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—Estaba pensando en ir a patinar, y luego podemos comer algo cerca del parque. O quizá quieras ir al cine.

Harry continuó parloteando mientras seguía a Niall por los pasillos de la escuela como un perro a su dueño, pero Niall no estaba escuchando. Estaba más concentrado intentando esquivar las miradas ponzoñosas que recibía de soslayo por las personas que pasaba por el pasillo.

—Oh podríamos ir al boliche —Harry continuó—. ¿Te gusta el boliche? Aguantas la bola ¿cierto?

Mientras iban pasando, un muchacho robusto, que Niall había visto en las clases de tercer año, pasó junto a él, golpeando su hombro tan fuerte que casi lo derriba al suelo.

—¡Oye, cuidado por dónde caminas! —exclamó Harry, pero el extraño solo le envió una mirada desdeñosa sobre su hombro, para luego ignorarlo y seguir con su camino. —¿Y a ese que le pasa?

Se dirigió hacia Niall, quien estaba sacudiéndose el hombro y reacomodándose la correa de su mochila. Continuó avanzando con Harry detrás, quien le seguía el paso queriendo asegurarse de que estuviera bien, pero Niall no parecía ni un poco desfasado.

Llegaron a la taquilla de Niall, mientras Harry seguía hablando de las posibles citas que podrían tener ese día, tan inmerso que ni siquiera se había percatado de que Niall realmente no estaba escuchándolo.

—Niall —lo llamó, al notar que se encontraba viendo perdidamente la puerta de su casillero— ¿Seguro que estás bien?

—Estoy bien —dijo bajito.

—Bien, porque no has dicho ni una palabra sobre la cita. Se supone que saldremos está noche, ya le he pedido permiso a mamá, pero aún no tenemos nada que hacer.

Niall suspiró cansado y se rascó la cabeza.

—Escoge algo tú, lo que quieras estará bien.

—Está bien. Podemos ir a patinar... si quieres.

—Bueno —dijo, abriendo su taquilla.

Al abrirla, encontró una notita pegada en la cara interior de la puerta. Si hubiera estado sonriendo como Harry lo hacía, estaba seguro de que su sonrisa hubiera caído en ese instante.

—Tengo que ir a clase, Ni —dijo Harry, dando saltitos en su lugar con desespero.

—No te estoy deteniendo.

Harry puso los ojos en blanco y resopló.

—Eres tan poco romántico —se inclinó hacia adelante, plantando un beso en la mejilla de Niall que lo dejó descolocado por un segundo.

Quiso empujarlo, pero para cuando su mente tuvo tiempo de reaccionar, Harry ya se había apartado de él, y ahora estaba corriendo probablemente hasta su clase.

Era día de San Valentín y los pasillos estaban decorados con globos y guirnaldas rosadas con figurillas en formas de corazón. Veía a personas cargando regalos gigantes, osos de peluche, chocolates, globos. Parejas enganchadas del brazo, riendo y besándose, pero ninguna recibía las miradas que recibía él cuando estaba con Harry.

Ninguna de ellas recibía una nota adhesiva en su casillero que decía incestuoso.

• • •

Niall tenía las manos puestas sobre sus orejas para aislar el estridente barrullo del comedor. Harry estaba sentado frente a él, mirándolo leer.

Había mejorado un poco. Podía leer más fácilmente, pero solo cuando estaba concentrado, y el constante sonido de las voces y las miradas que recibía constantemente no ayudaban a esa concentración.

foster; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora