46. Eliminado

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Pov Carlos

Esos ojos nuevamente se dirigen a ese chico, Samuel Mckenner está en la mente de mi inestable primo y no se removerá con excusas.

— Ya le superaste, no te pongas terco— advierto, Mitch recoge la basura mientras intenta evadir el asunto, sin embargo, él no se va a quedar quieto.

— No recibiré a nadie más, quiero ver a Samuel - - - - - -

— Dorian —ah, esto se va a poner fastidioso— No podrás verlo porque es un hombre ocupado, además, sé que enloquecerás cuando lo veas y es mejor evitar situaciones incomodas otra vez.

— ¡Largo! —he aquí lo que temía — ¡Nadie puede pasar si no viene Samuel!

— ¡No vendrá si te pones temperamental! —me acerco a su rostro desafiante— Si no te controlas, perderás el respeto que lograste salvar en estos años.

Es un libro abierto cuando se trata de Samuel.

— Me calmaré, solo traelo —refunfuña.

Ahora tendré que hablar con esa persona, tsk, es increíble que todo el esfuerzo se vaya por la borda... evité relacionarme con Samuel Mckenner por varios motivos. Los Gómez somos explosivos cuando de familia se trata, acepto y odio haber deseado desaparecer al omega hace años, la vida da varias vueltas y ahora estoy planeando cómo hablar con ese sujeto.

Mis pensamientos se ven interrumpidos por el sonido de golpecitos en la puerta.
¡Carl y Cheiz!

Carl nos ahorcará.
No hay duda.

— Saldré un momento.

— Esos chicos explotaran si demoras un poco más, ve, ve —es el pelirrojo más adorable.

Suspiro pesadamente sabiendo lo que me espera ahí. Salgo con pereza de la habitación encontrando una expresión enfadada y otra indescifrable.

— ¿Qué tienes, lindo? —intento acercarme a mi hermoso bebé pero éste ya se ha alejado. — Carl, no te hag----

— Carlos, estábamos por romper esa puerta, por favor, déjanos verlo —Cheiz y su tono desafiante.

— Te lo voy a repetir —me paro frente a él — Es tú oportunidad de irte sin remordimientos, Dorian no te va a buscar y tu tampoco.

— No me retractaré, le quiero y tengo que decirlo.

Sus ojitos muestran determinación, lastima.

— Dejaré que lo veas —Carl me observa con desaprobación— pero debes saber que...



Pov Cheiz

No.

No.

No.

No es posible.

No.

¿Por qué tuvo que pasar esto?

Para.

Mi enojo se fue por donde vino.

— Dorian me ha olvidado por completo.

— Medicamente: debería olvidar máximo un par de meses pero nuestro chico se lució —sus palabras amargas e irónicas me empiezan a molestar— El doctor piensa que él mismo ha borrado aquello que pesaba en su corazón, como si de una barrera se tratara. ¿Alguna idea de qué sea, Cheiz?

Dorian. Me ha eliminado así como así.

— Te prefiero mil veces que a Samuel.

— ¿Samuel?

— Cheiz, hemos retrocedido seis años, justamente a la época más vergonzosa de Dorian —su ceño se ha fruncido notablemente— La obsesión por Samuel Mckenner.

Esto va de mal en peor.

— Tengo que verlo, Carlos------

— Dorian solo quiere ver a Samuel, si entras en esa habitación encontrarás un arrogante y no al incondicional que babeaba por ti.

— Me caeré a pedazos si no lo veo, ya no aguanto más —la molestia ha crecido con cada minuto, mi estómago se revuelve al tenerlo tan cerca sin poder verlo, no doy mas.

Entiendo que es una situación crítica para él, sus motivos para estar enojado conmigo los entiendo y por ello no le grito por sus comentarios irónicos y sonrisas retadoras, como la que acaba de esbozar.

— Mientras, habla con Carl —digo cortante mientras ingreso en el cuarto.

Carl, espero y le cortes las bolas. ☺️

Tomo aire para calmar mis nervios, mis dedos ya están fríos y no por el aire acondicionado.

Mi alfa.
Shhhhh.

Mi omega está saltando de la felicidad por ver su rostro, sus mejillas están con falta de color pero sigue siendo apuesto, en definitiva ni cien golpes en la cabeza le quitan lo guapo.

— Soy Cheiz —digo al de cabellos rojos como señal de intimidad.

Parece entender, deja una bolsa sobre las piernas de Dorian mientras me acerco.

— No dejes que el doctor las vea —dice pícaro a Dorian.

En la bolsa hay varios dulces, de los favoritos del alfa.

— Es alérgico —dije tomando el dulce con empaque blanco.

— A éste sí, pero lo traje porque es para mi —dice orgulloso mientras saca los otros dos que hay en la bolsa. — No le daré todos a Do-Dorian, no mientras siga rebelde —ahora muestra su lengua al castaño.

Correcto, quiero ahorcarlo.
No puedo creer que estemos de acuerdo en eso.

La molesta sensación vuelve a invadirme, toda mi ira se concentra en la mirada dirigida al pelirrojo, sus ojos se abren sorprendido e inmediatamente se larga del lugar.

Finalmente puedo verlo. Con desesperación mis ojos buscan los suyos, él me ha ganado, desde que entré me estuvo observando detenidamente.
Siento como vibra mi cuerpo al entender esa fría mirada.

— ¿Quién eres? —pregunta tosco.

Sin la cálida expresión de hace unas cuantas semanas, sin la media sonrisa que tranquiliza mis dudas, estoy ante un Dorian que me ha eliminado de su memoria.

— Cheiz Thompson—me presento con orgullo ante él.

— ¿De dónde nos conocemos? —la quinta punzada desde que entré se presenta. Aún no puedo asimilar esto.

— ¿Puedes ver mis ojos e intentar recordar? —pido sin parecer desesperado.

— Que fastidio, sólo dilo y ya. —odioso.

— Si lo haces traeré más rápido de lo que te imaginas a Samuel.

¿Por qué digo cosas que me lastiman?

— Oh, creo que nos entenderemos bien —me ha regalado una sonrisa solo por mencionarlo.—  Acércate un poco, este montón de cables en mis manos no dejan que me mueva mucho.

Asiento acercándome a él, me exijo no llorar y calmar mis emociones.
Me inclino un poco para que tenga un buen perfil de mi rostro, a pesar de ello, siento un poco de calor en mis mejillas al tenerlo de nuevo tan cerca. ¡Quiero besarlo!

Sus verdes ojos se conectan con los míos, parece que intenta concentrarse e incluso hace gestos con sus cejas y boca.




— Tienes un muy bonito color de ojos —afirma sin agregar nada más.

No me ha recordado ni un poco.

Return [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora