A Niall los hospitales lo ponían muy nervioso, nervioso de sobremanera. El olor insoportable a antiséptico, las luces innecesariamente brillantes que taladraban su cabeza, el constante pitido de las máquinas, el rechinar de las suelas de los zapatos ortopédicos de las enfermeras. Todo era demasiado abrumador para Niall mientras sostenía una bolsa de gel frío contra su mejilla, a la vez que un enfermero suturaba los puntos en su cabeza.
A Harry lo habían atendido primero, por supuesto, habían recurrido al hospital por él en primer lugar, pero en cuanto un doctor en emergencias vio su terrible rostro mallugado, insistió en que tomara una camilla mientras enviaba a alguien para que lo revisara.
Anne estaba furiosa. Robín estaba jugando Tetris en su móvil.
Le habían dado dinero a Merry para que llevara al resto al cine en el auto de Harry, intentando distraerlos y al mismo tiempo, aliviar el dolor de cabeza de Anne.
Mientras el enfermero intentaba bromear con Niall para aligerar el ambiente, Niall no podía dejar de pensar en lo que había pasado.
¿Había recibido una paliza? Sí. ¿El otro imbécil la había librado? Por supuesto que no. Niall estaba casi seguro de que le había tirado un par de dientes de una patada certera en la boca.
Liam, Louis, y unos miembros del equipo de Harry lo ayudaron a separarse del grandulón, solo por haberse parado a defenderlo a pesar de su tamaño y edad.
—No creo que deje una cicatriz —dijo el enfermero, examinando los puntos en su frente con cuidado. —Si es así, puedes simplemente cubrirla con el cabello.
Niall asintió una vez, bajándose de la camilla de un salto. Pudo ver a Harry saliendo del elevador cuando él por su cuenta, abandonó la sala de emergencias. Tenía una banda elástica en la muñeca, y sobre ella, una férula negra. Probablemente se la había esguinzado, por lo que no sería capaz de participar en la final con su equipo.
—¡Ahí está mi héroe! —exclamó Harry, abriendo sus brazos para recibir a Niall.
En lugar de resistirse, cansado Niall bufó, sumergiéndose entre los brazos de Harry para aspirar su aroma. En lugar de oler a su gel de ducha, olía a hospital. Aquello lo puso nervioso y le trajo malos recuerdos. No le gustaba ese olor en Harry, en lo absoluto.
Cuando se separaron Harry estaba mirándolo con una sonrisa enorme en el rostro. Niall le devolvió la mirada con la cara indiferente.
—¿Nos vamos? Están esperándonos en la sala de espera.
Y cuando llegaron, el ánimo de Niall se arrastró aún más por los suelos cuando vio a Stella en una de las sillas, de brazos cruzados y golpeteando el suelo alicatado con la punta de su zapato de tacón.
Supo lo que le esperaba cuando observó su expresión.
Caminó encorvado detrás de Harry, esperando que Stella no lo notase, pero sabía que tarde o temprano lo haría, y cuando eso ocurrió, la miró levantarse de su asiento con una revista en la mano, la cual enrolló y lo golpeó en la cabeza cual insecto.
—¡¿De verdad?! ¡¿Metiéndote en peleas otra vez?! ¡¿Qué es lo que te dije sobre dar problemas?!
—Lo siento.
—Sí, siempre lo sientes. —Ella golpeó su cabeza una vez más. —No es suficiente.
—¿Cómo supiste que estaba aquí de todas maneras? —preguntó él, masajeándose la cabeza. Agradeció que lo hubiera golpeado en la parte trasera y no sobre los puntos, hubiera sido un inconveniente si estos se hubieran desecho.
—Tengo mis contactos en este hospital —respondió ella con una sonrisa orgullosa.
—¿Qué clase de contactos?
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foster; ns
أدب الهواةNiall, un huérfano de quince años, ha tenido al menos doce familias adoptivas. Reaceo a aceptar un nuevo hogar, Niall se había escapado de todas y cada una de ellas. Entonces, ¿qué lo orilló a quedarse cuando fue colocado en casa de los Twist?