Prince Of France | Shawn Mendes

Capítulo 84: Tiempo de unión

Iman

—¡Mami, mami! —oí un ligero golpeteo de pies cuando entré en el pasillo de apertura.

—¡Princesa, venga aquí! —escuché la voz de una criada familiar mientras perseguía a la pequeña.

Cuando miré hacia abajo, vi una cabeza con pelo rizado en mi estómago y sentí unos brazos cortos alrededor de mi cintura.

—Hola, bebé, ¿cómo estás? —pregunté besando a mi hija en la frente.

—Bieeen —chilló con una sonrisa.

Vi a Annabelle, la criada que perseguía a Janice, doblar la esquina y cuando me vio parecía preocupada.

—Oh, alteza, no quise que la princesa se escapara así —dijo la mujer haciendo una reverencia, mientras que yo la saludaba con la mano.

—No te preocupes, Annabelle. Esto era algo esperado —me reí entre dientes.

Janice levantó las manos y la puse en mi cadera derecha. Ella se volvió hacia Annabelle, sacó la lengua y le dio una cara maliciosa.

—Janice —dije sacudiéndola severamente un poco para que pudiera mirarme, lo hizo y pareció que sabía que no debería haber hecho eso—, di que lo sientes, ahora. Dile a Annabelle que lo sientes —dije asintiendo hacia la simpática doncella que no había hecho nada más que cuidar a mis mellizos.

Janice agachó la cabeza avergonzada.

—Lo sento...

—¿Quiere que la cuide por usted? —me preguntó Annabelle, notó que estaba un poco cansada debido al vuelo con Shawn desde Londres. Odiaba los vuelos aéreos.

Janice se aferró a mí, y suspiré.

—No, está bien. Muchas gracias —respondí onriendo, ella me hizo un gesto de asentimiento antes de desaparecer.

[...]

—Todo un hombrecito —Shawn se rió cuando Jaedon lo siguió hasta el baño. Me vio y me guiñó un ojo.

—¡Papi! —exclamó Janice, intentando zafarse de mi agarre. Sabía que quería atacar a su papá, así que la dejé ir. Corrió hacia Shawn y él la levantó, girándola en el aire antes de darle un beso en la mejilla.

—¡Te extrañé, princesa! ¿Tú me extrañaste? ¿Eh? ¿Extrañaste a papá? —le preguntó haciéndole cosquillas.

Janice asintió con frecuencia mientras las risitas salían de su boca.

—Estaré contigo tan pronto como termine de desempacar, ¿de acuerdo?

Cuando la bajó, ella dio una fuerte pisada y sacudió la cabeza.

—Janice, ahora vuelvo —dijo Shawn, que se había dado cuenta de lo terca que se estaba poniendo.

Janice negó con la cabeza. Sentí una mano en mi pierna y miré hacia abajo, viendo a Jaedon escondiendo su cabeza detrás de las mismas.

—Jaedon, tú eres el mayor, ve con tu hermana.

Él asintió con una sonrisa y entonces se dirigió a su hermana.

—Jani, Jani... —le dijo, tirando de su brazo.

La llevó hacia el gran sillón que teníamos en el lado de nuestra habitación. Nunca se sentaban en él, simplemente... rodaban. Janice a menudo se ponía mandona y se molestaba cuando pensaba que Jaedon estaba rodando de la manera «correcta».

—Se está volviendo bastante consentida.

—¿Qué te hace decir eso...? —preguntó Shawn con una ceja levantada, y le di una mirada en blanco—. Sólo estoy bromeando, pero también me he dado cuenta.