Prince Of France | Shawn Mendes

Capítulo 49: Espero que entiendas

Iman

Shawn se apartó del abrazo y me miró.

—Necesito ocuparme de algo.

—¿Estás bien? ¿Sucede algo malo? —le pregunté.

Él se rió. —¿Acabas de volver de hablar con tu hermano y me preguntas si estoy bien?

—Es solo que fue muy repentino —me reí.

—Todo está bien, solo tengo un par de cosas que atender. Ya vuelvo, ¿de acuerdo? —dijo con calma.

A pesar de que tenía una actitud relajada, sabía que algo lo estaba molestando demasiado.

—De acuerdo.

Shawn

Después de que los guardias me registraron, hice mi aparición y entré.

Estaba más que furioso ahora. Pero lo más importante, me sentía traicionado. No podía creer que mi padre seguía así.

Tuve la sensación de que Victoria o el Rey llamaron al hermano de Iman y le contaron todas esas mentiras o medias verdades.

Pero me inclinaba más pesadamente hacia mi padre, tenía que ser él. Esta no fue la primera vez que hizo algo como esto.

Cuando entré, lo vi caminando por las escaleras y algo en mí hizo clic.

—¡¿Por qué lo hiciste?! —grité. Estaba cansado de todo esto.

¿Cuándo se iba a dar cuenta de que solo la quiero a ella? Cuando lo miré, no vi al hombre que me crió. Todo lo que vi fue a un hombre que estaba en una misión para arruinar mi vida debido a sus propias razones egoístas.

Se dio la vuelta y levantó una ceja hacia mí. Me di cuenta de que no le gustaba que los demás se atrevieran a alzar sus voces. Lo hacía sentirse inferior.

Puse un pie en el primer escalón de las escaleras de azulejos.

—¡¿Por qué sigues entrometiéndote en mi puta vida?!

Apretó la mandíbula. —Recuerda con quién estás hablando. ¿Y sabes por qué interfiero? Para evitar que tomes tus malas decisiones.

Golpeé las barandillas con mi puño.

—¡Tonterías! La mujer que amo no es una mala elección. Maldita sea, ni siquiera la conoces. Ni siquiera nos conoces.

—No lo necesito.

Negué con la cabeza

—Ella significa mucho para mí y aún no puedes entenderlo. ¿En serio? ¿Tu jodido plan solo para deshacerte de ella era involucrando a su hermano? ¿Qué es esto?

Comenzó a descender de las escaleras con los brazos cruzados.

—Esto ya no es la puta década de 1950. ¿Por qué no puedes superar la única cosa que te impide aceptarla?

Inclinó la cabeza hacia un lado mientras captaba la indirecta. —Oh hijo mío, la raza no es el problema principal aquí.

—¿Entonces qué diablos es? Porque me has engañado —dije firmemente.

—Una palabra: aceptación. ¿De verdad crees que será aceptada aquí? —preguntó lentamente para que no se repitiera.

—Eso no importa.

—Incluso tú lo sabes, puedo ver a través de ti. Lo estás evitando —dijo mirándome con desaprobación.

En una manera retorcida, tenía razón. Pero no me importaba eso ahora.