George ni si quiera me miró cuando me volví invisible antes de entrar al comedor. Me acerqué hacia donde estaba Villin mientras la cabeza me daba vueltas, cuando terminé de echar la poción en su zumo de calabaza todavía seguía el zumbido en mi cabeza.
Me había besado. Me había besado. Me había besado.
Me senté en el sitio vacío que había dejado a su lado.
—Fuegos artificiales—murmuró George mirando al cuello de su camisa, apartando su mirada de la mía.
Emma y Charlotte se sentaron frente a nosotros.
—¿Cómo ha ido todo?—preguntó Emma.
—Perfectamente—respondimos a la vez.
Miré rápidamente a George quien también me miraba de reojo, aparté la mirada y la dirigí a mi plato para que no vieran el color que teñía mis mejillas.
—¿Os pasa algo?—dijo Charlotte analizándonos.
—No, solo estamos nerviosos porque no sabemos nada de Lee y Fred, no han contestado—respondió rápidamente George.
Era mentira, habíamos hablado con ellos antes de entrar al comedor. Emma frunció el ceño y Charlotte le restó importancia con una mano.
—Se habrán distraído, seguro que sabemos algo pronto—nos intentó tranquilizar Emma.
En ese momento un estallido resonó por todo el castillo, y después un fuerte silbido seguido de una explosión.
Ahí estaban.
En el comedor cundió el pánico. Los estudiantes empezaron a levantarse, a chillar, otros quedaron petrificados en su sitio e, incluso, Percy Weasley se desmayó después de gritar.
—HOGWARTS YA NO ES UN SITIO SEGURO.
Las explosiones seguían sonando y sonando. Un fuerte golpe se escuchó en la mesa de los profesores.
—ORDEN—gritó Dumbledore utilizando un hechizo vociferador—¡CALMAROS! Los prefectos haced filas y desalojar la sala, algunos profesores, incluido yo, iremos a ver que está pasando y lo solucionaremos. Seguro que no es nada. Y por favor, que alguien espabile al señor Weasley— una chica que había a su lado le dio dos tortas y el chico se recuperó de golpe—. Me refería a con un hechizo, pero ha sido igualmente eficaz.
Los profesores abandonaron la sala y dejaron tan solo a Hagrid a cargo de los alumnos junto con los prefectos.
Era el momento.
La puerta del comedor se abrió de golpe con una risotada. Peeves iba haciendo volteretas por el techo del comedor mientras reía como un desquiciado con los ojos bien abiertos. Los cohetes seguían explotando a lo lejos haciendo que temblara levemente el castillo.
A saber cuantos cohetes tendría Filch.
Hagrid miró hacia arriba con enfado.
—¿Se puede saber que has hecho ahora?
Peeves se dobló sobre si mismo y emitió una risa que me puso los pelos de punta.
—No, no, no, grandullón—rió más—. La pregunta es que no he hecho todavía.
George me miró con una sonrisa, y apretó mi mano entre el gentío. Iba a ser genial.
Un escalofrío me recorrió, pero no solté la mano de el chico, y él tampoco parecía querer que lo hiciera.
Entonces Peeves se hizo una bola y fue como si fuera una Bludger hacia Villin, y antes de que pudiera moverse si quiera, el chico ya estaba en sus manos. Su cabello negro se sacudía mientras intentaba liberarse del agarre del poltergeist. Todo el mundo miraba embelesado la escena.
—Yo me encargo—lo tranquilizó Hagrid—. ¡Suelta al chico, Peeves!
—Vale—se carcajeó.
La manos traslúcidas de Peeves se abrieron dejando caer a Villin unos metros. Todo el mundo gritó, incluso Villin que emitió una llamarada de fuego, causando más caos.
Peeves se apareció a su lado y lo cogió antes de llegar al suelo.
—Me lo he pensado, grandullón, y no lo voy a soltar. ¡Siempre he querido un dragón de juguete!—después volvió a reír mientras su cabeza giraba como una peonza.
Villin empezó a llorar desesperado.
—Tranquilo, ya verás....—intentó calmarlo Hagrid.
—¡NO ME ENGAÑES! ERES UN INÚTIL INMENSO, VOY A MORIR—gritó Villin mientras el fuego salía de su boca.
Para mí sorpresa esta vez habían menos gritos y se escucharon...¿risas?
Varios chicos de primero y de segundo de Slytherin reían, incluso pude ver gente de otras casas disfrutando del espectáculo.
—AHORA QUIEN ES EL LLORICA, EH, VILLIN—le gritó una voz aguda.
—ESO—aulló otro chico que cogió una manzana mordida y se la lanzó Cayden.
Más alumnos empezaron a coger restos de comida y a lanzársela.
—ESTAMOS HARTOS DE LOS GOLPES, DE LOS GRITOS Y LAS AMENAZAS.
—SI—coreó un gran grupo de alumnos.
Un gran grupo de alumnos comenzó a lanzarle comida sin parar. Peeves reía mientras llevaba al chico cubierto de restos de comida que empezaba a gritar echando más fuego.
—Esto está siendo muy divertido, pero me tengo que irrrrr—canturreó Peeves mientras se iba volando con el chico y justo en la puerta frenó en seco—. Esta broma ha sido patrocinada por La Corona de tres puntas y los Bludgers.
Una chica rió.
—Sabía que había sido La Corona.
—Y los Bludgers—se aclaró George la garganta.
—ESO
—LA CORONA Y LOS BLUDGERS SON LOS NUEVOS REYES—gritaron varias personas a las que lo corearon un grupo.
Los alumnos empezaron a coger comida sobrante y a lanzársela entre risas.
—A SU SALUD—gritó alguien lanzando una tarta que aterrizó sobre otro de los Serpents.
Así empezó una guerra de comida. Hagrid intentó contenerla, pero terminó uniéndose con una carcajada.
Un montón de nata acabó en mi cabeza, encontré a George devolviéndome una sonrisa. Reí mientras lo maldecía y alguien se puso detrás nuestro.
Fred y Lee estaban ahí con una expresión extraña. George que tenía la cara llena de chocolate frunció el ceño preocupado.
—¿Qué pasa?
—Que hemos ganado—Fred me miró con seriedad—. Hemos ganado todos.
El corazón se me paró en seco.
—¿Cómo?
Entonces Fred me enseñó su cromo, y ahí estaba, una corona de tres puntas junto a una Bludger. Por primera vez habían dos ganadores.
Fred sonrió como nunca lo había visto sonreír, estaba feliz, no solo por él, si no también por mí.
—¡A mis brazos!—gritó en español.
Corrí divertida a abrazarlo emocionada.
Y ahí estábamos, en ese comedor que había sido testigo de tantas peleas nuestras, abrazándonos como hermanos que llevan años sin verse.
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La Dama Dorada
FanfictionClaire es la legítima heredera del ministerio español y el francés, perteneciendo a dos de las familias más poderosas del mundo mágico. Así, se encontrará en un mundo que ella no ha elegido, rodeada de lujos, de humillaciones, de abusos y corrupción...