28. El Ganador

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A la hora del desayuno todos los alumnos murmuraban sobre los extraños sucesos de la noche anterior. Pero unas palabras se escuchaban entre los susurros con mayor frecuencia, hombres lobo y La Corona de tres puntas.
El nombre que me habían dado los alumnos de Hogwarts resonaba por los pasillos, algunos lo decían con miedo, como quien habla del monstruo de debajo de la cama, otros hablaban con admiración, como si fuera una clase de heroína.
Pero algo más sucedía, ningún profesor había llegado todavía a la mesa del desayuno y los alumnos lo estaban notando. Los prefectos susurraban nerviosos entre ellos justo antes de desaparecer tras la puerta del comedor.
—Me han contado que Alexandra acabó en la enfermería con un ataque de ansiedad y que incluso intentó morder al prefecto de Slytherin—rió Charlotte—. Ojalá la hubiera visto cuando le dijeron que no le pasaba absolutamente nada y todo habían sido imaginaciones suyas.
Bebí un sorbo de zumo de calabaza con una sonrisa.
—¿Habéis oído lo de Marcus Flint?—preguntó Emma con una sonrisa—. Se puso a morder los tapices de la Sala común de Slytherin y persiguió al varón sanguinario a cuatro patas, dicen que hasta sacaba la lengua como un perro mientras aullaba.
—Bueno, de Flint no me extraña, todos sabíamos que era un animal—bromeó Charlotte mientras cogía una naranja.
Emma y yo reímos a carcajadas.
Nuestra risa se detuvo cuando aparecieron los Weasley, Fred tenía un ojo morado, pero su rostro mostraba orgullo. Sus ojos marrones recorrían la habitación buscando algo, nuestras miradas chocaron y la ira cruzó su rostro.
Me había encontrado.
Sus pasos se dirigieron hacia mí con furia.
—¿Sabes que es esto, no?—dijo señalando su ojo morado—.¿Es lo que querías?
Charlotte miraba con la boca abierta al chico, mientras yo fruncía el ceño confundida.
—¿Cómo?
Una risa cruel atravesó su garganta.
—Tu bromita del hombre lobo hizo que me tirara sobre Jordan y tuvieron que pegarme un escobazo para dejarme inconsciente.
Charlotte no pudo contener una risa, Fred la fulminó con su mirada.
—Si te pusiste agresivo no fue cosa mía, yo solo le eché polvos de fiebre y caramelos crecepelo a tu cena, todo lo demás lo hizo tu mente—un rastro de admiración recorrió su rostro pero rápidamente fue sustituida por el odio—.De todas formas, mis bromas son para hacer reír, así que si has sufrido algún daño lo lamento,¿conforme?
El chico me miró con los ojos entrecerrados.
—Cuidado, Alma—amenazó el chico.
—Claire, te estás metiendo en la boca del lobo—continuó Lee seriamente imitando la voz amenazante de Fred.
Emma que estaba bebiendo agua la escupió toda en una carcajada, Charlotte y George contuvieron su risa. Por la parte de Fred se podía decir que si las miradas mataran Jordan hubiera caído muerto en el sitio.
—Veo que todavía está muy reciente como para bromear—sonrió Lee incómodo mientras rascaba su cabeza.
Fred se dio la vuelta y continuó su camino.
—Sí, mejor deja de bromear o le vas a ver las orejas al lobo, Jordan—bromeó George provocando la risa de Lee—.Señoritas, si nos disculpan,tenemos algo que anunciar.
Quizás odiara a Fred, pero había algo en George que me hacía sentir cierta simpatía por él y algo parecido me pasaba con Jordan, que atraía a todos como un imán con su carisma. Incluso a Charlotte por mucho que lo negara.
Vimos como Fred, Lee y George subían a la mesa del desayuno.
—SEÑORAS Y SEÑORES—dijo George apuntando su mejilla con su varita.
—NIÑOS Y NIÑAS—continuó Fred.
—LEONES, SERPIENTES, ÁGUILAS Y TEJONES—aulló Jordan.
—HEMOS DESCUBIERTO QUE LOS BLUDGERS DURMIERON AYER A TODOS LOS PROFESORES Y NO DESPERTARAN HASTA NUEVO AVISO—gritó George.
—ASÍ QUE POR ORDEN DE LOS BLUDGERS—siguió Fred.
—¡QUÉ EMPIECE LA FIESTA!—exclamó Jordan alzando un puño.
El cromo tembló en mi bolsillo. Una calificación de rey apareció junto al nombre de los bludgers. Alzándose al segundo lugar bajo una corona de tres puntas.
***
El caos no duró mucho. Al parecer los chicos habían usado una poción muy potente para el sueño, pero en cuanto los prefectos de cada casa consiguieron preparar una poción despertares los profesores volvieron en sí. Había pasado una semana desde entonces y el primer partido de Quidditch se acercaba, junto con el final de la primera fase.
Charlotte me acompañaba cada tarde a los entrenamientos, mientras que Emma se quedaba con un grupo de Ravenclaw con el que había entablado amistad.
Cuando llegamos al centro del campo el resto del equipo se encontraba en un círculo.
—Cómo sabéis este fin de semana empieza el campeonato de Quidditch, abriéndolo nosotros en un partido contra Hufflepuff, será duro no os engañaré, he oído que Diggory, el nuevo buscador, es muy bueno así que nosotros tendremos que ser mejores. ¡Así que quiero que demos todo en este entrenamiento!
Todos nos alzamos con velocidad al vuelo, dejando a Charlotte y a Lee en su acostumbrado sitio en el césped tras las gradas. La chica rubia miraba confundida las extrañas filigranas que hacíamos en el aire como hacía cada vez que iba, intentando comprender mejor el juego, Lee la miró con curiosidad.
—¿Se puede saber por qué siempre miras los entrenamientos con la misma cara con la que miras a Snape en sus clases?
—¿Cómo?—la chica desvió su atención a la figura de rojo que esperaba junto a las porterías, Oliver miraba al resto del equipo desde allí.
—Sí, parece que quisieras resolver un puzzle—dijo el chico mirándola, una mirada de comprensión y una sonrisa malévola se extendieron en su rostro—. No lo entiendes, no tienes ni la más remota idea de lo que está pasando.
El chico rió mientras sus rizos negros se esparcían por su frente.
—Calla—murmuró Charlotte enfadada sin mirarlo.
Una bludger salió disparada contra Angelina, George se interpuso mandándola al otro lado del campo.
—Ves, esa bola que parece que te quiere asesinar es una bludger—dijo el chico señalando el punto negro que volaba a una velocidad vertiginosa—.George y Fred son los golpeadores, su trabajo es defender a los cazadores para que metan puntos con la quaffle—continuó señalando la otra bola que caía en manos de Alicia. Los cazadores volaron juntos formando una especia de punta de flecha.
—¿Qué están haciendo ahora?—preguntó Charlotte.
Lee asintió con entusiasmo.
—Es una formación de ataque bastante sencilla, se llama cabeza de halcón.
Charlotte miró con su ojos verdes al chico impresionada.
—¿Cómo es que no te has presentado a las pruebas para el equipo?
Lee se encogió de hombros con una sonrisa.
—No es lo mío, yo prefiero los micrófonos. Me gustaría ser comentarista de quidditch algún día—murmuró con voz soñadora.
La chica rubia miró a Jordan, los ojos marrones del chico relucían con ilusión, nunca se habría imaginado que aquel chico pudiera sentir pasión por algo que no fuera molestar a los demás.
La quaffle se acercaba peligrosamente a la portería.
—Alicia Spinet se acerca a la portería del contrario, se mueve como un rayo, ¡Dispara y...¡NOOOOO! Wood la coge apenas sin despeinarse, ¡el capitán de Gryffindor lo vuelve a hacer!
Charlotte miró divertida al chico mientras comentaba el entrenamiento, Lee aprovechaba para explicarle las faltas, las maniobras y todo aquello que pasaba.
George y Fred surcaron juntos el aire mandando la bludger a kilómetros de distancia.
—Los golpeadores, George y Fred Weasley , ejecutan con gran precisión una jugada...
—¡Dopplebeater defence!—gritó Charlotte emocionada.
—¡DING, DING, DING! Tenemos una ganadora, la señorita Campbell vuelve a acertar.
Charlotte rió con el chico, pero dos figuras altas aparecieron tras ellos.
—Ya lo creo, que tenemos un ganador, Rolanda. Aquí tienes a tu nuevo comentarista de Quidditch.
Lee Jordan y Charlotte se giraron al oír aquella voz que tantas veces habían escuchado. Dumbledore y la profesora Hooch sonreían con orgullo ante ellos.

La Dama DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora