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 Harry bajó las escaleras rápidamente, con las manos metidas en el bolsillo delantero de su sudadera. Había dos extraños sentados en el sofá, conversando con sus padres. Después de los eventos en los últimos días, Harry había olvidado por completo su visita.

¿Eran ellos? ¿Eran aquellas personas que querían llevarse a Niall?

—¡Harry! —su madre agitó su mano en el aire, llamando su atención.

Tenía una sonrisa grande y luminosa en el rostro. ¿Por qué estaba tan feliz y sonriente?

—Ellos son Ava y Owen, vinieron a ver a Niall —explicó su madre tranquilamente, como si no fuera la gran cosa.

Harry tuvo que forzar una sonrisa, estirada y rígida, pero nadie más además de Merry pareció notarlo, quien se tragó una carcajada. Robin tuvo que darle un golpe en la espalda para que se comportara.

—Soy Harry.

—Encantada —Ava le extendió su mano. Tenía el cabello crespo y esponjoso, del color del cobre.

Owen se puso de pie y le ofreció su mano a Harry, justo como su esposa había hecho.

—¿Algún consejo? —preguntó ella, entrelazando sus manos en su regazo y apretándolas con sus muslos. Lucía nerviosa, y parecía hacerlo solamente para que las manos no le temblasen.

—Solo relájense un poco. Va a salir bien —Anne intentó tranquilizarlos, pero Harry tenía otra idea.

Se sentó en el sofá opuesto, junto a Robín y Merry. Wylla estaba a sus pies, coloreando en la mesita.

—No sonrían tanto, no le gusta la gente feliz.

—Harry —advirtió su madre con dientes apretados.

—Tampoco le hagan muchas preguntas, se molesta. Y no hablen tanto, tampoco. Si puede, mejor no le hablen en absoluto, quizá no les responda. Y si está escuchando algo en sus audífonos, no lo interrumpan, se pone irritado...

Harry no estaba mintiendo, precisamente, pero puede que sus palabras hayan sido estratégicamente escogidas para asustarlos un poco. El resto del trabajo lo haría Niall.

Escucharon un par de pasos acercándose, bajando rápidamente por las escaleras. Niall se detuvo en la entrada del salón, mirando al grupo de reunido como si intentara descifrar que estaba ocurriendo.

—Niall, ven a saludar a Ava y a Owen —Anne le tomó la mano y le dio un par de empujoncitos, incitándolo a unírseles—. Vinieron especialmente desde Portland para verte.

La expresión de Niall no cambió. Permaneció inalterable mientras saludaba a los extraños y se sentaba en el asiento individual en la esquina del salón.

—Y bien, Niall. ¿Qué te gusta hacer?

Niall se encogió de hombros, luciendo aún somnoliento y aburrido. Harry se tapó la boca con su mano para evitar esbozar una sonrisa inoportuna.

—Nada en particular.

—¿Te gusta el cine? ¿Patinar? ¿Algo así? —inquirió Owen. Niall torció los labios.

—Me da igual.

—Pensábamos salir a algún lado, pero no sabemos que te gusta, así que no hemos planeado nada aún.

Niall permaneció en silencio, con el cuerpo relajado en el sillón.

—¿Quieres... ir a desayunar algo? —preguntó Ava, con su voz aguda. Niall se encogió de hombros.

—Bien, ¿por qué no vas por tu abrigo? Dicen que lloverá hoy. Te esperarán aquí abajo —sugirió Anne sonriente.

Niall se levantó perezosamente del sillón, como si su cuerpo pesara demasiado para moverlo por su propia cuenta.

foster; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora