57. Malos recuerdos

763 154 24
                                    






— ¡¿Pero qué les pasa?! —el gruñido del omega apenas y es percibido por los dos hombres, nuestro protagonista recibe su segundo golpe en el rostro mientras que el otro recibe el sexto en su estómago.

La sangre dejó de impresionar a cualquiera que viese la pelea desde hace unos minutos, ambos retenían y soltaban aire pesado, su aroma amenazante logró despertar a nuestro cansado protagonista, quien no dudó en correr hacía el lugar al percibir un aroma familiar.

Un chillido es emitido por el omega de Cheiz al ver con más claridad la escena, el alfa que tomó gran significado en su vida estaba con la más furiosa expresión, de su labio salía sangre al igual que en sus puños.

— ¡Paren, paren, paren! —Cheiz no se rendía, avanzaba hacía ellos recibiendo el intenso aroma de peligro.

En una pelea de alfas apenas y la policía podía hacer algo.

Dorian, por favor.

Su omega se dirige directamente al alfa del castaño, cosa que descolocó a Dorian y abrió una apertura para que Lucas le propinara una patada en el estómago.

— ¡No te entrometas! —recibió como respuesta.

— ¡Si van a pelear que sea lejos de aquí! ...¡No quiero verlos más! — Cheiz sentía nerviosismo mezclado con enojo, las palabras que salían de su boca eran débiles aún si gritaba.

La adrenalina borraba cualquier palabra para los alfas, ninguno parecía conocer el cansancio ni la palabra control; para éste momento la única solución que veía el omega era intentar someter a los alfas, aún si era un omega tenía fuerza.

— ¡En la cara no podrás darme una tercera vez, idiota! —ruge Dorian a un obstinado Lucas.

— ¡Apostemos, estúpido!

Si no logré detener a Dorian, tal vez pueda detener a Lucas. Pensó el omega de ojos azules.

— ¡Lucas, detente, por favor! —pidió, el mencionado bajó su guardia para ver al chico, Dorian aprovechó está oportunidad para darle un buen golpe que en cuestión de segundos le dejaría en el suelo.

— ¡Jamás vuelvas a hacerle eso a un omega! —exige el ganador del encuentro.

Cheiz aún no entendía la situación, no sabía porque de repente fuera de su casa estaban matándose a golpes esos dos, se suponía que Dorian le evitaba, ademas, tampoco entendía por qué su cuñado veía el show con una sonrisa ladina.

— ¡No más, largo, Dorian, Lucas, se me abren de aquí! —la figura delgada del menor de los Thompson se interpuso entre ambos alfas.

— Alguien debía enseñarte modales —Dorian se dirige a Lucas ignorando al omega.

Ouch, mala esa Dorian. Pensaba el espectador pelinegro desde la entrada de la casa.

— No sé que rayos pasó, ni me importa, sólo largo de mi casa----

— Lo que pasa es que tienes un pésimo gusto en hombres, Cheiz —se escapó de la boca de nuestro protagonista, cuando tuvo consciencia de sus palabras ya era demasiado tarde.

— Ya lo sé, Dorian. A nadie le incumbe lo que me guste, ahora largo. ¡Ambos!

Todos se quedaron en silencio, no hubo réplicas, Lucas se levanta del suelo intentando acercarse al omega, Dorian en cambio se queda estático, de a poco le llegaban imágenes sobre Cheiz y vidrios en el duro pavimento.

— No quiero verte en un tiempo, escucharé lo que tengas que decir cuando sepa lo que sucedió. Yo te llamo, ni se te ocurra escribirme.

No había tiempo para que Dorian escuchara la conversación de esos dos. Su cabeza recibía imágenes, sonidos y sensaciones que recorrían todo su cuerpo.
Samuel notó con entusiasmo y esperanza aquello, al fin pudo respirar cuando el alfa malacaroso se había marchado en un taxi y Cheiz tocaba el hombro de Dorian con cuidado.


— ¿Dorian?

— Que me largue dices, Cheiz —la misma mirada de hace unos días, aquella que hizo nublar su vista esa noche hasta la madrugada nuevamente le era lanzada— Ésta vez soy el malo. Es la segunda vez que recibo golpes frente a tu casa. ¿Verdad? .... ¡Me echas como a un perro cuando tengo una maldita cicatriz en la cabeza por tu culpa!

— D...Dorian re-----

— Que me largue, sinceramente pensé que eras más inteligente, NO, no debería crear expectativas sobre alguien que no puede controlarse ni a sí mismo —las palabras son un arma, tienen más poder acorde a quién las digas y para Cheiz, el que Dorian hable así es doloroso.

No podía permitirse temblar como lo hacía su omega, esas palabras perforarían su cabeza en toda la noche, sin embargo, ahora mismo debía responder como siempre lo ha hecho.

— No vengas poniendo expectativas en las personas a tu antojo, cuida lo que dices hasta que recuerdes todo, Dorian.

— Recuerdo esa botella, te disculpaste conmigo ¡al final soy yo quien recibo los golpes y es echado! —los pies del alfa se dirigen en dirección opuesta al omega, se aleja como si fuera la peste, nuevamente las punzadas en el pecho crean un nuevo récord en el corazón de Cheiz. — ¡Está bien, me largo!

La figura que tenía memorizada, la cual veía en sus sueños y pesadillas se estaba alejando, las palabras resonaban en la cabeza del omega, taladraban con furia.







¿Le dejarás ir, Cheiz?









— ¡No, no te vayas!














Samuel Mckenner se atraganta con su propia saliva al ver como su adorable cuñado se cuelga de la espalda del enfurruñado Dorian Gómez.















Holaaaaa y adiós

Capítulo corto porque son muy puerks ajjdjaka

Return [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora