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Las pesadillas de Niall nunca tenían sentido. Siempre se encontraba en escenarios extraños que lejos de ser aterradores, le enviaban una sensación poco placentera por la espalda. Pero había una que resultaba ser más recurrente que todas las demás, sin embargo, ésta era ligeramente diferente.

Estaba de pie sobre agua negra que reflejaba su figura como un espejo. Sobre él no había más que cielo gris y a sus alrededores, solo vacío. Pudo seguir escudriñando sus entornos si no fuera porque sintió algo frío recorrerle los tobillos.

Miró hacia abajo, y por alguna razón, el agua a sus pies estaba alzándose hasta mojarlo todo. Subía tranquilamente, como un tanque siendo llenado, y alcanzó a Niall hasta las caderas. Intentó moverse de un lado a otro, buscando terreno elevado, pero no importaba a donde fuese, el agua lo seguía alcanzando.

Cuando menos se lo esperaba, al mar ennegrecida ya le llagaba hasta el cuello, moviéndose en hondas alrededor suyo por la manera en la que Niall se movía. Se paró de puntillas tan pronto como el agua rozó su nariz. Movía sus ojos alrededor desesperadamente, pero lo único que veía era la nada.

Cundo el agua estuvo sobre su cabeza, no había nada que Niall pudiera hacer. Por más que tratara de nadar, era como si una fuerza invisible lo arrastrara hacia abajo, encadenándolo en el fondo. Desesperado daba manotazos hacia arriba, tratando de aferrarse a la superficie, pero la luz parecía verse cada vez más lejana. Burbujas salieron de su boca cuando comenzó a gritar, mientras la inmensidad del agua ahogaba sus gritos. Intentó respirar, pero solo logró sentir como sus pulmones se inundaban dolorosamente, y cuando el aire se había agotado y Niall estuvo a punto de quedarse inconsciente, despertó.

Sudoroso y con la respiración errática, se sentó de golpe en la cama, solo para darse cuenta de que estaba completamente solo en la habitación. La luz de día ya se colaba por la ventana, pero Niall se había dado cuenta de que alguien había cerrado las persianas para oscurecer la habitación. El reloj en la mesa de noche anunciaba ya la una de la tarde. ¿Había dormido todo el día?

Bajó los pies de la cama y estiró las piernas, había aprendido a ponerse calcetines para que cuando sus pies tocaran el suelo no sufriera alguna especie de shock término. Se levantó, usando nada más que unos pantalones holgados y una camiseta negra deslavada.

Cuándo salió de su habitación, se aseguró de que la madera de las escaleras no crujiera ante sus pisadas, no quería que nadie lo encontrara recién levantado y lo regañara por eso. Pensó en hacerse un desayuno rápido y comer silenciosamente en la cocina.

Se detuvo en antes de llegar al escuchar la musical voz de Anne hablar a susurros con alguien más.

—Duerme hasta tarde, no habla nunca, ¿crees que esté deprimido?

—No lo creo, cariño. ¿Recuerdas lo que dijo la señora Branagh? Solo es tímido —la consoló Robin.

—¿Y cómo explicas que duerma hasta tarde? Son síntomas de depresión, se la pasa escuchando música todo el tiempo —replicó Anne, alzando su tono de voz.

—Tal vez solo le gusta mucho la música.

—Tranquila ma' —escuchó la voz de Harry interceder a través de las delgadas paredes—. Tiene pesadillas por la noche, lo oigo mientras duerme. No grita, pero suele despertarse en la madrugada sudoroso y asustado, por eso duerme hasta tarde.

La tensión desapareció de los hombros de Niall. Era preferible que Anne pensara que dormía hasta tarde por las pesadillas y no por escaparse de casa durante la noche.

Escuchó un suspiro aliviado, creyó que era de Anne.

—Espero que sea eso. ¿Tú crees que tenga algo que ver con estrés post traumático? Stella me dijo...

foster; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora