El viaje a la escuela el siguiente lunes no fue para nada como Harry se lo esperaba. Niall, ensimismado en el asiento trasero, con la frente apoyada contra la fría ventana, miraba los borrones de casas y transeúntes pasar. Es como si la conversación del día anterior no hubiese ocurrido.
¿Estaría avergonzado de haber dicho todo lo que dijo? ¿Estaba atormentándose por tan siquiera abrir la boca? Pensó Harry, mientras lo miraba por el espejo retrovisor.
—Harry, la luz está en verde —lo llamó Merry a su lado. Su voz engrosada por el frío sonó fuera de lugar dentro del silencioso auto.
Sus ojos se apartaron del retrovisor y comenzó a avanzar lentamente por la ajetreada mañana. En la esquina pudo ver el distrito escolar, con los autobuses amarillos enfilándose dentro del estacionamiento, y los estudiantes bajando de ellos de un salto entre empujones y risas. El concreto del suelo de la entrada estaba mojado, con los bordes hechos de nieve a punto de derretirse.
Harry no entró en el estacionamiento como todas las mañanas, en cambio, detuvo el coche detrás de la van de una madre que dejaba a sus dos hijas; luego, quitó el seguro de las puertas.
—¿Qué haces? —le preguntó Merry, recogiendo su mochila.
—Vayan ustedes, tengo algo que hacer.
—¿Vas a saltarte la escuela? ¿Quién eres tú? —preguntó medio en broma.
—Es importante, los veré después de clases. Regresaré por ustedes antes de que salgan.
Ella lo miró con los ojos entornados, escudriñándolo sospechosamente, pero finalmente abrió la puerta, poniendo uno de sus pies en el concreto húmedo.
—Bien, pero espero que me digas por qué andas tan misterioso de repente.
—Solo vete —Harry la empujó del hombro
Max se inclinó sobre el asiento y dijo junto a su cara.
—Oye, se acabaron las papas y las sopas instantáneas, ¿puedes pasar al supermercado y compara más?
—¡Max! —Merry gritó desde afuera, haciéndole rodar los ojos.
—Mujeres —masculló, antes de bajar del auto.
Harry pudo haberse ido, pero se percató de que Niall continuaba sentado en el asiento trasero, esta vez, devolviéndole la mirada por el espejo retrovisor, con uno de sus audífonos puestos, y el otro colgándole sobre el hombro. A veces, Harry se preguntaba si realmente estaba escuchando algo, o solo lo hacía para alejar a las peronas.
—¿No vas a salir? —decidió preguntarle, con la ligera esperanza de que quizá, quisiera acompañarlo.
Niall se miró el regazo y tomó aire por sus labios entreabiertos. Por un momento, Harry pensó que iba a decir algo, pero en cambio, levantó la mirada una vez más y salió del auto.
Con las manos apretando el volante, Harry resopló.
• • •
Harry se detuvo fuera de un edificio alto hecho de cristal, sostenido por columnas de concreto que se elevaban imponentemente sobre él, casi cubriendo el sol.
Entró en las ajetreadas oficinas, sintiéndose fuera de lugar, atrapado entre el barrullo. Personas iban de un lugar a otro con papeleo debajo de sus brazos, luciendo atareados, mientras Harry se las arreglaba para no ser notado.
Había un escritorio circular al centro con un hombre repeinado escribiendo rápidamente en su computadora sin despegar los ojos de la pantalla. Harry adivinó que se trataba del secretario de alguien.

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foster; ns
FanficNiall, un huérfano de quince años, ha tenido al menos doce familias adoptivas. Reaceo a aceptar un nuevo hogar, Niall se había escapado de todas y cada una de ellas. Entonces, ¿qué lo orilló a quedarse cuando fue colocado en casa de los Twist?