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34. Tiempo

El tiempo no para.

Ni por nuestros protagonistas, ni por corazones enamorados, ni por futuras vidas, el tiempo no para y menos para corazones rompiéndose.

El tiempo no para aún si hay algo importante por decir.

Bocas resecas a voluntad, prefiriendo que la saliva corte la garganta a decir "Para, tengo que hablarte de algo" y finalmente, el silencio. 

El tiempo no para cuando empieza a llover.

Huir de las inofensivas gotas, bailar al son de su compañía o solo dejarlas caer sobre nuestra existencia; hoy Carl optó por la tercera opción.

El tiempo no para por un malentendido.

Solo se puede reflexionar desde la distancia, comprender mientras lamemos nuestras heridas, establecer conexiones cuando ya  ha sucedido todo... y por lo general todo se ha ido a la mierda.

El tiempo no para cuando malintencionados se mezclan entre la multitud.

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Diez días después.

Pov Cheiz

Me he perdido en un callejón, me siento asqueado y tonto; el sonido de los autos hacía que doliera mi cabeza, por ello pensé que estaría bien si me desviaba un poco. — Perfecto. —bufo para mí mismo.

¿Debería seguir caminando o me detengo a esperar quién sabe a quién?

Antes de que me responda a mí mismo escucho un sonido a lo lejos, mi instinto de supervivencia me obliga a detenerme, mi cuerpo se tensa mientras se prepara para lo que sea que se esconda entre la oscuridad, nuevamente el sonido se escucha, pero ahora es más cercano.

— ¿Quién--------- ¡Ah! —chillo.

¡Bajo mis narices había un nido de cucarachas!

Todo este tiempo estuve caminando sobre ellas.

Preferiría un asesino que esto; corro sin control, ahora estaba más asqueado que nunca, mis piernas se mueven pero las cucarachas no disminuyen o se alejan. ¡QUIERO VOMITAR! 

— ¡¿Hay alguien allí?! —recurro a pedir ayuda. — ¡Alguien! —empiezo a desesperarme al ver como se deslizan e introducen sobre las paredes del estrecho callejón.

— ¡Cheiz! —Un ángel.

— ¡Por aquí------- ¡¿Dorian?!

— ¡Ch----------- 

— ¡DORIAN, CORRE! — digo desesperado.

En definitiva me orinaré encima.

Ratas, las ratas se están lanzando desde donde se encontraban escondidas hacía Dorian, opto por no pensar más en mis ganas de vomitar y correr hacía él, mala decisión. ¡Las cucarachas se están metiendo entre mis zapatos y ropa!