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53

—¿Desde cuándo te ha estado ocurriendo esto? —Merlowe inquirió, dándose de golpecitos en la barbilla con su pluma.

Niall se encogió de hombros.

—No lo sé, un par de semanas.

—Sinceramente, esperaba escuchar sobre algún problema personal o emocional, no hormonal, pero... —Merlowe suspiró, cerrando su libreta— supongo que es un avance.

—Solo dígame cómo puedo pararlo.

—Bueno, Niall, no creo que haya una manera de pararlo. Tienes quince años, es normal, estás lleno de hormonas, pubertad y esas cosas.

—¿Entonces tengo que simplemente aguantármelo?

—Oh, créeme. Cuando llegues a cierta edad vas a extrañar lo que te está pasando ahora. Pero Niall, de lo que en realidad quería hablarte es otra cosa.

Niall levantó una de sus cejas y miró a Merlowe fijamente. Ella se levantó se su asiento y le dio la vuelta al escritorio, sentándose en el filo de este con los tobillos entrelazados y los brazos cruzados sobre su pecho.

—He estado escuchando un par de rumores que han estado comenzando a preocuparme, y temo que lleguen a oídos de los maestros.

—¿Qué rumores?

—Bueno... dicen por ahí que mantienes una relación romántica con el hijo de tus padres temporales.... ¿es verdad?

Niall la miró con el entrecejo recto y sin respuesta alguna, observándola en silencio con unos ojos frívolos que habían llegado de la nada. Eran paralizantes.

—¿Por qué quiere saber eso?

—Niall... ¿necesitas que llame a servicios sociales? —Niall respingó en su lugar al escuchar el tono suave y preocupado de Merlowe. ¿Qué creía esa mujer que Harry le estaba haciendo?

Se levantó abruptamente de su lugar, arrastrando la silla hacia atrás. Tenía el rostro agachado entre las sombras y la mirada fija en los zapatos en punta de Merlowe.

—Eso no es su problema. Por favor, no se meta —le advirtió, dando un par de pasos lejos de ella para finalmente, salir de la oficina.

• • •

—Has estado muy callado desde que llegué de mi práctica, ¿pasa algo? —Harry preguntó esa noche, mientras ambos se preparaban para dormir.

La obra era dentro de dos días, y al día siguiente se decidiría quien presentaría su producción primero.

Niall se encogió de hombros mientras se cepillaba los dientes al filo de su cama, con las piernas abiertas y los codos sobre las rodillas. Miraba la pantalla de su móvil con descuido, pero realmente no había nada que estuviera viendo.

—Estaría bien que de vez en cuando dijeras lo que cruza por tu mente ¿sabes? No puedo leerte los pensamientos.

Niall sintió la cama hundirse bajo el peso de Harry cuando el muchacho se sentó a su lado, por lo que de inmediato se puso de pie, introduciéndose en el baño para lavar la espuma de su boca.

—¿Acaso hice algo? —Harry llegó a la puerta del baño, mirándolo desde el umbral.

Niall le devolvió la mirada a través del espejo y negó con la cabeza. Se lavó el rostro y secó sus manos, antes de rozar el hombro de Harry al pasar junto a él de camino a su habitación. Las camas ya estaban pegadas, como Harry había estado haciendo todas las noches.

Suspiró pesadamente, antes de meterse debajo de sus sábanas, en la esquina más alejada de la cama.

—¿Entonces por qué estás tan callado? —le preguntó, poniéndose de pie frente a él.