Cap 38

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Iba a ser muy difícil el viaje a Madrid lo mirara por donde lo mire, iba a ser en coche, nada cómodo, muy largo muchas horas pero menos peligroso por parte de que nos viera Marcó.

Habíamos tardado varios días en planearlo, Isabella tubo la idea cuando intento comprar los billetes de avión, era una sin papeles sin recursos, lo policía del aeropuerto no tardaría nada en no dejarme pasar y más con mi aspecto, apenas me tenía en pie, me costaba caminar y mi aspecto no había mejorado mucho, la cara la tenía amoratada, el ojo izquierdo aún no lo podía apenas abrir.

El primer problema fue vestirme, una hora sin exagerar ponerme un pantalon de chandal y una sudadera con unas deportivas cómodas, todo eso incluidas las súplicas de Isabella.

-Siéntate.

-Ahhhhh.

-Primero una pierna levanta un poco.

-Joder!!! Cuidado!

-Lo siento San.....

Iba todo lo despacio que podía, las piernas las tenía magulladas, los morados eran bastante grandes se estaban volviendo amarillos, con los pantalones puestos me volví a sentar en la cama, calcetines blancos, ni las zapatillas me los podía poner por no hablar de atarme los cordones, tuve que volver a recostarme unos minutos para poder tomar aire, aliento.

-Vamos a intentar ponerte la sudadera.

Me incorpore con su ayuda para no hacerme más daño del necesario corto la camiseta que llevaba, mis pechos quedaron al aire, al no llevar sujetador, Isabella se quedó mirando mi torso desnudo.

-Estoy hecha un asco verdad?

-Sigues preciosa San y me muero por besar cada moratón cada cicatriz, calmar tu dolor.

-Isabella no sigas por ahí.

-San no te vayas...

Su mano se posa en mis costados acariciando mi abdomen.

-No.... No me toques....

-Que tengo que hacer para convencerte, que tengo que hacer para que te vuelvas a enamorar.

-No pasará nunca, no puedo Isabella no lo hagas tan difícil.

-Tanto me odias?

-Deje de odiarte hace mucho, te apreció, por todo lo vivido, por lo que haces por mi, pero no me pidas más, no puedo darte lo que me pides, lo nuestro es imposible.

Salen lágrimas, pero se da por vencida y en silencio y con dolor me pone la sudadera.

-Mi amigo ya está abajo te llevará donde tu le digas, hasta su puerta.

-Gracias, te lo devolveré todo.

No me miro, me ayudo a salir de su casa, me puso la capucha de la sudadera para no ser reconocida.

Iban a  ser muchas horas sentada, por mucho que el coche fuera de lujo, no encontraba una postura en que no me   doliera alguna parte de mi cuerpo, las costillas y la cabeza era lo peor, si el viaje era largo se hizo más por mi estado, demasiadas veces había que parar solo para poder recostarme, debí de perder el conocimiento unas cuantas veces me mareaba, vomite unas cuantas veces en la cuneta, creia que no iba a llegar a mi destino, pero sobre el sufrimiento no me arrepentia lo que estaba haciendo, Malú valía la pena.

-Estamos entrando a Madrid señorita.

Abri los ojos como pude.

-Cuanto.... Falta....

-En media hora llegaremos a  su destino, esta empezando a llover.

Si llovía que más daba, solo quería volverla a ver sus ojos y luego ya podía morir, dentro de mi algo me decía que algo no iba bien en mi cuerpo.

Alejate de ella! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora