Aun hay algo 62

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"¡Que decepción!" Fue lo único que me dijo antes de salir casi corriendo de este lugar, intenté buscarlo en el hospital pero fue imposible y luego me di cuenta que estaba en el quirófano con Santiago; así que decidí darle su espacio para que procesara toda la información.

—¿Piensan que debí esperar? Es que no aguantaba el cargo de conciencia, no podía seguir escuchando esas frases lindas que me decía cuando en realidad yo escondí esta maldita información. ¿Se dan cuenta que si YO LE HUBIESE DICHO Peter no se golpeaba contra el muro de esta manera? —hablé con desesperación. Eugenia estaba haciéndole puntos en la cara a uno de nuestros muñecos— Diganme algo.

—Pienso que no debiste decirle ahora. No es el momento, Lali. Tiene todas las emociones a flor de piel. Todo lo que le pase lo va a sentir tres mil veces peor, además, ya tenía suficientes cosas en la cabeza como para sumarle que la novia le escondió esta información. —dijo concentrada.

—Son las suturas más feas que he visto en mi vida —agregó Bella y me hizo reir—. Acabas de arruinarle la cara a un adolescente y ahora le harán bullying el resto de su vida, quizás le cueste trabajo conseguir novia —luego me miró con una sonrisa—. Yo pienso que es mejor que tenga toda la información horrible de una sola vez, ahora está triste, luego se le va a pasar y ya no hay que bajarle el ánimo nuevamente. Peter no puede estar enojado contigo y eres su debilidad; lo van a solucionar.

—¿Piensas que lo vamos a solucionar? —pregunté esperanzada.

—Pienso que ahora tiene algo más importante que solucionar un problema contigo, meter a ese hijo de puta en la cárcel y si ya abriste la boca en el momento menos indicado vas a tener que bancarte lo que venga. LA PUTA MADRE, TE ODIO HORRIBLE —LANZÓ LA CABEZA DEL MUÑECO Y SOLTÉ UNA CARCAJADA, Eugenia me hacía feliz aunque fuese una hija de puta.— Genial, ahora lo maté no necesita regresar a la escuela.

—Me encanta cuando te pones mala —dijo Bella con una sonrisa mientras la llenaba de besos.

—¿Tengo que salir? —pregunté y Eugenia soltó una carcajada.— La puta madre, Peter me ignora. —salimos juntas del laboratorio.— ¿Piensan que le tengo que decir a Tincho que me de una mano?

—Tincho está haciendo hijitos en la sala de descanso, por favor no arruines a tu hermana —dijo Eugenia.— Mimi, que tienes? —nos acercamos al mesón para ayudar en la sala de emergencia.

—Cama tres un niño con gastroenteritis, Cama cuatro un hombre que se cayó del techo de la casa porque estaba limpiando la nieve, Cama siete una mujer que tuvo un pre-infarto por tener sexo en el camarín de un gimnasio —rió.

—¡PRE-INFARTO POR SEXO! —dije con una sonrisa y miré a Eugenia.— ¿Alguna vez tuviste ese sexo que te deja infartada?

—Es que tengo un corazón fuerte, puedo resistir lo que venga —agregó levantando las cejas, obviamente me hizo reír.— ¿Se pueden imaginar lo que tienes que sentir para que tu corazón se infarte?

—O Simplemente estás enferma y te exigiste demasiado —dijo Bella.

—¡No seas aguafiestas! —dije.

—Mala onda —agregó Mimi y Bella la miró mal.— Lo digo de broma, pero pienso como la Dra Suarez, debe ser tremendo que alguien te haga sentir eso —soltó una carcajada.

—Estamos hablando de una persona que casi se murió por tener sexo ¿Pueden tener un poco más de respeto? Además no sabemos si el corazón tenía un problema.

—Corazón sano —dijo Albert dejando la tablet en el mesón.— Simplemente se emocionó demasiado, el tipo debe ser un rey.

—Que lastima que no tengo sexo hasta el próximo año —pensé en voz alta y todos me miraron riendo.— No es un chiste, estas disponible Mimi?

Aún hay algoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora