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24. Estúpidos Betas

Pov Cheiz

La clase de razonamiento no era aburrida, de hecho, me gustan las matemáticas, aquí el problema es el profesor. El desgraciado cuenta toda su vida y no dicta clase, según él, ha estado enseñando en todos los colegios de la ciudad y ahora también lo intenta con las universidades; me exaspera que cuente la misma historia, y no es lo peor.

— Saquen una hoja y resuelvan los dos ejercicios usando correctamente las tablas valor de verdad de las proposiciones.

Que le den.

Al menos explícanos el tema, bastardo.

Lo bueno es que el tema era sencillo. Pero me caga de debamos aprender el tema por nuestra cuenta para poder pasar los exámenes, además, este profesor no presta mucha atención por si hay copia. 

Paso esta materia pero no aprendo un reverendo trasero. 

Moriremos todos para el siguiente semestre.

— Y nada de copia —ah, lo olvidaba. El bastardo era beta, pero se sentía con las pelotas tan grandes que pensaba que los omegas eran incapaces intelectualmente como para pasar una evaluación, y por ello, ponía a todos los que hubiese en el curso en las primeras sillas del salón.

Le miré con asco, mientras escribía el ejercicio en mi hoja escuchaba como atrás hacían bromas e incluso se tiraban papeles, nos deja diez minutos y podíamos largarnos al fin.

Terminé lo más rápido posible, le entregué mi hoja rápidamente para evitar comentarios estúpidos.

Esa era la única clase que no tenía con Carl ni Owen.

— El maldito huele a neumático y hace un rato le escuché quejarse porque un omega olía a manzana —me dice Owen mientras esperamos a Carl.

— Se tarda bastante —me referí a Carl.

No le veo desde la fiesta, hemos hablado por mensajes pero siento que me estoy perdiendo de algo.

— ¡Lo siento, la profesora me ha retenido! —sonríe mientras corre hacía nosotros, Owen parece tensarse. 

¡SU MAAAAAAAAADRE, LO HABÍA OLVIDADO!

— Hola lindo —besa mi mejilla, está rosado por correr— Hola Owen —con él choca el puño— no parece nada afectado, Owen se ve sorprendido.

— ¿Cómo te fue? —pregunté para animar el ambiente un poco— ¡Ah! —exclamo al verlo bien— Hoy estás más radiante que yo —chillé— Tu piel está muy suavecita —froto con fuerza su mejilla, Carl sonríe y me lanza una mirada coqueta.

— Siempre serás el más radiante —me sorprende con un besito en la mejilla. 

Está más relajado de lo normal, se ve más confiado, definitivamente debo saber qué ha pasado.

— ¿Vamos a comer? Ya tengo un agujero negro formándose en mi estómago —propone Carl.

— ¡Vamos, vamos! —dice al fin Owen.

Mientras caminábamos a la cafetería algún pendejo me enviaba mensajes por segundo, Owen me veía con cara de "contesta esa mierda" , cuando tomamos puesto en una de las mesas saco mi celular.

46 mensajes sin leer.

Ew.

Cuarenta eran de Raúl y seis eran de Lucas.