Le pedí a Tincho que me dejara unos minutos porque me estaba llenando de preguntas estúpidas y no tenía paciencia para esto, además, ni siquiera debería ser tema el regreso de Lali, se fue hace tanto que ya no me parecía importante.
Entré a urgencias escapando de todos los que estaban dándole la bienvenida a nuestra compañerita.
—¿Eres el voluntario de esta tarde? —rió el doctor Furriel mientras firmaba papeles.
—En realidad estoy escapando —miré hacía todos lados. —Pero no del trabajo, de mis compañeros.
—Entonces hoy es tu día de suerte, vienen ambulancias en camino, un choque con múltiples heridos. —tomó una bata amarilla y el buscapersonas para llamar al resto. —Por ser el primero, estarás conmigo —me dió dos golpes en la espalda y salió en búsqueda de la ambulancia, obviamente lo seguía pensando.
¡Quizá mi día puede mejorar!
Miré las nubes pensando si realmente podía mejorar, en ese momento todos llegaron corriendo.
—Niño, 7 años, encontrado bajo el auto, múltiples fracturas y está inconsciente. —dijo el paramédico que lo estaba bajando de la ambulancia. —La madre viene en la siguiente ambulancia. —informó.
—Lanzani, conmigo. —lo miré. —Avisale a la Dra. Mitchell que tenemos un niño acá. —dijo mientras movía la camilla lo más rápido posible. El niño se veía bastante mal.
Lo pusimos en la sala de ingresos para tomar sus signos vitales y sacar toda la información posible, en cuanto lo conectamos nos dimos cuenta que estaba luchando por su vida con muy poca fuerza.
—Pulso débil. —dije examinando. —Múltiples fracturas torácicas. —miré el papel que nos dieron los paramédicos. Mientras Shay miraba la pantalla y daba órdenes para suministrarle medicamentos.
—Tenemos que llevarlo a pabellón, ahora. —dijo mirando a Furriel. —Puede sufrir una trombosis —mientras yo pensaba lo débil que estaba para superar una operación. —Lanzani, pide un quirófano, es una urgencia. Saquemoslo de acá ¡Vamos! ¡No tenemos tiempo! —gritó.
—¡El dos! —grité mientras sacaban la camilla del lugar y salí corriendo tras ellos, en ese camino, me crucé a Lali nuevamente pero tuve que ignorarla porque mi atención ahora estaba con ese niño que luchaba por su vida, entre tanto escuchaba los gritos de su mamá preguntando desesperadamente por él.
Estaba junto uno de los mejores médicos de Pediatría y Trauma en un quirófano, pensando en cómo mejoró mi día, quizás mi intuición no me falló tanto después de todo. Puse atención a cada paso que hicieron la cirugía y como trabajaron en equipo para salvarle la vida a ese niño.
—Dra. Mitchell, la madre del niño quiere saber el estado —¿Qué? ¿Que hacía Lali acá? ¿No se suponía que hoy venía por el papeleo?
—Vamos a informar en cuanto salgamos del quirófano —respondió la doctora mientras continuaba en lo suyo y luego la miró —¿Eres nueva?
—Sí, mi nombre es Mariana Esposito. —se presentó. —Permiso, doctora. —se retiró sin nisiquiera mirarme.
Mientras las horas seguían pasando en nuestro pabellón y mis brazos estaban bastante adoloridos de tanto sostener cosas que me pedían, me sentía privilegiado después de todo.
Finalmente la cirugía terminó, ambos me enviaron a hablar con los familiares.
—Permiso. —entré a la habitación de la madre, estaba acompañada de Lali ¿así será todo el tiempo? ¿tendré que encontrarla a cada paso que doy? —Sra. Parker, soy el Dr. Lanzani, estuve en la intervención de su hijo. Podemos decir que la operación fue todo un éxito, aun así, las próximas veinticuatro horas serán cruciales para él, hemos podido sanar las hemorragias internas producto del golpe y ayudarlo a respirar por su cuenta, lo que es muy positivo, no tiene daños cerebrales pero sí está muy débil —ella lloraba mientras yo le daba la información. —Cualquier novedad que tengamos, se la daremos. —aseguré.
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Aún hay algo
Hayran KurguDos jóvenes médicos vuelven a reencontrarse en su internado después de años, ambos con un presente muy diferente y un pasado sin superar.