Prólogo

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La ministra de magia francesa se sentó frente a su madre, Dionis Castille. La mujer más poderosa y rica de toda Francia. Además de la anterior ministra  hasta la mayoría de edad de su hija, Janelle Castille.
La suave luz que entraba por el amplio ventanal iluminaba el cabello de ambas mujeres.
—¿Qué cree que deberíamos hacer con la niña?—preguntó suavemente la mujer de cabello rojizo.
—¿A qué te refieres, Janelle?
—Ya sabe a lo que me refiero madre, ¿Beuxbatons o Hogwarts?
—¿De verdad está en duda?—contestó la anciana con una voz cortante y fría.
—Por supuesto. Ella quiere estudiar en Hogwarts, como padre. Ya sabe cuanto admira a su abuelo, y ambas sabemos que él intervendrá si Claire decide ir a Hogwarts y nosotras no lo permitimos.
El tintineo de las copas de cristal camufló su risa antigua.
—Su abuelo está en Londres no podrá hacer nada desde allí. —¿Y su padre? La anciana se reclinó contra el diván mientras daba un nuevo sorbo a su bebida. —No me hagas reír. Su padre no es más que un simple inútil como toda su estirpe. Además, ¿quién dice que recibirá carta de Hogwarts? —Madre, ambas sabemos que la recibirá. —Por supuesto que la recibirá, pero eso no significa que ella la vaya a ver. —Madre... —Janelle, basta. No seguiré discutiendo esto. Mi nieta no irá a un colegio dirigido por Albus Dumbledore, amante de sangres sucias y traidores—escupió—. A la niña le explicaremos que no recibió la carta porque en sus venas predomina la sangre francesa y española, por lo que solo llegó una de Beuxbatons, que es adonde debe ir—sostuvo la mujer de cabello plateado mientras dejaba la copa en una pequeña mesa de roble. —Así será entonces, madre —susurró la mujer moviendo la cabeza. Lo que no sabían esas mujeres es que las paredes de la mansión tenían oídos, y en la esquina se encontraba un sirviente escuchando el acuerdo entre madre e hija.

La Dama DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora