Mi padre se remangó su camisa blanca mostrando la piel morena de sus antebrazos.
—Está claro que Aeneas Niebla no quiere esta boda, lo que quiere es pegarse a nosotros, convertirse en uno de los nuestros, aparecer junto a nosotros en los medios y dar una nueva imagen de su familia, mientras que confabula en nuestra contra. Nosotros necesitamos su dinero, y lo saben, sin embargo, ya hemos conseguido parte de él con la firma del primer acuerdo, pero ellos necesitan algo más difícil de conseguir, apoyos, el cariño del pueblo y eso, por muchos acuerdos que firmen no nos lo pueden quitar. El plan es simple, le concederemos a Aeneas justo lo que quiere, un lugar a nuestro lado, un sitio para su hijo junto a Claire, el tiempo justo para que crean que pueden conseguir lo que quieren, mientras que nosotros nos hacemos más fuertes.
—Lo siento, hermanito, pero me he perdido.¿Cómo piensas hacer todo eso?—preguntó Helena Alma alzando una ceja e inclinándose hacia delante.
—Fácil, le propondremos a los Niebla una nueva cláusula dentro del acuerdo matrimonial—mi abuelo abrió la boca, a lo que mi padre reaccionó alzando un dedo—.La cual firmaran por seguro, porque cómo ya he dicho antes, Aeneas no quiere boda. Esta cláusula ofrecerá lo siguientes puntos— dijo mi padre mientras hacía aparecer un papel en su manos y lo iba leyendo—. La nueva cláusula establece que el acuerdo no se hará oficial hasta que Claire Isabelle Alma Castille cumpla diecisiete años, y se firmará sólo si ambas partes están de acuerdo con éste, de manera que ambos jóvenes gozarán de el mayor tiempo posible para conocerse, favoreciendo a ambas partes, y en caso de que alguno de los integrantes conociera a otra persona de interés, tendría la posibilidad de iniciar una relación con ésta y romper el acuerdo cuando llegue la fecha límite—el papel desapareció de las manos de mi padre— Dinero, tiempo y boda cancelada. Nosotros ganamos.
Todos mirábamos nuestros platos procesando aquella información, entonces alguien comenzó a aplaudir y a reír.
Era mi abuelo que se carcajeaba, mientras cogía su taza de café y la alzaba.
—Carlos, eres brillante—rió mi abuelo—Brindo por eso.
Mi tía comenzó a reír y alzó su copa bajo la sonrisa de mi padre.
Alcé la mirada.
No me iba a casar obligada.
Mi familia saldría de la ruina.
Y estaba con todos aquellos que amaba.
Reí aliviada.
—No me voy a casar—susurré.
Yara me miró confundida y posó una blanca pata en mi regazo.
La miré y una risa escapó entre mis labios.
—¡No me voy a casar, Yara!—exclamé alegre tomándola de la cabeza, me levanté—.¡No me voy a casar!
Yara comenzó a ladrar alegremente mientras correteaba a mi alrededor.
Mi padre sonreía admirando mi felicidad, corrí a abrazarlo.
—Te quiero—murmuré junto a su pecho.
—Yo también te quiero, muchísimo. Lo siento, por haberte metido en este lío. Te prometí que ibas a casarte con quien tú quisieras y eso es lo que harás, cariño—susurró mi padre en mi pelo.
—Yo también quiero un abrazo—dijo mi abuelo sonriendo.
Abracé a mis otros familiares con una sonrisa.
—Ya que el tema de la boda, está más o menos zanjado, me gustaría preguntarte por tu equipaje, pequeña—me miró mi abuelo mientras su bigote gris cubría su sonrisa.
—¿Equipaje?—entonces mis ojos se abrieron con sorpresa.
Hogwarts.
Quedaba una semana para empezar el curso.
Maldije para mis adentros.
—No me acordaba—dije dándome una palmada en la frente.
—¿Se puede saber en que has estado pensando todo el verano para no acordarte de tu amado Hogwarts?—rió mi tía por encima de su zumo.
Un flequillo rubio y unos ojos grises como la niebla me devolvieron la mirada en mis pensamientos.Toqué inconscientemente la pulsera que adornaba mi muñeca desde el día anterior.
—En nada—murmuré sonrojándome.
Mi tía me miró sorprendida y dirigió una miradita a mi padre quien frunció el ceño.
—Creo que será mejor que vaya a hacer el equipaje—balbuceé mientras señalaba hacia la escalera.
—Claro—escuché que respondía mi tía riendo, cuando ya estaba subiendo el primer escalón mientras me seguían Yara y Regiah.
—Estaría pensando en dragones—murmuró mi abuelo entre risas.
Cerré rápidamente la puerta de mi cuarto, la maleta podía esperar, pero tenía que hacer algo antes. Tomé una pluma, papel y tinta.
Y comencé a escribir una carta para aquel muchacho que adoraba tanto el bosque como yo.
Cuando terminé, tomé ese sello mágico con el escudo de la familia Alma, el lobo me devolvió la mirada y preguntó: —¿Destinatario?
—Daniel Niebla, residencia de los Sombra, Zaragoza—respondí recordando que se encontraría en la casa de su abuela materna unos días.
Con ello la boca del lobo se cerró, sellando el sobre, y apareciendo en letras doradas el nombre del dueño de la carta.
Una carta para agradecerle los buenos momentos y despedirme en cierto modo.
Pero en el fondo sabía perfectamente que solo enviaba esa carta porque esperaba la respuesta del chico de ojos grises.
Necesitaba hablar con él, no podía separarme de él.
Y no terminaba de entender porque me dolía tanto.
Con ese último pensamiento até el sobre a la pata de Regiah.
La cual después de acariciarme dulcemente con su cabeza y graznarle cariñosamente a Yara , salió volando por la ventana.
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La Dama Dorada
FanfictionClaire es la legítima heredera del ministerio español y el francés, perteneciendo a dos de las familias más poderosas del mundo mágico. Así, se encontrará en un mundo que ella no ha elegido, rodeada de lujos, de humillaciones, de abusos y corrupción...