy a creer que es un alfa, no mientras su cuerpo me pide a gritos que le embarace.

Ha caído rendido después de dos rondas. Ahg, me hace babear ver su trasero.

Sacudo mi cabeza al recordar como lo tenía hace unos minutos, me levanto de la cama y después de poner una manta sobre su cuerpo desnudo me voy a preparar algún jugo.

Maracuyá o lulo, o mora, o mejor una limonada. ¡Ahg, odio tener que decidir!

Huele delicioso, el departamento está infestado por su endulzante esencia y gracias a esto me decidí por milo. 

Hielo, leche, milo y azúcar fue lo que agregué a la licuadora; espero que el ruido no despierte a Carl.

¡Su madre, no me tomé la bebida especial que me preparó esa chica! Que desperdicio.

Sirvo mi bebida fría, la huelo y tomo un sorbo. Tengo la costumbre de siempre oler lo que estoy por consumir, a Dorian a veces le exaspera esto pero sé que aún así me ama.

— ¿Qué rayos bebes en plena madrugada? —en mi campo de visión aparece un somnoliento Carl, con un bóxer que no es el suyo, al parecer no se ha dado cuenta.

Es más lindo de lo que puedo soportar.

— Hace frío, deberías ir a dormir Carl —dije lo más maduro posible. 

— El olor me hizo levantar.

— Ah, el milo------

— No —ush, que seco— Cereza, es hostigante —que grosero.

— Pues perdón pero tu eres el sensible, sé controlar muy bien mi esencia.

— Claro, claro, es obvio que te gusto demasiado —dijo con una sonrisa burlona mientras robaba de mí bebida en mí vaso favorito.

Espera. ¿Me gustó lo de ahora? Obviamente, pero ¿él me gusta? 

Ay no, imposible. 

Aunque, nuestros cuerpos son muy compatibles. 

¡No puedo creer que vaya a caer por la belleza de una persona que no conozco por mas de 24 horas!

— ¿Te comió la lengua el gato? — está muy cerca.

— La succionaste tanto que me duele hablar —Bum, está sonrojándose—  Eres muy lujurioso, Carl.

— Calla, no sé de qué hablas —se aleja de mi.

— Lindo —le llamo— No quiero ser una molestia preguntando —su ceño se frunció—  ¿Estás seguro que tus resultados decían que eres un alfa?

— Así es —su respuesta fue más cálida de lo que esperaba— ¡Ah! ¡Me anudaste, malnacido!

UPS. Mi cuerpo anudó el suyo, es otra prueba más de la imposibilidad de que Carl sea un alfa, ni con Nana me había anudado -claro, ella es beta- así que, sí o sí este niño era un omega.

— Mi cuerpo reaccionó al tuyo —me defendí—  Por eso pregunto si eres un alfa. Un alfa no puede anudar a otro alf------

— Alto ahí —estaba molesto—  Entonces tendré que demostrar que soy uno. Prepárate.