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La escuela era demasiado grande como para encontrar a Niall, incluso cuando los pasillos estaban vacíos. Recorrió todo el segundo piso sin rastro de él, y los pocos estudiantes que se encontraban fuera de clase se lo quedaban viendo con ojos curiosos.

Bajó al primer piso, recorriendo primero los baños, para después, dirigirse a las aulas vacías. El salón de artes fue su primera opción, siempre estaba vacío a esas horas del día y se imaginó que Niall disfrutaría esconderse ahí para escapar de todo a su alrededor, pero cuando dio un paso dentro de la clase, no había nada más que vacío.

Estaba a punto de retroceder y largarse decepcionado, cuando por el rabillo del ojo, atrapó el brillo de una melena platinada cegarlo a través de la ventana. No podía ver su rostro, tan solo su cabello, pero Harry sabía que nadie podía tener un cabello así más que Niall.

Se coló por los instrumentos, acercándose al ventanal mientras escuchaba las voces acalladas del otro lado del muro, que se volvían más claras con cada paso que Harry daba hacia la ventana.

—Voy romperte la nariz, maldito bocón —escuchó a alguien gruñir.

—Y a dejarte sin dientes —dijo alguien más, entonces Harry se apresuró, casi tropezándose con la batería que tenía en el camino.

Se inclinó sobre el cristal solo para encontrarse con un grupo de tres hombres altos acompañados de una mujer, vestidos de ropas oscuras y cabello demasiado largo como para estar permitido en la escuela, el cuarteto rodeando a Niall, cuya figura pequeña se encontraba encogida contra la pared.

—¡Niall! —exclamó, abriendo la ventana de repente. Entonces cinco pares de ojos cayeron sobre él.

Muy diferente a como Harry se lo imaginaba, Niall le devolvió una mirada indiferente e insulta, casi aburrida, mientras los otros tres lo observaban con una chispa burlona en los ojos.

Niall movió su barbilla ligeramente hacia arriba, como si le preguntara a Harry que necesitaba con tan solo un movimiento. El castaño intercaló su mirada entre el muchacho rubio y sus tres acompañantes.

—¿Qué haces aquí afuera? ¿Por qué no estás en clase?

—Se metió por accidente a nuestro territorio —respondió uno de los chicos.

—¿Su territorio?

—Donde nos ponemos a fumar —dijo otro de ellos, entonces Harry los reconoció. Eran los amigos de Malik.

—¿Qué le estaban haciendo? —interrogó Harry acusatoriamente hacia ellos, refiriéndose a Niall.

—Nada, amigo de Zayn es amigo nuestro —dijo el más alto, rodeando los rígidos hombros de Niall con su brazo—. Sólo le preguntamos si quería un cigarrillo y él solo negó con la cabeza. No se fue, entonces pensamos en hacer conversación.

—¿Sobre romper narices y dientes?

Los tres se miraron entre ellos con sonrientes, y Harry solo quiso saltar por la ventana y llevarse a Niall lejos.

—Solo estábamos contándole a Campanita nuestras hazañas por aquí —se regodeó la única chica—. La vez que uno de ultimo año se quiso pasar de listo con nosotros.

Como si buscara aprobación, buscó la mirada de Niall, pero la verdad era que sus ojos no le daban ni el más mínimo indicio de si estaban mintiendo o no. Harry decidió dejarlo estar, pero, aun así, no bajó la guardia.

—Regresemos a clase, Ni. El profesor Callaghan se pone furioso cuando se saltan su clase.

—Tu amiga íntima estaba fastidiándome —dijo Niall, apoyándose sobre la pared enladrillada luciendo sus pocas intenciones de marcharse.

foster; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora