Capítulo 4: Pensando en ti

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Iman

Tomé temblorosamente mi teléfono y marqué el número de Juliette. Me encontraba en una situación profundamente jodida en este momento.

—Bonjour —habló al otro lado.

—¡Juliette, habla Iman!

—¡Iman, hola!, ¿cómo estás? —preguntó distraídamente, mientras se escuchaban murmullos de fondo. Lo más probable es que esté en el trabajo.

—No muy bien. La he cagado, ¿verdad? Esta vez sí. El príncipe, él estaba... —comencé a entrar en pánico, pasando mis dedos a través de mi cabello repetidas veces.

—Iman, por favor, cálmate.

—¡No puedo, estoy en riesgo de perder mi trabajo! Ahora entiendo porque todos me observaban, era la única que no se había dado cuenta. Soy totalmente ridícula.

—No pierdas la cabeza... aún. Si te hace sentir mejor, por lo que he visto y he notado, pareces gustarle bastante al príncipe.

—¡Juliette, ahora no es momento! ¡Esto es algo serio! —murmuré con desesperación.

—¡Pero hablo en serio! Muchas camareras trataron de atenderlo, pero él las rechazó a todas. ¿Ni siquiera notaste que te comía viva con la mirada?

—¿Qué estás diciendo?

—Nuestras compañeras de trabajo están realmente celosas de ti, Iman —soltó una risita, mientras que yo comencé a sentir mis mejillas algo calientes. ¿Me estaba diciendo que, supuestamente, el príncipe de Francia me tenía algún tipo de afecto? Honestamente, no sabía cómo sentirme al respecto.

—¿Está en el café en este momento?

—Espera —susurró. Pasaron unos segundos hasta que volví a escucharla al otro lado de la línea—. De acuerdo. Ahora mismo estoy en el descanso, pero acabo de verlo partir. Si consigo más información, no dudaré en contártela.

—Muchas gracias, Juliette

—No es nada. Lo siento, Iman, pero debo volver.

—Lo entiendo. Que tengas un buen día —le agradecí y corté la llamada.

Me encontraba dando vueltas en la sala de estar cuando mi teléfono comenzó a sonar nuevamente. Abrí bien los ojos al ver la identificación de la persona que llamaba. Era de un número desconocido.

Sentí una extraña sensación en mi estómago. ¿Debería responder o simplemente ignorarlo?

No lo pensé demasiado y decidí responder, no sin antes tomar una bocanada de aire.

—¿Hola?

Buenas tardes, ¿se encuentra la señorita Iman Akan? —preguntó una voz femenina y desconocida.

No sabía si mentir. Quizás si evitaba la llamada, no me despedirían. Pero lamentablemente, no podía hacer eso.

¿Hola? —se volvió a escuchar.

—Sí, ella habla.

Señorita Akan, vengo a informarle que se ha puesto en la cabeza de atención del Café Verlet, ya que corremos el riesgo de que el negocio se cierre debido a su comportamiento —comenzó, haciéndome tragar con fuerza—. Especialmente, debido a su falta de respeto hacia el príncipe de Francia —habló lentamente. Mis manos comenzaron a temblar—. Lo siento mucho, pero tenemos que dejarla ir —finalizó, aunque no escuché ningún remordimiento en su voz.

Prince Of France | Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora