Aún hay algo

Aun hay algo 29

Me ordené el pelo,  salí corriendo sin hablar nada con Peter y ni siquiera sabía qué le diría a Santiago. Lo busqué desesperadamente por todo el hospital y nadie lo había visto. Después de un rato me di cuenta que su auto no estaba; lo que significaba que se había ido del lugar.

—¿Qué te pasó? —dijo Eugenia sorprendida, luego me tomó de los hombros— ¡Estás temblando! ¡¿Qué te pasó?!

—Santiago me vio... me vio con Peter en la sala de estar —solté. La China cambió su expresión inmediatamente, me tomó del brazo y entramos al baño—. Soy la peor persona de este mundo Eugenia, no sabes la cara que me hizo en ese lugar —me tomé la cabeza mientras se me caían las lágrimas—. Salí corriendo a buscarlo y ni siquiera hablé con Peter y no sé qué haré —saqué mi celular—. No atiende mis llamadas...

—Lali, primero calmate, ya está... —dijo acariciandome— Es un error grande porque lastimaste a una persona que quieres, pero lamentablemente este tipo de cosas no se pueden controlar. Estoy segura que no lo deseaste de esta manera, no eres una mala persona, tienes derecho a equivocarte como cualquiera —estaba tratando de calmarme con sus palabras— Dale un poco de espacio para que procese la situación y seguramente cuando quiera escuchar lo que pasó estará.

—¿Qué hago? —dije triste mirándola— No sé que voy a decirle.

—Toda la verdad —dijo con seguridad—. Aprovecha este momento para quitarte un peso de encima. —dijo.

—¿Y Peter? —me tomé la cabeza una vez más— Dios... ¿Qué pasará con Peter ahora? Necesito hablar con Santiago.

—Lali, capaz no es el momento —su busca personas comenzó a sonar—. La puta madre, tengo que ir al quirófano urgente. Voy a llamar a tu hermana, no te muevas de acá. 

Esperé que saliera, obviamente escapé del baño y necesitaba conversar con Santiago porque los nervios me estaban matando. Peter estaba en el pasillo fuera del baño esperando por mi, cuando se acercó tampoco sabía qué decirle; de pronto mi cabeza estaba completamente llena de dudas.

—Lali... No te vayas así, hablemos con él. No puedes ir sola ¿Qué pasa si se vuelve loco? Por favor. —decía preocupado.

—No, tranquilo —dije—. Tranquilo, de verdad no pasará nada. Este es mi tema, yo soy su novia y tú no tienes que ver con esto —negó inmediatamente y trató de acercarse—. Por favor, Peter, si alguien tiene que explicarle que pasó, esa persona soy yo. Déjame resolver esto a mi. No te preocupes.

—Pero... ¿Cómo no me voy a preocupar? los dos estamos en esto... —insistió.

—Pero yo soy su novia, yo soy quién le debe un respeto como su pareja, tú no eres nada suyo —dije con personalidad para dejarlo claro— Por favor, Peter, te prometo que si pasa algo o si todo se pone feo te avisaré, pero lo conozco y no tienes que preocuparte.

Peter estaba rehusado a dejarme ir;  pero de todas maneras escapé,

Logré escapar del hospital sin que mi hermana o alguna amiga me detuviera y salí directo hacía su departamento, su auto estaba ahí, así que subí directamente con todas las agallas del mundo que pude reunir en el camino mientras mi mente no dejaba de trabajar y pensar.

¿Qué le diría? Toqué varias veces pero no contestó.

—Sé que estás ahí, por favor abreme la puerta necesito explicarte todo lo que pasó. —dije con la cabeza apoyada en la puerta y de pronto se abrió.

Santiago estaba llorando, nunca lo había visto así, ahora me miraba con desprecio... eso también era nuevo. Se movió para hacerme pasar.

—Antes que abras la boca quiero pedirte por favor que si vas a decir algo sea toda la verdad —exigió mientras se limpiaba las lágrimas—. No quiero escuchar mentiras ¡¿QUÉ MIERDA PASÓ!! —gritó— ¿Por qué me hiciste esto? ¡En mis propios ojos! Ni siquiera tuviste la decencia de poner pestillo a ese lugar porque no te importó nada. De verdad te cagaste en todo lo que construimos juntos, en todos los planes que hicimos, te cagaste encima. Habla —dijo. Me senté en el sillón porque las lágrimas se me arremolinaban en la garganta—. ¡HABLA! —volvió a gritar.