Aun hay algo 2 - 33

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Estaba completamente perdido en ese lugar, no me miraba y yo no tenía idea que hacer, trataba de llamar tu atención pero era imposible, saqué mi celular para llamar a una ambulancia pero decidí intentarlo por última vez.

—Mi amor —me quité la chaqueta.— Peter, me escuchas? —estaba completamente congelado, tenía los labios hasta de otro color.— El agua está fría mi amor, tienes que salir de acá.

—Tienes que irte de acá —dijo sin mirarme.—  Tienes que salir porque ya saben que estoy acá y me hablaron —se le caían las lágrimas.— Estás en peligro, los chicos ¿Donde están? Escúchame —me tomó la cara estaba congelado.— Tienes que irte a un lugar seguro —le temblaba el mentón cuando me hablaba.— ¿Lo entiendes? Busca a Euge y dile que estás en peligro, yo voy a esperarlos acá.

—Mi amor —dije completamente rota, verlo así me destruía por completo.— No están acá, no hay nadie —mientras lo acariciaba con delicadeza.— Este es un lugar seguro.  —negó mientras lloraba.

—Es que no lo entiendes, están acá porque los escuche —me dijo llorando.— Mi amor, por favor anda a otro lado, busca a Eugenia y dile que te saque de acá, estoy arruinando todo como siempre, seguramente tu vida era mejor con él, buscalo a Miguel y dile que estas peligro, no me voy a enojar contigo, lo entiendo pero ellos me quieren a mi.

—No hay nadie acá mi amor —dije llorando también, porque no lo resistí ya no tenía mas fuerzas para toda esta mierda.— Por favor tienes que ayudarme a salir de acá, todos están muertos... Nick y la tropa que te encontró se encargaron de ellos, nadie va a venir hasta a casa, estamos seguros. Mirame, te prometo que estamos seguros —logré que me mirara a los ojos, asintió y se puso de pie con mucha dificultad. Lo guardé en una toalla y lo saqué del baño haciendo toda la fuerza del mundo hasta que llegamos a la cama.

—Me corté la mano —me mostró, estaba completamente perdido.— ¿Donde vas? —preguntó.

—A la cocina —dije.

—No vayas —respondió.— Hay un desastre —no sabía que le pasaba, se le caían lágrimas solitos.— Dejame ordenar y luego.

—No —respondí en su misma condición.— Voy a ir yo —dije con una sonrisa y me limpié las lágrimas.— No te muevas de la cama, por favor.

Ordené lo que pude, tiré todos los vidrios en un plástico que iba a sellar porque era demasiado peligroso tirar la basura de esa manera. Preparé una sopa bastante improvisada en cosa de segundos, no podía dejar de llorar porque estaba completamente sobrepasada con esta situación, llamé a Brenda que se haría cargo de los chicos mientras yo solucionaba todo acá y regresé a la habitación con una sopa para él.

—¿Lo imaginé todo, no? —me dijo más tranquilo.— Estaba todo tan oscuro, los escuchaba hablarme acá, hace días que estoy con pesadillas así. —puse la bandeja en la cama.

—Está caliente, cuidado —dije limpiandome las lágrimas y suspiré, no podía ni mirarlo.— Terminate todo, dale? Voy a ordenar un poco la cocina y el living, tengo que quitar la sangre, los chicos están con Brenda —asintió, por  lo menos estaba más tranquilo.— Ya vengo.

Regresé a ordenar el huracán, después preparé una mochila para los chicos que Richie vino a buscar, lo mejor es que no regresaran acá en estas condiciones podían asustarse un poco, llamé a Euge para dejarla al corriente con  la situación y cuando terminé todo después de casi una hora entré nuevamente a la habitación, se veía mucho más tranquilo.

—¿Ya cenaste? —preguntó y asentí, era una mentira, tenía un nudo  en la panza tan grande que no me daba para un bocado.— Yo de verdad los escuché La —me dijo y se quebró nuevamente.— En mi oído, como hacían allá en la mitad de la  noche, a veces eran ellos otras veces eran ratas. Hice mierda todo, perdón —asentí muy triste, no sabía qué decir, tenía tan pocas energías que no me salía nada.— La puta madre, por favor mira lo que eres —yo estaba de rodillas en la cama con un rodete desordenado en la cabeza.— Te mereces toda la felicidad del mundo, capaz la tenías y yo caí de golpe. —negué y me limpié las lágrimas.— Entiendo que soy una carga pesada ahora, es que... ni siquiera pude defenderte de ese hijo de puta que te estaba jodiendo, no soy útil.

Aún hay algoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora