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El aparcamiento para maestros, como Jo le había dicho, era un lugar oscuro y lúgubre. No había ni un solo auto, aparte de un viejo Delorean estacionado. Las luces dentro del auto estaban encendidas, y con la puerta del maletero abierta se asomada un cuerpo con la cabeza agachada, rebuscando entre sus cosas con un pitillo entre los labios.

Niall carraspeó al llegar a su lado. El muchacho desgarbado, con pintas descuidadas, lo miró mientras continuaba removiendo cosas en su maletero.

—¿Puedo ayudarte en algo?

Mordiéndose los labios, Niall miró en otra dirección, moviéndose nerviosamente.

—Es sobre el paquete.

El muchacho delgado por fin se irguió, sacándose el pitillo de la boca.

—¿Qué hay con él?

—Lo he... perdido.

No recibió ninguna respuesta, lo cual lo puso más nervioso. Sus ojos no encontraban otro lugar por el cual merodear, por lo que se vio obligado a mirar a McFly a la cara. El muchacho le devolvía una mirada vacía mientras su boca despedía humo.

—¿Sabes lo que le pasa a la gente que me hace perder el tiempo? —dijo con voz grave y oscura.

Niall de inmediato negó con la cabeza.

—Le pagaré, ¿está bien? Tengo dinero...

Escuchó una risotada abandonar los labios de McFly. El hombre delgado y despeinado tenía líneas de expresión alrededor de su boca muy marcadas, y sus dientes blancos brillaban en la oscuridad. Lucía de al menos, unos veinte años, y le recordaba un poco a Milo.

—¿Qué? —inquirió Niall.

—Solo bromeaba —respondió McFly, estirando la mano dentro del maletero y sacando algo. Por un momento, Niall pensó que se trataba de un arma—. Ha venido alguien a traérmelo antes de que el medio tiempo comenzara.

Con el ceño fruncido, Niall se atrevió a preguntar.

—¿Quién?

Dándole una calada más a su pitillo, McFly pareció buscar algo sobre su cabeza, antes de señalar con su barbilla algo a la distancia. Niall miró sobre su hombro, justo en la dirección que señalaba McFly, y vio a lo lejos a Harry, Cassie, Liam y Amanda charlar animosamente. Más bien, vio a los demás charlar animosamente, mientras Harry escuchaba.

Sus mejillas se encendieron cuando su mirada fue rápidamente descubierta por Harry. De inmediato se vio la vuelta, escondiendo su rostro y arrancando de McFly una risa.

—No quería que te metieras en problemas. Tienes un buen amigo ahí, se nota que se preocupa por ti —dijo McFly, arrojando el paquete de vuelta al maletero—. Luces demasiado jóvenes para andar metido en estos líos. Hazme un favor y guarda tu distancia, Jo es un caso perdido, pero si algún día te vuelve a molestar, solo dile que sabes sobre su fin de semana en California y te dejará tranquilo.

McFly sostuvo el pitillo entre sus labios y con ambas manos cerró la puerta del maletero, apoyando su pie sobre el capo. Niall asintió.

—Bien, nos vemos luego —dijo él, metiéndose al asiento del piloto del Delorean—. Y hablo enserio, aléjate de estos asuntos, no quiero volver a verte por aquí.

Finalmente, se fue conduciendo desenfrenadamente, dejando aquella amenaza colgando en el aire.

Todo se había aclarado finalmente, pero aquel martillear de su corazón contra su pecho habían dejado a Niall perturbado. Comenzaba a sentirse enfermo del estómago.

foster; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora