55. Infierno

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Dos capítulos en un día porque sí
UwU






Pov Cheiz

Seis de la mañana, un dolor de cabeza y una lágrima reseca. No es la mejor forma de despertar si sólo he dormido dos horas, pero que importa, detesto quedarme quieto y hundirme en recuerdos.
Mis padres se toman su tiempo, no han regresado, si mamá me viera de ésta forma creo que lloraría conmigo mientras mi padre y Louis buscan a Dorian para darle un buen golpe. Ja, me imagino la cara de Dorian, viendo a un hombre que no recuerda y al chico que se quedó con quien amaba yendo a golpearlo.

Salgo de casa con el mismo ánimo con el que desperté, hoy caminaré, temo chocar contra algo si mi mente no está tranquila; las clases inician en unos minutos, las personas caminan con el mismo paso que llevo, sin embargo, unos sonríen, otros se ven indiferentes mientras que otros apenas y se ven vivos, me temo que estoy en la última categoría.
Me siento en la silla del fondo del aula, aún Owen no llega, que más da, nos hemos distanciado desde que Carl desapareció. ¿Todo se ha ido a la mierda?

— Seguiremos con el tema, las frecuencias absolutas acumuladas —
Oh, ha iniciado— es la suma sucesiva de las frecuencias absolutas sin acumular, y se denota así —sus mamarrachos no se entienden, no puedo creer que tenga un tablero tan grande y escriba tan pequeño, como si este fuera a acabarse.

Los minutos son tan lentos, estoy en el peor momento de mi vida, me siento desanimado, no recuerdo por qué estoy en ésta carrera, es más, no sé por qué he venido hoy si odio está clase.

— Estamos a doce, entonces, en la lista  de asistencia el número doce es: Thompson —genial, estoy de suerte— pasa al frente y resuelve el ejercicio.

Siempre viéndome por encima del hombro.

Me levanto sin ganas y resuelvo el puto ejercicio, dejo el marcador sobre la mesa pero el desgraciado sigue de observador.

— Dígame joven ¿de qué y cuánto  estamos hablando en el intervalo 3?

— De, supongo que números —que pesado, seguramente va a pegarse de este momento para seguir jodiendo mi existencia.

— No, estamos hablando de 23 personas cuya edad máxima es de 40.5 años cumplidos —estuve cerca— Le recomiendo que preste atención, pero veo que como con poca voluntad de aprender y el puesto en el que está lo dice todo.

No pago matrícula como para aguantar a éste bastardo.

— ¿Estuvo mal el resultado?

— No, el ejercicio ha estado bien, pero si no sabe de qué está hablando exactamente, de nada va a servir.

Ahg, odio darle la razón. Hoy he bajado mi guardia.

— Me doy por bien servido si ha quedado bien el ejercicio —respondo y doy media vuelta, no pienso seguir una conversación con alguien que piensa que un omega no puede con los números.

Y así estuve por dos horas, fui el único que salió al tablero, el maestro sólo recordaba mi nombre en este día, no, parece que sólo yo estuve en el aula hoy.

Otras dos horas de una clase que no recuerdo pasan, al fin puedo volver a casa. Sacudo la cabeza, mi pecho se siente pesado otra vez, no es nada alentador estar solo, por ello decido ir a otro lugar. Lo ideal sería no encontrar a Dorian ni a Mitch, necesito pensar, volver a plantear la situación y tomar una decisión.

¿Me mandas alguna señal, universo?

La canción de Aqua hace que tome el celular y conteste sin siquiera ver quien llama.

Return [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora