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47. Omega

Pov Carlos

Sinceramente me hubiese gustado estar en esa habitación para presenciar el encuentro de esos dos, pero...

— ¿Qué te molesta? —Carl sigue sin dejarme tocarlo— Lo siento por no ir a casa desde que volvimos, sabes que no he tenido cabeza para nada —mis intentos por acercarme siguen siendo nulos.

— Me largo, tengo que enfriar mi cabeza —escupe sin verme.

— No te dejaré ir hasta que me digas qué pasa —me paro frente a él, si es necesario me pegaré como un koala a una de sus piernas.

— Nada. —sigue sin verme. ¡Obviamente pasa algo!

— Mírame —pido— Carl, quiero que me mires —repito.

— Lo que quieras me da igual. He dicho que me largo y----

Es mejor pedir perdón que pedir permiso, por ello no he dejado que me corte con sus palabras, aún si salen de esa boquita deliciosa, la cual en estos momentos estoy devorando. No dejaré que se aparte de mi nuevamente, y si eso significa arreglar las cosas a través de nuestros cuerpo, lo haré.

— ¡Suel---  — no permitiré que me aparte de su vida.

Mi mano aprieta su cadera provocando un acercamiento peligroso, Carl aún intenta separar nuestras lenguas, sin embargo, esa determinación se va por el caño cuando mi pierna derecha roza su entrepierna.

— Al fin te quedaste quieto —susurro mientras mi lengua pasea por su tentador cuello — Mi alfa enloquecerá si te vas. Enloqueceré si no me miras.

Solo escucho gemiditos, Carl aún se niega a verme.  

— ¿No me verás? —cuestiono impaciente— ¿Seguro de tu decisión? —obtengo el silencio que detesto— Correcto, entonces tendremos que arreglar el asunto en este pasillo —sentencio cediendo un 35%  de control a mi alfa.

Él nota como mi aroma ha cambiado, sus ojos al fin se detienen en los míos, pero ésta vez soy yo el que aparta la vista; — No me detendré al tener a la persona que amo haciendo una expresión tan tentadora —gruño acorralándole en la pared. 

— Pa... Para.

Dejo escapar más de mi esencia mientras me detengo a verlo, le desvisto con la mirada y él lo nota, su sonrojo crea una nueva fantasía para mi álbum, quiero tenerlo en este mismo instante.

— Para, Carlos. —ahora es quien gruñe.

— No me abandones. 

Al final soy un asustadizo caliente.

— Estoy molesto, necesito calmarme.

— Hablemos —propongo— Por si lo has olvidado: Te amo —aclaro.

El ambiente mejora un poco cuando Carl suspira rendido, mientras pasan los minutos expulso una esencia tranquilizante. Ha sido una buena idea ya que su cuerpecito se une con el mío en un abrazo. ¡Es un terrón de azúcar! Dejo mi cabeza reposar sobre la suya, su ronroneo es recibido con gusto por mi alfa — Soy un despistado, no sé qué hice mal pero nunca querría lastimarte.

— El problema es mío, no has hecho nada malo —dice quedito.

— Dime todo —inhalo el olor del shampoo de Carl— Eres mi pareja después de todo, lindo.

— Espera. ¿Somos una pareja? 

Escuchar esto hizo que mordiera mi propia lengua.

— Somos definitivamente una pareja. —su silencio me alerta— No me vayas a cortar, Carl —nuevamente uno nuestras miradas.