61. Los ojos no mienten

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La inseguridad se intensificaba en el omega, sentía parte de responsabilidad por retener a Dorian aún si se prometió a sí mismo el enamorarlo nuevamente, Cheiz no era el mismo de hace unos meses, el Cheiz  de hace nos más de seis meses estaría burlándose del lamentable Cheiz que pedía a las estrellas que su amado recuperara la memoria lo más pronto posible.
Se burlaría de la expresión que lanzaba al hombre que una vez le marcó, refunfuñaría por el toque suave que dejaba en la piel del alfa y también por el leve ronroneo que emitía al sentir su respiración cerca.

Ahora tenemos a un Cheiz capaz de intentar arreglar las cosas mientras conserva su orgullo. No había por qué sentirse avergonzado, amar no es un pecado tan terrible, para él, abandonar sería peor que la muerte.

El joven de cabellos negros cierra la puerta de la casa cuando ya todos se encuentran dentro, el alfa en un intento de calmar al de ojos azules se limita a acariciar su cabeza, mientras que Cheiz se regañaba a sí mismo por no parar de llorar.
En el rostro de Samuel Mckenner se esboza una sonrisa de medio lado, las cosas iban por buen camino y esperaba de corazón que esos dos pronto pudieran tomarse de las manos como les vio hace un tiempo.

 
— Les prepararé jugo  —En cuestión de segundos corre a la cocina, tenía mucha curiosidad pero debía darles su espacio.

El escenario era el indicado, esta vez sin adolescentes borrachos, sin pelirrojos, sin embarazados, sin primos, solo estaban ellos dos; dos hombres con la edad suficiente para decir en voz alta lo que quieren.

— ¿Te sientes mejor, Cheiz? —alguien debía iniciar. Dorian procura usar las palabras apropiadas para que el chiquillo no se sintiera más mal de lo que estaba.

Lo estoy —no era intencional dar respuestas secas, el omega apenas y podía producir palabras entendibles.

— ¿Quieres hablar sobre nosotros? —la empatía hacia el omega era notoria, el alfa estaba consciente que había historia entre ellos, sin embargo, no sabía qué tanta.

No podría imaginarse ni en el peor escenario lo que le había hecho hace años al hombre que tenía frente a él.

No viste mis ojos, es una de las pocas oportunidades que tendré —un quejido se escucha en la última palabra dicha por el pequeño de ojos azules.

— Cheiz, en este caso lo mejor son las palabras —Tomar el control de la situación era esencial, su amigo parecía aturdido y la culpa empezaba a picar en su cabeza — Si quieres inicio.

Un suspiro de alivio se escucha en toda la habitación, el omega ha demostrado sus pensamientos en ese acto.
Para Dorian fue una buena señal, de que poco tendría que ganar la confianza del chico y así calmar sus dudas.

— Entonces supongo que... esto... ¡ya sé! ¿Quieres saber que tanto recuerdo sobre ti?

Para una pregunta obvia hay una respuesta obvia.

— Veamos —el castaño en su intento de concentración olvida la presencia de Samuel, cuando el nombrado se acerca con un vaso de jugo no puede evitar pegar un brinco en su lugar.

— Mi belleza es de otro mundo pero esa reacción fue grosera —añade mientras reparte las bebidas.

— ¿Lograste recordar algo? —Cheiz no es la persona más paciente en este momento.

El otro omega se retira lentamente con la excusa de ir a encargarse de la loza sucia.

— He intentado recordar varias veces, he salido a las calles, visitados tiendas y nada parece ayudar —resume sus días desde que salió de la clínica — Estoy intentando pero, lo siento, no pue---------

Return [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora