37

1.2K 200 80
                                    

—Esto apesta —dijo Asher, el chico sentado a su lado.

—Al menos tenemos memes para calmar la miseria de existir.

—¿Niall está haciendo tarea?

—Creo que sí.

—Claro ejemplo de lo miserables que somos.

Niall no podía concentrarse con la voz que recitaba palabras en sus oídos, más las voces extras y escandalosas que intentaba aislar. Ya recordaba por qué no le gustaba ir a las ferias de adopción.

—¿Qué son esas pequeñas plagas? Gritan mucho y me están poniendo nerviosa.

—Son niños.

—Ah, ya.

—¿Podrían callarse? Intento concentrarme —masculló Niall con los dientes apretados.

—Si intentaras concentrarte no estarías escuchando música —Isla replicó.

Jasper le quitó uno de sus audífonos y se lo puso en la oreja. Abrió su boca en una perfecta O y miró a Niall con los ojos bien abiertos.

—El hijo de puta no está escuchando música. Está escuchando un audiolibro —exclamó, señalando a Niall acusatoriamente.

El resto de adolescentes lo miró con expresiones extrañadas.

—No entiendo —dijo Asher.

—El maldito bastardo no lee los libros que le asignan. Escucha los audiolibros y hace sus putos ensayos. ¡Maldito genio!

—¿Por qué es mejor escuchar un audiolibro? —inquirió Ashley.

—Porque no te duelen los ojos leyendo y puedes terminar un libro en cuestión de pocas horas. Es... el genio de las trampas.

—No estoy haciendo trampa —Niall arrancó su audífono de los paliduchos dedos de Jasper. —La tarea era escribir un ensayo sobre un libro, y eso es lo que hago.

Tomó su libreta, sus lápices y se colgó la mochila sobre el hombro, poniéndose de pie.

—¿A dónde vas? —le preguntó Finn— La feria aún no ha terminado, no te puedes ir.

—Solo me voy de la mesa. Son molestos.

Niall caminó a través de las mesas del comedor, evitando a los niños corriendo y gritando con una falta de interés admirable. El resto de los adolescentes lo miraron hasta que tomó lugar en una mesa solitaria al fondo del lugar.

—No ha cambiado nada, ¿verdad?

• • •

Niall soportó el impulso de gruñir cuando escuchó a alguien más arruinar su concentración. Esta vez, una pareja se había sentado frente a él, ambos sonrientes y luciendo abominablemente corrientes. La mujer, de cabello crespo, rojo y con franjas grises hechas de canas había decidido que podía hablarle.

—¿Por qué no estás con los otros adolescentes?

Niall bajó la mirada y señaló su tarea, antes de regresar intentar restaurar su concentración.

—Oh, ¿haces tarea? Que muchacho tan responsable.

Niall apretó los labios y prefirió no decir nada. Asintió una vez y continuó. El hombre junto a su mujer, luciendo una cabellera negra y tupida,suspiró.

—¿Cuál es tu nombre muchacho?

—Niall. —Su voz salió distante, desinteresada.

—¿Y cuántos años tienes?

foster; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora