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55

Apenas Niall puso un pie fuera de la escuela, encontró un anillo de personas reunido cerca del aparcamiento. Todos gritaban y vitoreaban con furor.

Eran Harry y Zayn en el centro del círculo, tirándose de las ropas completamente sucios y sudorosos. Había un poco de sangre escurriéndose del labio roto de Harry. La rodilla del pantalón de Zayn estaba rasgada, y un raspón prominente ensuciaba su rótula.

Niall se abrió paso dificultosamente entre la multitud enfurecida. Se preguntó por qué nadie estaba haciendo nada para detenerlos.

—¡Te odio! —oyó a Zayn gritar cuando por fin llegó a la primera fila.

Estaba abalanzándose sobre Harry con un puño en alto. Le atinó un golpe en la mandíbula cuando cayeron. Harry empuñó la chaqueta de Zayn y logró darle la vuelta. Ambos rodaron por el suelo hasta detenerse a los pies de unas personas que observaban.

Se separaron entre empujones, Zayn lucía escuálido y débil junto a Harry, trastabillando al intentar mantenerse en pie. Harry estaba falto de aliento por su parte, con la camiseta empapada en sudor y los puños enrollados con fuerza.

Zayn soltó un grito de batalla con las últimas fuerzas que le quedaban y se aproximó a Harry, corriendo. Harry lo detuvo, rodeando su cuello con su brazo, apretando lo suficiente como para someterlo en el suelo. Niall observó horrorizado a Zayn patalear y golpear con sus puños cerrados en brazo de Harry para que lo soltase.

Niall había participado en muchas peleas a lo largo de su vida. Era un joven furioso con el mundo, irritable y enojado todo el tiempo, pero debía decir que aquella era la pelea más pasional que alguna vez hubiera presenciado.

—Te he dicho que era suficiente —le advirtió Harry, sosteniendo a Zayn por el hombro antes de levantar su mano empuñada. Los ojos de Niall se ampliaron lo más que pudieron.

Corrió al centro del círculo, dispuesto a hacer lo que nadie se atrevía. Tomó a Harry por la muñeca y tiró de él, desequilibrándolo hasta hacerlo caer al suelo de un sentón.

—¡Déjalo en paz! —le gritó Niall, y todo se sumió en un silencio sepulcral.

Harry lo miraba desde el suelo con los ojos bien abiertos, conmocionado. Zayn no estaba menos confundido que él.

Niall en cambio, se erguía sobre ambos con la sangre hirviendo y el rostro rojo del enfado. Su respiración era errática y no había notado que sus manos se habían empuñado con fuerza.

Sabía que todos los ojos estaban sobre él. Harry, incluso Zayn, lo miraban con sorpresa. Sintió un sentimiento desagradable comenzar a burbujear en la boca de su estómago y adivinó de inmediato que se trataba de vergüenza.

Ni siquiera supo por qué lo hizo.

Era mentira. Sabía perfectamente por qué lo había hecho.

Estaba enojado, estaba furioso con Harry. Por haberle mentido, quizá, pero en el fondo sabía que no solo era por eso. Había estado con la hermana de Zayn y se había aburrido de ella así de rápido. Amanda le había dicho algo parecido hace un par de días. ¿Acaso haría lo mismo con Niall?

Con el rostro enrojecido salió corriendo, haciendo a todos a un lado. No sabía a dónde dirigirse, sus pies lo llevaron sin rumbo por la calle.

—¡Niall! —escuchó a alguien llamarlo a sus espaldas, siguiéndolo.

Una parte de él deseaba que fuera Harry, la otra solo quería escapar.

—¡Niall! —volvió a oír. Ahora que la voz se escuchaba más cercana, reconoció que se trataba de Zayn al instante— ¡¿A dónde vas?!