Aun hay algo 2 - 19

4.4K 315 90
                                    

Eugenia me empujó hacía una extraña posición por un lado no quería operar otro tumor nuevamente pero por otro no podía dejar de pensar en las opciones que tenía ese pequeño de la edad de mi hijo, claramente no me gustaría que me cerraran la puerta en la cara si se trataba de la vida de mi Bautista. Volví a casa con todos los exámenes y mientras los chicos terminaban su día jugando juntos me puse a estudiar después de cinco o ya casi seis meses alejada de esto, no podía engañar a nadie yo AMABA con locura estos desafíos simplemente la tristeza que manejaba lograba empañar todo.

Corrí a al reunión con la madre del niño y le presenté todas las opciones que teníamos, yo veía con buenos ojos esta operación, no me parecía del todo complicada pero si estábamos hablando de un niño pequeño que podía presentar algunas secuelas con la vista de uno de sus ojos.

—No me importa que me mires mal —dijo Eugenia cuando Úrsula salió con la madre de Simón para encargarse de todo el papeleo.— Haré todo lo necesario para hacerte entrar en razón que quedarse tras un escritorio con tu talento es una maldita locura.

—Dije que no me hables —miré la tablet con atención.

—No te tengo miedo tampoco —respondió desafiante.

—¿Que pasó me estas dando el lado sordo? ¡No me hables! —dije con más ánimo.

—¿Sabes lo que haré? En este mismo momento te voy a poner una denuncia por discriminación en alguna ONG de sordos y además hablaré con mis jefecitas sobre el bullying sistemático y mediático que me estas haciendo —se cruzó de brazos y soltó una sonrisa. Tuve las intenciones de aguantarme la risa pero no pude.— Tarada.

—Perdón, lo último que dije fué cruel —rió.

—¿Que cosa dijiste? —respondió riendo con los ojos chinisimo.— Ok, te perdono... Gracias por pensarlo, tomaste la decisión correcta.

—Esto no significa nada, tenemos que esperar a salir de la operación y que todo salga bien, Amelia se puso muy feliz cuando le conté sobre esto —suspiré mirando los papeles.— Espero que todo salga bien, esa mamá vino desde muy lejos.

—No lo dudo —agregó con seguridad.— Además estaré contigo en el pabellón, nada puede salir mal. Todo va a estar bien, solo tienes que volver a creer en lo buena que eres amiga.

—Voy a estudiar un poco, gracias amiga, eres la mejor. —dije con una sonrisa, me dió un abrazo fuerte y salió de la sala.—

Me llené de miedos y dudas, la verdad es que no sabía si estaba del todo lista para volver a las operaciones grandes pero por otro lado ya habían pasado varios meses. Entré a la salita de descanso y lo primero que vi fueron las cosas de Peter aun cubiertas por el vidrio, entonces me acerqué por primera vez y miré todo detenidamente, llamé a una persona de mantenimiento para que lo quitara.

—¿Estás segura? —preguntó Santiago cuando Oscar estaba sacándolo.

—Si —lo miré con una sonrisa.

—¿Estas bien? —preguntó y se acercó para darme un abrazo, me quedé varios segundos en sus brazos pero la verdad lo hice porque lo necesitaba, cuando el vidrio salió definitivamente me acerqué a su cosas, estaba su bata con poco polvo considerando el tiempo que tuvo, miré detenidamente y solté una sonrisa, entonces decidí descolgarla, en el cajón pequeño estaban sus gorros con diferentes divertidos diseños, su favorito era el personalizado con dibujos de Alle y Bauti. Estaba de rodillas mirando todo hasta que sentí la mano de Santiago en mi hombro.— ¿Quieres que te deje sola?

—No hace falta —sonreí y tomé un bolso que estaba ahí.— Voy a sacar estas cosas de acá. Me parece que ya está, demasiado trato especial es momento de ser una más nuevamente.

Aún hay algoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora