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53. Destino tonto

— Cuando quieras te emparejo la otra mejilla, animal.

Besar al gruñón pelirrojo no fue lo más astuto que hizo Nicolás Sleencer, se maldecía a sí mismo por haber puesto sus labios sobre ése joven, no era nadie para él hasta hace cinco minutos, pero ahora, ése jovencito era su todo por obra del destino.

— Destino tonto —gruñó el alfa rubio en su idioma de cuna.

— No sé que dijiste, otra vez, pero a mi madre me la respetas... por si acaso. —la defensiva del menor no era la mejor ni la más apropiada pero la situación le tenía a punto de caer desmayado. Sumando el hecho de no haber dormido bien, haber pasado un experiencia traumática hace unas horas y el tener a su destinado en frente -y que acaba de abofetear por robarle un beso- no podía darse el lujo de temblar y dejar que hagan lo que quieran con él.

— No he dicho nada grosero, niño vulgar. —el alto y demandante alfa ha mordido seis veces su lengua esperando despertar de la tormentosa pesadilla— Olvidemos todo esto, no volveremos a vernos.

Esas fueron las palabras más violentas para su alfa y para el omega de Mitch, el rechazo de Nicolás provocó que el pelirrojo perdiera el equilibrio y apenas y pudiera sostenerse de la blanca y limpia pared que cubría el largo pasillo.

— Espero no volver a verte, es más, sé que olvidaré tu rostro en menos de diez minutos —hasta el pequeño omega tenía dignidad que defender.

Los destinados comparten un lazo especial, sus vidas están atadas de manera especial y el negarse a éste ocasionará una vida miserable.

La piel rosada del mayor palideció, en este momento deseó no haber dicho aquello y no haber escuchado las palabras del omega, su cuerpo exigía tomar entre sus brazos al hombre que el destino había puesto en su camino exclusivamente para él y jamás soltarlo. — Si va a ser así, te vienes conmigo.

¿Por qué amargarse la vida por no tener a su destinado? Nicolás ve más provechoso para sí mismo el tenerlo cerca y seguir con su vida. No compartiría una relación amorosa ni sexual con el "chico vulgar" tan sólo pensaba que viviera cerca suyo para que su alfa no muriera ni se deprimiera; necesita estar al cien por ciento para que sus obras nazcan sin problema y cumpla con la promesa que le hizo a Dorian.
No puede dejar que su destinado o su mismo alfa arruinen el trabajo de su vida, y si eso significaba tener que ver todos los días esa expresión enfadada -que hacía babear a su alfa- lo haría.

— No voy contigo ni con nadie, te dije que los detesto —sin embargo, no es como si Mitch no tuviera determinación. Se prometió no volver a dejar que lo tomaran e hicieran lo que quisieran con él, primero pelearía por su paz.— Te advierto que si vuelves a tocarme te dejaré sin día del padre.

— ¡No pienso enfermar por tu culpa! ¡Somos destinados, desde ahora no vamos a poder vivir sin el otro!... ¿acaso sabes lo que es un destinado?

— Un cuento de hadas, iluso. —estar en una situación tan problemática no le impedía divertirse un poco con las expresiones del alfa, aún si le duele como el demonio— Te gustó mi olor y ya vienes con esos cuentos, bien, ahora dime una de vaqueros.

— Definitivamente el universo debe estar jodiendo, jamás podríamos ser una pareja... No puedo acep------

— ¡Shh, shh, shh! ¿Escuchas eso? Exacto, nadie le dice al señorito que acepte vainas, así que esto no pasó ni pasará —la ironía no era la mejor máscara del pelirrojo pero veía necesaria el usarla con el que parecía ser su complemento, además, no le gustaba para nada la actitud  arrogante del hombre. — Ya quisieras pero no eres mi tipo

Había demasiadas palabras por decir y poca de privacidad, como una campanada de salvación el sonido de la puerta de la habitación 24 hizo eco en todo el pasillo y en los oídos de los destinados, dejando ver un azabache con una expresión pesada frente a ellos.
Mitch aún no era muy apreciado por Carl pero si el pelirrojo necesitaba una mano, se la daría.

— Vamos a casa, Mitch —el omega transmite una esencia relajante y ambas almas hostiles dejan que un suspiro libere el oxígeno que retenían desde hace un buen rato. — Ambos tienen que enfriar sus cabezas —antes de escuchar un "pero" continúa— Ya era hora que visitaras a tu Dodo, Nico.

El mencionado recordaba aquel rostro, se divirtió un poco con él en la celebración su amigo — Me has pillado en una penosa situación, supongo que estamos a mano.

Cómo no recordar al sujeto borracho que conoció en la fiesta de Dorian, sus preguntas sobre por qué el amor era tan pesado y sus lloriqueos silenciosos hizo que su noche no fuera del todo aburrida.

— Dijiste que no dejarías que nadie se robara tu corazón para no salir lastimado, pero mira como ya piensas en secuestrar a éste chico. Me has fallado, maestro.  —burlarse tampoco era un pecado, el azabache debía desquitarse del engreído al que nunca le han roto el corazón.

— Pesado. Lo siento pero no puedes llevarte a éste niñito, enfermaré si no lo veo.

— Sonaste a un viejo enfermo, como sea —el omega debía ser cuidadoso con sus palabras, estaba frente a una pareja de destinados y el alfa de ese sujeto podría enfurecer si alejaba a su compañero— Mitch es el hijo adoptivo de Dorian, así que lo verás seguido si vienes a ver a Dorian, ahora, dale algo de tiempo y entra en la habitación.

¿Han tenido la sensación de un animal arañando su interior? Es exactamente lo que experimentaba Nicolás, aún así accedió y partió sin despedirse.

Carl tomó en sus brazos al omega que en cuestión de segundos cayó debilitado.

— ¿Por qué siempre tengo que lidiar con el celo de otros? 

Es aquí donde va a empezar el juego de la cuerda, aquel que tire más duro y someta al otro, gana.

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Holaaaaaaa y adiós uwu

El comentario que lanzó Carl resume porque sucedió con Cheiz y Dorian   <}:3

♡ Los amito

Picos en esas nalgas