foster; ns

64

FINAL

Dos semanas.

Dos semanas enteras y aún no podía creer que la policía no tocara a la puerta de su casa con ninguna noticia. Stella había estado en constante comunicación con uno de los oficiales, el oficial Williams, pero este no tenía mucha más información.

Aparentemente habían ido a la estación de trenes, pero cualquiera podía comprar un boleto sin necesidad de identificación. Revisaron las cámaras de vigilancia con la esperanza de que lograran captar algún atisbo de Niall, pero nada de nada.

Era como si se hubiera desvanecido en el aire.

También, le había comentado a Williams sobre la llamada extraña que había recibido la semana posterior. Le dijo que creía que era Niall, pero el oficial le respondió que no era nada seguro, y que, además, la llamada había sido dirigida desde un teléfono público, por lo que no era realmente rastreable.

Harry no sabía cuánto más podría soportar estar sin Niall. La fría soledad que abrumaba su habitación. La nota postrada en su mesa de noche que anunciaba su presencia escandalosamente cada vez que Harry cruzaba la puerta. Era imposible no verla.

Nada cambió hasta que una noche, alrededor de las diez, Williams y su compañero recibieron una llamada mientras hablaban con Anne. Harry no parecía particularmente interesado en saber que le estaban diciendo, pero en cuanto la expresión del oficial cambió tan drásticamente le resultó difícil de ignorar.

Una extraña sensación de esperanza le inundó el pecho.

—Era la oficina de Portland —informó Williams—. Recibieron una llamada de queja por ruido que los llevó a un departamento en la zona suburbana. Atraparon a un par de surtidores junto a sus empacadores, creen que Niall estaba con ellos.

—¿Surtidores? —Anne se mostró escandalizada— ¿Qué hace Niall con esa clase de gente?

—Creo que eso es lo menos importante, mamá —dijo Harry, su rostro ahora iluminado por completo.

—No te animes tanto chico, bien podría ser alguien que se le parece —le advirtió Willams, y a pesar de que no quería lucir tan esperanzado, no podía evitarlo. Ignoró la sugerencia del oficial y sonrió como bobo. Era mejor tener al menos un par de minutos de felicidad a no tener nada, al menos si resultaba no tratarse de Niall. —Tendremos que ir hasta Portland. Llamaré a Stella.

Harry parecía estar dando saltitos en su lugar mientras Williams atendía el teléfono y su madre, conmocionaba, reunía al resto de su familia en el salón.

Pónganse todos sus abrigos, no hay tiempo de nada más. Les había ordenado, pero Harry no podía pensar en otra cosa que no fuera el rostro de Niall. Como ansiaba ver su cara de nuevo, aunque fuera inexpresiva y adusta, aunque sus ojos la mitad del tiempo lo mirasen con molestia, aunque ni una sonrisa se asomara por sus labios nunca. De cualquier manera, el rostro de Niall siempre parecía lucir atractivo para él.

—No estés tan emocionado muchacho —escuchó al oficial Williams decirle mientras iba de camino a su patrulla con la familia detrás de él.

Harry frunció el ceño bastante confundido.

—¿Por qué lo dice?

—La queja de ruido que recibimos... era de una mujer que vivía en el mismo edificio. Dijo que escuchó conmoción y lo que pareció el disparo de un arma.

El corazón de Harry se detuvo y su cuerpo, que hace un segundo soportaba las corrientes eléctricas de la emoción que le causaba la posibilidad de haber encontrado a Niall, se puso rígido.